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La Dieta Mediterránea también está en peligro en el medio rural La Dieta Mediterránea también está en peligro en el medio rural
Joima Panisello y Nuria Rosich, médico y nutricionista, respectivamente

La Dieta Mediterránea también está en peligro en el medio rural

Las jornadas Alcañiz Soy Sano evidencian pérdida de buenos hábitos en la población
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La Dieta Mediterránea se está abandonando incluso en el medio rural. Las jornadas Alcañiz Soy Sano de promoción de la salud que ha organizado el Ayuntamiento durante los últimos días han detectado que en una población rural como Alcañiz los hábitos de los alcañizanos pueden mejorar y que se ha aparcado el consumo de alimentos que tradicionalmente formaban parte de la dieta familiar. Se cocina menos y, por tanto, se comen menos legumbres, básicas en la Dieta Mediterránea, y, aunque se consume aceite de oliva virgen, no se  llega al mínimo de cuatro cucharadas al día.

Así se puso de manifiesto esta semana en las dos jornadas dirigidas por la médico Joima Panisello y la nutricionista Nuria Rosich, ambas miembros de la Fundación Fomento de la Salud (Fufosa). En su conferencia se pasó un test a los asistentes para que respondieran a preguntas sobre su alimentación, y la conclusión fue que “la gente no cocina tanto como antes, ni tampoco está tan organizada” para hacerlo, “que ha bajado el consumo de legumbres y que aunque mantienen el aceite de oliva como grasa principal en la cocina, no llegan al mínimo de cuatro cucharadas al día”, afirmó Panisello. Igualmente, añadió, “se acude demasiado a las cajas de comida preparada, a las croquetas o a las galletas” que “comportan o bien una gran cantidad de sal, de azúcar o de grasas no cardiosaludables”.

Cuestión aparte son los niños, que no se alimentan lo suficiente por la mañana antes de ir al colegio y que, además, duermen menos horas de las que deberían. “El desayuno que realizan los niños no es el aconsejable y se van al cole con lácteos y unas galletas en el estómago”, según Panisello. Es lo que se desprende de la encuesta que pasaron a los asistentes a las charlas, cuando “el desayuno aconsejable para los pequeños “ha re reunir pan con un chorrito de aceite de oliva, un lácteo y una pieza de fruta, y además deberían tomárselo sentados, con tiempo, antes de marcharse a la escuela”.

 

Dormir las horas necesarias

La falta de hambre que tienen los niños por las mañanas y que impide que se tomen un desayuno saludable, según la doctora, evidenciaría que estos pequeños no se van a dormir a la hora adecuada y que se levantan con el tiempo justo. Otro mal hábito a erradicar, según la médico. Panisello explicó que “no vale levantarse cinco minutos antes para ir a la escuela, porque eso implica que se llegará mal; e igual que un adulto ha de dormir un mínimo de ocho horas, los niños han de dormir más, dependiendo de la edad”. En cualquier caso, el consumo matutino “ha de adaptarse a cada niño, con raciones de pan y fruta más pequeñas”, pero ambas piezas han de estar incluidas en la dieta de la primera comida del día, “una de las más importantes, que ha de representar el 25% del total” de las calorías.

Aunque la mayor parte de las actividades se han realizado por la tarde, los especialistas que han impartido las charlas y talleres de fomento de la salud han acudido a colegios y al instituto, y realizado el mismo tipo de encuestas sobre consumo. 

La doctora Panisello también informó sobre el pan y la leche, dos alimentos sobre los que existen abundantes prejuicios entre la población. “El pan es un muy buen alimento, aunque mejor si es integral”, puntualizó, y “si es de levadura madre y de fermentación lenta, mejor”. En cuanto a la leche, afirmó que “es un gran alimento” y que si otros animales no la consumen “es porque llegado un momento de su edad adulta desarrollan dificultades para su digestión”.

Por otro lado, la médico insistió en la práctica familiar de la Dieta Mediterránea y en que “una de las mejores actividades extraescolares que podemos ofrecerles a los niños es ir a comprar conjuntamente, enseñarles a hacer la lista de la compra, a leer las etiquetas y a escoger los alimentos, además de que es bueno cocinar en casa con ellos y enseñarles a servir y a preparar la mesa”. Es, además “educativo” y “no todo lo es el inglés o las clases de piano, porque lo que les aportaremos en casa lo llevarán siempre dentro, y aunque lo pierdan en la adolescencia, lo recuperarán de mayores”.