La sarna en la cabra hispánica ‘salta’ al Maestrazgo desde el Matarraña
En Ejulve y el norte de Villarluengo se han visto ya los primeros ejemplares afectados por la enfermedadLa enfermedad de la sarna sarcóptica ha diezmado la población de cabra hispánica en la Comarca del Matarraña. El conteo que están terminando de realizar estos días los Agentes de Protección de la Naturaleza (APNs) del Gobierno de Aragón evidencia un descenso considerable del número de ejemplares, en un porcentaje que supera de manera generalizada el 75% y que en algunas zonas podría estar ya al 90%, según fuentes del departamento de Medio Ambiente.
La expansión de la enfermedad es un hecho, y se da por seguro que tarde o temprano acabará extendiéndose en todos los términos municipales en donde hay población de cabra hispánica. En otoño del año pasado se detectó el primer ejemplar en Ejulve, así que a día de hoy se da por hecho que la enfermedad ha llegado al Maestrazgo, donde Ejulve, en mayor medida, y el norte de Villarluego tienen presencia de ejemplares infectados.
La sarna se ha extendido como lo que es, una plaga mortífera, en los últimos años en la Comarca del Matarraña. Los responsables del departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente explican que la enfermedad avanza "como una mancha de aceite" que va colonizando ejemplar tras ejemplar. Pararla es imposible cuando se trata de fauna salvaje, pues "su control es tremendamente difícil", comentó el jefe del servicio de Caza y Pesca del departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón en Teruel, Pedro Artigot.
La sarna afecta a la población de cabra hispánica de los Puertos de Beceite desde 2014. Durante varios años estuvo avanzando por la comarca catalana de la Terra Alta hasta que pasó a la parte turolense, al Matarraña, en 2017. La llegada de la enfermedad, enormemente contagiosa, a la provincia de Teruel (en Beceite) sorprendió tanto entonces como ahora lo ha hecho el salto a Ejulve. En 2017, el primer ejemplar afectado por sarna que fue cazado en la provincia de Teruel se encontraba a 15 kilómetros de distancia de donde se encontraba el brote de la enfermedad en la provincia de Tarragona. Hasta 2017, la velocidad de propagación de la pandemia de sarna era de cinco o seis kilómetros anuales. Ese salto era de más del doble de esa distancia.
Un salto o una continuidad
Ahora, con el salto -o no- a Ejulve ha pasado algo parecido. Lo que ocurrió en 2017 en el Matarraña guarda similitudes con lo que ahora están detectando los APNs y cazadores en la comarca del Maestrazgo. El primer ejemplar afectado por la enfermedad en este territorio se localizó en octubre pasado a varias decenas de kilómetros del foco principal en la provincia de Teruel, el del Matarraña, sin que se hayan encontrado otros animales infectados en las tierras que se encuentran entre medias, en el valle del Guadalope. Así las cosas, ahora se tratará de ver si la llegada al Maestrazgo de la sarna es realmente "un salto" o una expansión continuada.
Según el jefe de la sección de Caza y Pesca del Gobierno de Aragón en Teruel, "la pandemia de la Covid-19 ha hecho que este año las condiciones de caza sean muy especiales", puesto que "se ha cazado poco". En este sentido, dijo, "tampoco tenemos la seguridad de que no haya puntos intermedios con ejemplares infectados". Además, hay que tener en cuenta, según señaló Pedro Artigot, que la zona de Ejulve tiene mayor densidad de población de cabra hispánica, mucho mayor que el valle del Guadalope, de manera que "tampoco estamos seguros de que no haya más ejemplares afectados entre el Matarraña y el Maestrazgo".
El coordinador de los APNs de la zona del Bajo Aragón, Javier Escorza, puso de manifiesto que en el Maestrazgo no se ha detectado hasta ahora una disminución significativa de la población de cabra como sí ha ocurrido en el Matarraña. "Se ha visto algún ejemplar afectado, el primero en otoño de 2020, pero después de eso solamente hemos visto algún animal más afectado", indicó.
En cualquier caso, los técnicos del departamento están convencidos de que el avance de la enfermedad será imparable en el Maestrazgo. Probablemente, los efectos de la presencia de sarna en ejemplares adultos empezará a notarse en este territorio "en la próxima temporada de caza", señaló el coordinador de los Agentes Forestales.
El departamento de Agricultura ya ha informado a los cotos y municipios afectados de la situación, indicó Escorza. No puede ser de otra manera, puesto que, como ya pasó en el Matarraña, en el Maestrazgo se notarán tarde o temprano las consecuencias de la enfermedad en los aprovechamientos cinegéticos. En este sentido, Pedro Artigot hizo hincapié en que la sarna"es una enfermedad muy complicada de tratar" y que "lo único que se puede hacer es regular la población, aprovechando los machos antes de que puedan morir", es decir, aumentar los cupos y permisos de caza antes de que los animales resulten infectados y pierdan valor en el mercado.
