La restauración del castillo de Valderrobres arranca en las antiguas cocinas y despensa
La adjudicataria presentará en los próximos días el primer certificado de obra al ministerioLa empresa adjudicataria de las obras de rehabilitación del castillo de Valderrobres, Contrafforte Restauro S.L., presentará en los próximos días la primera certificación de obra al ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, que financia el 50% de la intervención. Las obras han empezado en la conocida como ‘zona de la olivera’, situada en la parte norte de la fortaleza y que carece de cubierta propia, por lo que ha sufrido un mayor deterioro debido a las humedades. Aquí estaban las antiguas cocinas y despensas del castillo arzobispal.
De planta trapezoidal, este área tiene dos niveles de altura y estará en restauración durante al menos tres meses más. El arquitecto redactor del proyecto de recuperación y director de obra, Luis Moreno, consideró que “en los meses de julio y agosto es complicado obtener todos los materiales necesarios, salvo que se realice un acopio con suficiente antelación, así que calculamos que esta parte no estará terminada hasta mediados del mes de septiembre”.
La restauración de esta zona se centrará particularmente en su cubrimiento. Se respetará al máximo la configuración actual de las salas. “Los muros se dejarán como están, sin realizar intervenciones, de acuerdo a las recomendaciones realizadas por el departamento de Patrimonio del Gobierno de Aragón, que no nos permite actuar mucho”, señaló el director de obra y redactor del proyecto.
A partir de lo que el arquitecto denominó “reminiscencias del pasado, ménsulas y otros elementos”, se tiene “una idea de donde están los distintos niveles de altura en esta sala”, cuyo nivel inferior se utilizó como cocina y despensa, mientras que el superior tuvo diferentes funciones a lo largo de los siglos en que el castillo estuvo habitado.
Según manifestó Moreno, “no tenemos muy claro o definido el uso que se hizo de este segundo nivel de la zona de la olivera”, porque “se llevaron a cabo modificaciones a lo largo de los años con el fin de adaptar la zona a las distintas necesidades del momento”. No en vano, el castillo tuvo un inicial carácter defensivo que con los siglos dejó de tener sentido, así que pasó a utilizarse como residencia del arzobispo de Zaragoza. Al parecer, “el nivel más elevado podría haber pertenecido a la parte más defensiva del castillo, si bien cuando éste dejó de tener ese función se produjeron cambios, de manera que las aspilleras, por ejemplo, se convirtieron en ventanas y dejó de haber acceso desde el patio central”, añadió.
En esta sala situada al norte del edificio en restauración se realizará un intervención que podrá ser modificable si en el futuro se considera necesario. “Lo que haremos es cubrir la sala con forjados de madera laminada para proteger del agua de lluvia, lo cual es indispensable para parar el deterioro”, dijo el director de obra. Será “una ejecución en seco y reversible”, de manera que la estructura protectora podría retirarse si en algún momento dado en años venideros se entiende que no es la intervención más adecuada.
Zona en ruinas
Además de esta zona, en el proyecto de restauración figura una segunda donde también se tendrá que intervenir por encontrarse en ruinas y a la intemperie. Se trata de un sala de mayores dimensiones y planta trapezoidal que se ubica en el flanco sureste del edificio. Mucho mayor que la primera, en esta parte las obras se prolongarán durante más tiempo. De acuerdo con los cálculos del redactor del proyecto, al menos siete meses, contabilizando las intervenciones en el interior de la sala y las exteriores, que serán coetáneas, matizó.
“Hay tiempo suficiente para realizar la rehabilitación”, apuntó Moreno. No en vano, la subvención del 1,5% cultural del ministerio de Transportes, Movilidad y Vivienda (antes ministerio de Fomento) da un plazo de dos años a la empresa adjudicataria para terminar las obras contempladas en el proyecto de restauración.
En esta parte del castillo, según Moreno, “además de realizar también un cubrimiento de la sala, se rejuntarán las fachadas al mismo tiempo y a continuación se procederá a la renovación de toda la instalación eléctrica, entre otras actuaciones de menor importancia”.
En cuanto al rejuntado de las fachadas, “existen matacanes que se tendrán que reconstruir si están en muy mal estado y se redefinirán los huecos que sean necesarios”, en definitiva, añadió Moreno, “un trabajo muy meticuloso, porque hay que definir las diferentes fases históricas que ha tenido el castillo y tomar decisiones sobre qué zona tiene que prevalecer frente a otra” para que la evolución histórica del edificio sea fácilmente comprendida para aquellos que lo visiten.
Y es que, tal y como apostilló el redactor del proyecto, “el objetivo de la rehabilitación es que el visitante lo pueda leer de forma más clara las diferentes etapas históricas de la fortaleza”, que primero tuvo esa función, durante la etapa de la Reconquista, pero que después, con la paz posterior, se convirtió en una residencia arzobispal. En ese tránsito entre un uso y otro, el edificio fue ampliado y adaptado a las necesidades de cada momento histórico. Según Moreno, “la fase de ampliación más importante del edificio se llevó a cabo durante la etapa del arzobispo Fernández Heredia, cuando se adhirieron dos salas más adosadas a lo que era el castillo defensivo”.
Tocar lo menos posible
Con todo, “se realizará la menor reconstrucción posible del edificio para respetar al máximo lo que tenemos, aunque si se considera necesario se tendrá que reconstruir algún elemento”. No obstante, Moreno consideró que “lo más importante en este momento es evitar que el agua de lluvia continúe entrando al interior, porque la humedad termina saliendo a través de los muros y el edificio sufre un deterioro progresivo, y eso que este castillo tiene mantenimiento constante y es visitable”.
Dos miniproyectos previos
La rehabilitación del castillo de Valderrobres ha comenzado ahora, aunque durante los meses anteriores, la Fundación Valderrobres Patrimonial acometió dos proyectos de menor envergadura: la delimitación de la plaza castillo y la adecuación del paseo de ronda y conexión de la iglesia con el castillo a través de un pasadizo que se encontraba tapiado. Esta última parte prácticamente está terminada, según informó hace unas semanas la entidad promotora. “Ahora se está terminando con la protección de desniveles y el acondicionamiento definitivo de la plaza”, apuntó el arquitecto.
Ambas intervenciones son una evidente mejora para el edificio, puesto que sus almenas, desde las que se disfruta de unas vistas amplias de Valderrobres, su entorno y los puertos de Beceite, no eran visitables por motivos de seguridad. Ahora lo serán. Además, la recuperación del antiguo pasadizo permite realizar la visita íntegra a la iglesia y a la antigua fortaleza a través de un circuito cerrado.