La DO Aceite del Bajo Aragón cifra en un 30 % la reducción de la cosecha respecto a un año normal
El abastecimiento está garantizado aunque en estos momentos las almazaras se encuentran vacíasEl Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Aceite de Oliva del Bajo Aragón cifra en un 30% la reducción de la producción de la próxima campaña respecto a una cosecha “normal”. De esta forma, se espera obtener entre 12 y 14 millones de kilos de aceite, lo que garantizaría el abastecimiento de la Comunidad Autónoma, su principal mercado.
Los olivos se han visto afectados por segundo año consecutivo por unas condiciones meteorológicas adversas, especialmente por las altas temperaturas registradas la pasada primavera que quemaron la flor. No obstante, la situación varía en función de la ubicación de las explotaciones y se esperan mejores rendimientos en el Matarraña que en el Bajo Aragón, por ejemplo.
En cuanto al incremento del precio del aceite en los lineales, el sector considera que se debe a la caída de la oferta de la pasada campaña unido al aumento de la demanda ante la previsión de que la próxima cosecha también sea mala, que ha llevado a que se haya comenzado a acaparar producto en todos los eslabones de la cadena, incluidos los consumidores.
Merma de la producción
El presidente del Consejo Regulador de la DOP Aceite de Oliva del Bajo Aragón, Alfredo Caldú, aseguró que la previsión es que se recoja el 70 % de una producción normal, lo que se traduciría en una horquilla de entre 12 y 14 millones de kilos de aceite con este marchamo de calidad.
El responsable del sector del aceite y los frutos secos de UPA en el Bajo Aragón, Arturo Peris, comentó que la merma en la producción, sobre todo en los secanos del Bajo Aragón, se ha debido, sobre todo, “a las calores tempranas que quemaron la flor y pararon la producción”. En el Matarraña, sin embargo, la situación es mejor y las últimas precipitaciones han mejorado las condiciones de los árboles. Además, prevé que la calidad será muy buena en todos los casos porque apenas hay picaduras de la mosca del olivo.
Desde la empresa Fernando Alcober e Hijos, Gabriel Alcober coincidió en señalar que en el Matarraña la cosecha será media-alta, pero no así en otros pueblos del Mezquín. “Los olivos han sufrido por la escasez de lluvias de la primavera pero sobre todo por el calor de mayo, que pilló la flor cuajada y la quemó”, explicó.
Ninguno de los dos cree que vaya a haber problemas de desabastecimiento para los consumidores aragoneses, dado que el principal mercado para el Aceite del Bajo Aragón es la Comunidad Autónoma. “Esperamos que haya una buena cosecha. Los precios también van a ser buenos, aunque otra cosa será que se puedan aguantar en el tiempo”, puntualizó Alcober.
Según el empresario, “no va a faltar aceite pero habrá que pagarlo al precio que marque el mercado internacional, aunque puede que se produzcan pequeños ajustes dependiendo de cómo sea finalmente la próxima cosecha”.
En cuanto al aumento del precio, el presidente de la DOP aseguró que “en un mercado totalmente libre, éste viene determinado por la oferta y la demanda con pequeñas distorsiones por la especulación”. “El año pasado hubo una de las peores cosechas de la historia a nivel nacional y la próxima tampoco será buena. Además, también han subido los costes del proceso productivo aunque no se hubieran repercutido si hubiese habido producción”, argumentó.
Alfredo Caldú reconoció que “hay muchas almazaras vacías porque la gente lleva meses comprando”. “Es raro encontrar cooperativas o productores que a día de hoy tengan producto, aunque a algún particular pudiera quedarle algo, no se empalmará con la próxima cosecha”, corroboró Peris.
“Las existencias son cortas o inexistentes. En España a mediados de septiembre suele haber 400 millones de kilos de aceite en stock y ahora hay poco más de 100 porque lo han acaparado los sectores de las envasadoras y la distribución”, dijo Alcober, que no cree que se trate tanto de una cuestión de especulación como de la concatenación de malas cosechas derivadas de las condiciones meteorológicas.
Si las condiciones meteorológicas lo permiten, a mediados de noviembre comenzarán a recolectarse en el Bajo Aragón Histórico las variedades más tempranas, aunque el grueso se producirá a finales de noviembre y principios de diciembre, “por lo que podríamos tener aceite nuevo en el mercado para el puente de la Purísima”, según Peris.
El representante de UPA y agricultor de Valjunquera indicó que este año a nivel nacional la cosecha va a ser muy similar en cantidad a la del anterior pero que no se contará con los remanentes que había entonces después de que la campaña 2020/2021 fuera de récord. “Los precios se han disparado en los lineales del supermercado y, aunque cabe esperar que bajen un poco, seguirán siendo altos porque no hay aceite y la próxima cosecha será mala”, comentó.
Respecto al hecho de que los consumidores hayan podido encontrar en el extranjero aceite de oliva de origen español más barato que en el país de origen, Peris indicó que hay que tener en cuenta cuándo se cerraron esas operaciones.
“Si el consumidor lo compra en una tienda a la abastecieron en julio, el precio será más barato que en aquellas a las que sirvieron en septiembre. Por eso, en otros países donde la rotación es menor, como en Portugal o Francia, puede encontrar un precio menor que en el súper del pueblo”, explicó el maestro almazarero Gabriel Alcober.
Los olivareros explicaron que las partidas tardan hasta dos años en venderse en los supermercados de otros países, por lo que su compra ha sido anterior a la subida de precio experimentada en la campaña actual.