Según el jefe de la sección de Caza y Pesca, "al tratarse de fauna salvaje, lo único que se puede hacer es bajar la densidad de animales en los alrededores a donde se encuentra el foco, para que su expansión sea más lenta".
En Aragón se han adoptado dos medidas para luchar contra la enfermedad, por un lado, la concesión de permisos extraordinarios de caza, que se han ido ampliando conforme la enfermedad se ha extendido. El objetivo ha sido reducir la población de animales para disminuir el riesgo de propagación. También se autorizó el empleo de pienso medicalizado, aunque en la eficiencia de esta medida se tiene mucha menos confianza, puesto que ya se aplicó en Cataluña sin grandes resultados.
Según Artigot, el aumento de los cupos de caza "persigue el aprovechamiento cinegético de la especie, para intentar evitar que estos recursos se pierdan". El incremento del número de permisos para la caza de machos y hembras tiene busca reducir la densidad despoblación para que sean los más resistentes los que acaben sobreviviendo y terminen conviviendo con la enfermedad.
Esta medida ha venido acompañada del establecimiento de protocolos dirigidos a conocer el estado de la población de cabra. Los cupos de caza extraordinarios entregados a los cazadores vienen acompañados de la obligatoriedad de enviar muestras del animal cazado -un trozo de la piel y sangre- a los servicios de Medio Ambiente, muestras que se analizan en la facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza.
Los trofeos
Los trofeos cinegéticos van en relación directa al desarrollo de la cuerna de cada animal, dependiendo de la longitud de ésta, de su grosor, homogeneidad y simetría. Su valor varía según distintas baremaciones, en las que los machos de más de 10 años suelen ser los que tienen mayor valor. El precio medio de un macho Medalla de Oro de más de 10 años y un buen desarrollo de la cornamenta suele estar por encima de los 6.000 euros, variando a más o a menos, según la zona, comentó Artigot. No obstante, puntualizó, "no todos los machos son considerados una Medalla de Oro".
En la provincia de Teruel y en lo que respecta a esta especie "todavía estamos en periodo de caza", señaló. Las hembras se pueden cazar hasta finales de marzo y los machos hasta mayo. El problema, recordó el jefe del servicio de Caza y Pesca, "es que con la pandemia de Covid-19 y las restricciones de movilidad, los cazadores no se pueden desplazar desde fuera hasta nuestra comunidad autónoma", y se da la circunstancia de que la mayor parte del "mercado de trofeos" no está en Aragón. La falta de movilidad desde el exterior provoca que cotos y ayuntamientos que tienen los trofeos de caza adjudicados pueden venderlos al precio deseado.
Afección de más del 75% en el Matarraña, con zonas que pueden llegar al 90%
En la Comarca del Matarraña, la enfermedad ya ha mermado la cabaña de cabra en un 75%, según las estimaciones del departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente. "En Sierra Nevada, hace 10 o 12 años, la mortalidad llegó a ser del 90-95% y en Jaén similar, porque es una enfermedad muy devastadora, así que llegar a esos porcentajes aquí no sería de extrañar", indicó el coordinador de los APNs del Bajo Aragón, Javier Escorza.
Los técnicos del departamento de Medio Ambiente no se atreven a afirmar que la especie está llegando a niveles de resistencia en el Matarraña. Podría ser más pronto que tarde, pero “hace falta más tiempo para confirmar que la cabra hispánica está conviviendo en esta comarca con la enfermedad”, señaló Escorza. A su juicio, con incidencias superiores al 90%, aunque puedan seguir apareciendo animales infectados, se cohabita con la sarna".
Por su parte, el jefe del servicio de Caza y Pesca de Teruel, Pedro Artigot, explicó que los APNs “acaban de terminar los censos de este año y no tenemos números disponibles”. No obstante, “la impresión es que la afección es importante, pero que todavía quedan animales afectados". Es decir, "no se puede afirmar que hay una zona en la que todos los animales que se ven son sanos”, añadió.
Los conteos de animales que realizan los técnicos del departamento de Medio Ambiente prácticamente están casi terminados. La cabra, apuntó el jefe del servicio de Caza y Pesca de Teruel, Pedro Artigot, "es un animal fácil de detectar y observar". Su censo de población se realiza por observación directa, mediante la división del territorio en parcelas, en las que se van enumerando el número de animales observados, a los que se clasifica por edad y sexo. Esta catalogación es la que determina la entrega de los cupos de caza que se repartirán en los cotos en la temporada siguiente.
La previsión del departamento de Agricultura es que la enfermedad se siga extendiendo. "No se la puede parar, porque las medidas sanitarias no se pueden aplicar en la fauna silvestre, donde, lo que suele suceder es que los animales operan con el ecosistema generando resistencia”, mencionó Pedro Artigot, quien se mostró convencido de que "la enfermedad se irá expandiendo a otras zonas de la provincia, mientras las que ahora están afectadas se recuperarán".