La I Jornada Siembra Matarraña impulsa las variedades autóctonas en la gastronomía local

El IES Matarraña de Valderrobres acogió este lunes la I Jornada Siembra Matarraña, un evento organizado por el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (Cita) y subvencionado a través de un Fite. Esta jornada ha sido un paso “clave” para la puesta en valor de las variedades locales de hortalizas y legumbres. Entre los protagonistas destacaron el fesol de Beseit y el garbanzo de La Portellada, dos productos emblemáticos de la comarca que, además de su importancia agrícola, están ganando protagonismo en la restauración. La jornada contó también con la participación de productores, restauradores, investigadores y docentes, quienes han debatido sobre la necesidad de preservar estos cultivos y fomentar su consumo.

Desde el ámbito de la investigación, Cristina Mallor, del Cita, subrayó el impacto del proyecto Siembra Teruel, que ha permitido la creación de un banco de semillas hortícolas en la provincia. “El trabajo del Cita tiene sentido si hay un retorno real. Por eso es fundamental la colaboración entre agricultores, restauradores y docentes. A través de iniciativas como las bibliotecas de semillas, conseguimos que estas variedades vuelvan a cultivarse y que la gente que las produce nos aporte información sobre su comportamiento en diferentes condiciones agroclimáticas”.

El compromiso con la preservación de estas variedades pasa también por la educación. Beatriz Martínez, docente del FP de Cocina del IES Matarraña, destacó la importancia de involucrar a las nuevas generaciones en esta iniciativa. “Nuestros alumnos aún no tienen un conocimiento profundo sobre el valor de los productos autóctonos, pero estamos trabajando para que lo adquieran. Queremos que comprendan que la gastronomía del Matarraña no solo es una oportunidad laboral, sino también una forma de preservar la identidad”, dijo.

De la tierra al plato

Durante la jornada se dio una mesa redonda en la que participaron chefs y productores comprometidos con el producto autóctono. Jemma Markham, de La Torre del Visco, explicó cómo en su restaurante han llevado el concepto de kilómetro cero un paso más allá. “Nos dijeron que no éramos de producto km0, sino metro0, porque nuestro huerto está justo debajo de la cocina. Cada semana revisamos qué tenemos disponible y planificamos los menús en función de lo que da la tierra. La diferencia en sabor y frescura respecto a un producto de supermercado es abismal”.

En la misma línea, Víctor Vidal, productor ecológico, compartió su experiencia en la recuperación de variedades tradicionales. “Cuando monté mi negocio una de las primeras cosas que entendí es que debía diferenciarme. Si llevaba una variedad comercial al supermercado, me la comparaban con los precios de otros distribuidores. Así que opté por cultivar lo que nadie más cultiva, lo que me ha permitido acceder a restaurantes y tiendas que buscan productos exclusivos”, explicó.

Desde la administración, la Diputación de Teruel también mostró su apoyo a esta apuesta por la agroecología y el consumo de proximidad. Javier Ciprés, diputado delegado de Desarrollo Territorial y Lucha contra la Despoblación, explicó la puesta en marcha de nuevos mercados agroecológicos. “Contamos con una partida de 50.000 euros para desarrollar mercados donde el producto local tenga el protagonismo que merece. Nuestro objetivo es que las semillas autóctonas sean cultivadas por productores del territorio y que lleguen a la ciudadanía y a los restaurantes, que son quienes pueden darles valor”.