Desde la empresa Fernando Alcober e Hijos, fundada en 1945 en Valdeltormo, aseguró que la subida de precios en origen comenzó en mayo pero que fue en agosto cuando se trasladó al sector de la distribución.
Situación preocupante
“La situación es bastante estresante y no nos gusta nada. Ni al agricultor ni al almazarero nos conviene porque es pan para hoy y hambre para mañana”, sentenció Alcober. Y es que, sostuvo, “la subida de los precios va a provocar que la gente reduzca el consumo, lo que luego podría hundirlos sobre todo si aumenta la producción”.
“Necesitamos una buena cantidad de cosecha y estabilidad en los precios porque de nada nos sirve que los precios sean muy altos si no tenemos producto para vender”, dijo.
En su opinión, con el aceite de oliva ha sucedido algo parecido a lo que ocurrió con el papel higiénico en el inicio de la pandemia. “La alarma generada por los medios de comunicación ha creado una psicosis que ha hecho que se acapare aceite por parte de toda la cadena, hasta el consumidor”, dijo. Según sus estimaciones, en un solo mes se han realizado las compras de aceite habituales para un trimestre y la distribución todavía no ha terminado de aplicar la subida de los precios pagados a las almazaras.
El hecho de que en las cooperativas del Bajo Aragón apenas tengan existencias, o incluso se les haya acabado el aceite, ha contribuido a alarmar a la población turolense, que hecha en falta referencias de la tierra en los lineales. No obstante, Alcober aseguró que “el aceite no se va a acabar en España porque en dos meses empezará la cosecha y habrá nueva producción, aunque los precios tardarán en bajar por la demanda internacional”.
Alcober concluyó que en los próximos meses se producirá una retracción en el consumo y que será en mayo o junio de 2024 cuando se podrían moderar los precios siempre que la previsión de cosecha de la siguiente campaña sea buena, advirtió.
Los analistas advierten de “una de las peores crisis” del sector
El sector del aceite de oliva está sufriendo “una de las peores crisis” de las últimas décadas, que afecta a los agricultores por las inclemencias meteorológicas y a los consumidores por el aumento de precio, según los analistas de la consultora Expense Reduction Analysts (ERA).
La consultora ha destacado el alcance de la crisis del sector olivarero, en un informe difundido este martes sobre los riesgos de esta producción.
ERA se ha remitido a cálculos de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), según los cuales se cosechará entre un 50 % y un 60 % menos de aceituna, y ha recalcado que la falta de lluvias y el aumento de las temperaturas “han jugado un papel clave en la bajada de la producción”.
“Una menor oferta de cultivos básicos conduce a un aumento de los precios en el mercado y, a su vez, del coste de producción. Esto afecta no solo a los consumidores finales, sino también a las industrias alimentarias que dependen de estos ingredientes básicos para la elaboración de una variedad de productos”, según ERA.
Para paliar esta coyuntura, la consultora ha recomendado al sector “una diversificación de proveedores y optimización de la cadena de suministro”.
“Los agricultores y productores deben considerar la diversificación de cultivos, lo que ayuda a reducir el riesgo de interrupciones graves en caso de problemas en caso de, por ejemplo, climas extremos”, según su estudio.
También ha recomendado el fomento de políticas que favorezcan un uso “sostenible” de los recursos naturales: “Los agricultores deben adoptar prácticas que reduzcan la erosión del suelo practicando la rotación de cultivos y que promuevan la conservación del agua implementando sistemas de riego más eficientes”.
Según ERA es conveniente también reducir “la necesidad de pesticidas químicos” y minimizar el agotamiento de los nutrientes de la tierra, así como reforzar la inversión en tecnologías avanzadas.
“Para llegar a capear cualquier tipo de problema se debe contar con la implementación de sistemas de monitoreo y control automatizado en la producción y el transporte de alimentos. Estas medidas pueden contribuir a la reducción de desperdicios y garantizar la calidad de los productos”, de acuerdo con ERA.
Por otra parte, ha señalado que “para mantener una cadena de suministro sostenible en el tiempo, es fundamental mantener una colaboración sólida entre los actores involucrados: agricultores, procesadores, distribuidores y minoristas.
“La comunicación fluida y la coordinación son esenciales para garantizar que los alimentos lleguen a los consumidores de manera oportuna”, según el informe.
La subida en los supermercados es mucho mayor que en origen
El aceite de oliva virgen extra ha subido este año hasta 2,57 euros más (antes de impuestos) en los supermercados que en origen, según un análisis de Facua-Consumidores en Acción sobre la evolución de los precios de 18 marcas en seis grandes cadenas de distribución.
El precio medio del litro de aceite de oliva virgen extra en los supermercados encuestados por la organización ha pasado de 6,91 euros a comienzos de enero a 10,34 a inicios de septiembre, mientras que el precio del litro en origen, según los datos del Gobierno, ha pasado de 4,91 euros en la primera semana de enero a 7,49 en la primera de septiembre (IVA no incluido).
Facua trasladará estos datos al Ministerio de Consumo, ante el que ampliará la denuncia presentada la semana pasada contra ocho cadenas de supermercados e hipermercados por las subidas de precios de los alimentos afectados por la bajada del IVA, según informó este lunes en un comunicado.
La denuncia recogía los datos obtenidos por la asociación hasta el pasado agosto y ahora aportará los relativos a septiembre, en los que las subidas afectan al 49 % de los precios.
Según la organización de consumidores, el real decreto ley por el que se aprobó la rebaja fiscal prohíbe aumentar los márgenes de beneficio en todas las fases de la cadena alimentaria.