Las tres campanas de La Portellada ya vuelven a doblar tras ser restauradas
Se han conservado antiguas piezas del soporte que serán musealizadasLas campanas de la iglesia parroquial de La Portellada, llamadas Damiana, Maria y Javiera (antes Micaela), han vuelto a su sitio original en el campanario del templo, después de iniciar el pasado mes de febrero un viaje que ha durado más de mes y medio hasta La Puebla de Alfindén, donde los operarios de la empresa Pallás han procedido a su restauración.
Los vecinos de la Portellada, encabezados por su alcaldesa, Gloria Serrat, recibieron a las tres históricas campanas con gran expectación. Desde los pies de la iglesia siguieron atentos el ascenso de Damiana, Maria y Javiera hasta lo más alto del campanario, donde volvieron a ser fijadas para que sigan repicando tal y como lo han hecho en los últimos 229 años.
Aunque la intención inicial del proyecto de restauración pasaba por que la recuperación mantuviera todos los elementos históricos del soporte de las campanas, esto es, que pudieran mantenerse los yugos de carrasca, los badajos y los tirantes de hierro originales, finalmente no ha podido ser así por motivos de seguridad. Según explicaron fuentes conocedoras del proceso de restauración, la empresa Pallás desaconsejó mantener estas partes y procedió a construir nuevos elementos de soporte que replicaban los originales. En cualquier caso, las mismas fuentes señalaron que el resto de elementos antiguos se han conservado con la intención de realizar una futura musealización de todo el conjunto.
La restauración de las tres campanas del pueblo ha deparado alguna sorpresa inesperada, como fue que se descubriera, durante el proceso de restauración, una pequeña cápsula del tiempo escondida dentro de los yugos de la campana Javiera con una nota del 16 de marzo de 1971 donde se dejaba constancia de los nombres de los vecinos que colaboraron en la su subida al campanario de esta pieza. Además, como curiosidad, en los yugos de la campana Damiana (la más grande) aparecieron cuatro balas de cañón, posiblemente de las guerras castellanas o catalanas del siglo XVIII o de época napoleónica. Se cree que estas piezas pudieron haber sido utilizadas en las campanas para hacer de contrapeso.
Las tres campanas
La campana mediana de la iglesia de La Portellada, María, fue fundida en el año 1794, aunque no consta el constructor. No obstante, se puede atribuir su realización al entorno de la familia Argos, que eran maestros campaneros. Igualmente, la campana grande, de nombre Damiana, fue fundida, a pie de torre, por Antonio Argos en el año 1796. Argos era maestro campanero y vecino del lugar de Isla (Cantabria). Finalmente, la pequeña de las tres campanas, Javiera, fue refundida en el año 1970 por Carlos Perea, campanero de Miranda de Ebro. Esta tercera pieza había sido fundida también a pie de torre por Antonio Argos en el año 1796, tenía el nombre de Micaela, pero fue tirada del campanario durante la guerra civil, se agrietó y por ese motivo tuvo que ser recuperada en la década de los 70 del siglo XX.