Las alfombras de Aguaviva homenajean al medio rural y rechazan la desertificación

Media docena de brazos emergiendo desde las diez comarcas de la provincia para sujetar con fuerza una pancarta con el lema “Salvemos Teruel” y rodeados de los logotipos de Teruel Existe, Soria Ya, la España Vaciada y la Federación de Asociaciones Vecinales. Este, junto al rostro de José Antonio Labordeta, fueron los dos mosaicos más aplaudidos de las alfombras del Santísimo Misterio de Aguaviva, que este año homenajearon el medio rural y alertaron de la posibilidad de que se convierta en un desierto demográfico.

El kilómetro de tapices, que como cada 28 de agosto apenas duró dos horas porque sus dibujos quedaron difuminados al paso de la procesión, cumplía este año tres décadas desde que la festividad fue recuperada por la Asociación Cultural Caliu, que junto al diseñador Manuel Valencia decidieron en 1989 por primera vez colorear serrín para componer unas alfombras con las que conmemorar el milagro por el que, según cuenta la tradición, un incendio destruyó la iglesia en 1475 pero se salvaron una cruz de plata y varias sagradas formas. 

Creyentes o paganos, los aguavivanos se volcaron un año más con esta costumbre de hacer tapices, que siglos atrás se componían con material vegetal. “Cuando ves este nivel de colaboración hay que seguir de cabeza”, dijo David Valencia, que al fallecer su padre cogió el relevo de los diseños.

Este año tocaba la España Vaciada. Tras la multitudinaria manifestación del 31 de marzo en Madrid, en Aguaviva no se hablaba de otra cosa. “Todo el mundo fue a la manifestación, es un pueblo que se vuelca en este movimiento y en Semana Santa surgió la chispa” de dedicar las alfombras a la revuelta rural.

Tras consensuarlo con el Ayuntamiento y las plataformas Teruel Existe y Soria Ya, se pusieron manos a la obra con los diseños, que el martes por la noche quedaron dibujados –gracias a enormes plantillas– y en la mañana del miércoles se colorearon con serrín de varios colores y yeso para los blancos.