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La Unidad Militar de Emergencias se ejercita entre los escombros de la chimenea derruida de la térmica La Unidad Militar de Emergencias se ejercita entre los escombros de la chimenea derruida de la térmica
Efectivos de la UME durante un simulacro de rescate entre los escombros de la chimenea de la térmica

La Unidad Militar de Emergencias se ejercita entre los escombros de la chimenea derruida de la térmica

Los militares han realizado ejercicios para mejorar su capacidad operativa
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Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) del BIEM IV han participado durante varias jornadas en un simulacro de rescate de personas entre los escombros de la chimenea de gases de la antigua central térmica de Andorra de la compañía Endesa.

Profesionales de la Unidad, acompañados de perros especializados, se han ejercitado entre los restos de hormigón procedente de la voladura de la chimenea de 343 metros demolida el pasado 16 de febrero. La UME realiza este tipo de ejercicios de instrucción de forma periódica con el objetivo de mantener sus capacidades operativas en caso de emergencia real.

La voladura de la chimenea produjo alrededor de 25.000 toneladas de escombro de hormigón. Sus restos dibujaron un escenario muy similar al derivado del colapso de edificios y estructuras como consecuencia de catástrofes naturales o en situaciones bélicas y eso ha permitido a los militares realizar su ejercicio de instrucción en un entorno de parecidas características a los escenarios reales de riesgo a los que se enfrentan en el rescate de seres humanos en situaciones extremas.

Voladura

Endesa realizó hace unas semanas la voladura de la chimenea de la central de Andorra, un paso más en el proceso de cierre y desmantelamiento de las centrales de carbón que la compañía está llevando a cabo y que completará en la península en el año 2027. La demolición, junto con la voladura de las torres de refrigeración llevada a cabo el pasado mes de mayo de 2022, supuso un hito, no solo por el simbolismo de la estructura, sino también desde un punto de vista técnico, según enfatizaron fuentes de Endesa. Para su demolición fue necesario diseñar un exhaustivo procedimiento con el objetivo de garantizar unas condiciones absolutas de seguridad.

La voladura de la chimenea estuvo soportada por un proyecto específico en el que se analizó estructuralmente la afección de los trabajos, la dinámica de la voladura, su secuencia, dirección de caída, medidas mitigadoras de las afecciones, medidas de vibraciones y puesta en seguridad de todos los elementos y estructuras afectadas. En el proyecto se fijó un radio de seguridad de 600 metros y la demolición se realizó mediante el empleo de cargas de explosivo confinadas en barrenos de pequeña longitud con el objeto de conseguir una cuña desestabilizadora.

La voladura produjo alrededor de 25.000 toneladas de residuos (básicamente hormigón), que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental, según fuentes de Endesa. Estos residuos serán valorizados en obra al ser usados como material de relleno por su carácter inerte. El residuo del hierro, que constituía la armadura del hormigón armado, se revalorizará para su posterior uso, añadieron las mismas fuentes.

La chimenea de la central tenía 343 metros  de altura, 23,5 metros de diámetro en su base y 9,5 metros de diámetro en la coronación. Fue construida entre 1978 y 1979 en hormigón y su peso aproximado era de 25.000 toneladas.