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La morra, desatada, aspira a ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad La morra, desatada, aspira a ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
Morreros de las provincias de Teruel, Tarragona y Castellón posan para la foto en las escaleras de la plaza de Monroyo. M. N.

La morra, desatada, aspira a ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Jugadores de Teruel, Tarragona y Castellón celebran la declaración BIC del Gobierno aragonés
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El mundo de la morra aspira a que la Unesco declare Patrimonio Cultural Inmaterial el juego de dedos que se practica en varios países mediterráneos de Europa, después de alcanzar figuras de protección al menos en Aragón (Bien de Interés Cultural Inmaterial) y Tarragona. Esta es la principal conclusión que puede extraerse del coloquio La morra más allá del juego celebrado este domingo en Monroyo, en el que jugadores de Teruel, del interior de Castellón y La Rápita departieron sobre la recuperación y desarrollo de esta tradición.

La mesa abierta fue el acto más reflexivo del primer encuentro Jamorrero de Monroyo, que reunió a amantes del Jamón de Teruel DO y a un centenar de jugadores de morra que compartieron una comida de hermandad y un torneo interprovincial.

El coloquio fue dirigido por el monroyense José Ramón Guarc, junto a Rafael Balagué, vicepresidente de la Asociación Morrapita de La Rápita, y el organizador del Campeonato Provincial de la Comunidad Valenciana, José Segura.

“El objetivo es que la Unesco declare el juego como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y no lo digo como algo que pueda sonar utópico sino como una realidad que creemos que es posible porque hay muchísimas regiones de Europa que juegan a la morra. Incluso hay un campeonato que se llama Morramundo en que se juntan sardos, sicilianos, franceses, eslovenos, alemanes... Creemos que el juego tendría que tener ese reconocimiento, para resaltar que ha perdurado una parte de la tradición de los últimos 3.000 años”, explicó Guarc.

En la misma línea se pronunció Balagué, quien aprovechó la reunión para explicar la aplicación educativa de la morra en las comarcas de Tarragona y presentó dos libros. En 2015, el juego de dedos logró en Cataluña ser reconocido como Patrimonio Inmaterial de las Tierras del Ebro. “Ahora, Aragón ha conseguido también un reconocimiento y toda la gente con la que hablamos del Mediterráneo nos dice que no sería descabellado aspirar a ser Patrimonio de la Humanidad porque es un juego milenario, ancestral que ha llegado a muchos lugares y se mantiene; tenemos todos los números para pelearlo”.

BIC de Aragón


El 14 de junio, el Gobierno de Aragón aprobó el decreto por el que se declara BIC Inmaterial el Juego de la Morra en la provincia de Teruel. Este “juego de los dedos” se practica desde la antigüedad en el mundo mediterráneo, con especial presencia en los territorios de la Corona de Aragón y sobre todo en la provincia de Teruel. Pervive de manera casi inalterable con gran presencia en la Sierra de Albarracín, aunque también se juega en la Comunidad de Teruel, Jiloca, Bajo Aragón, Matarraña, Maestrazgo, Cuencas Mineras y Gúdar-Javalambre.

“Esta declaración nos da un empaque. Siempre ha sido un juego festivo y vinculado a la noche, la borrachera y esas cosas, pero en realidad tiene un componente histórico y tradicional que se ha mantenido en las sierras. Es parte de nuestra historia y tradición y a partir de ahora garantizamos su supervivencia” gracias al trabajo en Aragón de la Asociación de Amigos de la Morra, explicó Guarc.

Por su parte, el morrero Luis Cros y portavoz de la jornada jamorrera celebró que la morra esté “empezando a coger una repercusión más allá del propio juego”. Por lo tanto, “lo mejor era juntarnos para compartir ideas y hacer propuestas” de futuro “para que la morra sea más importante de aquí en adelante”.

Marcos Tena, jugador de La Iglesuela del Cid, acudió al encuentro. “Jugaríamos a la morra hasta con 40 de fiebre porque es un juego que engancha. Al principio parece algo muy simple, de sacar números aleatorios, pero poco a poco vas intentando estudiar al contrario. Todos tendemos a sacar un número que se repite más y la clave es intentar acortar el tiempo en que el rival te busca para cogerlo tú antes”, ahondó.

“Es muy de pensar, y de armonía y amistad, porque no nos conocíamos nadie y aquí estamos hablando, jugando y haciéndonos fotos” señaló.

En cuanto a la declaración de BIC, “me halaga porque es un juego con mucha historia pero que se arrinconaba a tardes de fiesta, o con dos o tres tragos de más. Que se reconozca es de agradecer”, concluyó Tena.

Un juego ancestral


La morra se desarrolla entre dos personas que turnándose pueden llegar a ser cuatro. Simultáneamente dicen un número, intentando adivinar la suma de dedos expuestos, no más de diez, que cada uno de ellos muestra, ganando el que los acierta. Iconográficamente, hay escenas del juego en el mundo antiguo representado en relieves egipcios y en la cerámica griega, así como se menciona también en fuentes escritas latinas, como el Satiricón de Petronio en el siglo I d. de C. (capítulo XLIV): “Además era de corazón recto, digno de confianza y amigo fiel. Sin temor podías jugar con él a la morra con los ojos cerrados”.

Se asiste actualmente a un resurgir del juego, aunque nunca se perdió en las serranías turolenses, a pesar del despoblamiento de algunos de sus núcleos habitados.

Es un juego de comunidad, de comunicación, de importante expresividad; es incluso un juego psicológico y mental, que entretiene y de resolución de conflictos; además, contribuye a la relación intercomunitaria y vecinal.

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