La CHE reparará el túnel del trasvase del Matarraña al pantano de Pena

La Confederación Hidrográfica del Ebro(CHE) reparará con carácter urgente el túnel de derivación de agua desde el río Matarraña al embalse de Pena, que se encuentra en el término municipal de Beceite. Las obras consisten en la reposición del revestimiento interior de esta infraestructura, en donde personal del organismo de cuenca detectó "deficiencias" durante una inspección técnica realizada hace dos años. 

Dos tercios del túnel, que tiene cinco kilómetros y medio de longitud, están simplemente excavados en roca, sin revestimiento alguno. Un tercio -aproximadamente dos kilómetros-lo tiene. 

Durante la inspección que realizaron para comprobar el estado de la infraestructura, los técnicos detectaron que el tramo con revestimiento estaba en algunas zonas en estado de ruina. También detectaron un avanzado deterioro de los hastiales de la galería, observando grietas y fisuras, además de irregularidades y acumulación de material sedimentado en la solera provocado por los arrastres del agua o los desprendimientos de roca que se han producido en las zonas que carecen de revestimiento de hormigón. 

Además, en inspecciones posteriores, se comprobó que, tras varios episodios de lluvias el deterioro iba a mayores. Toda esta situación llevó a la CHE a limitar el caudal de entrada desde el río Matarraña a sólo 1,5 metros cúbicos por segundo para evitar un mayor deterioro en tanto no se ejecute la obra, cuando el corredor puede acoger un caudal de hasta 8,5 metros cúbicos por segundo tras un recrecimiento del azud realizado en 1996.

La reparación del túnel se ha considerado una medida urgente, dado lo necesario de esta infraestructura para el almacenamiento de agua. Es una infraestructura fundamental para el llenado y explotación del embalse y para la explotación hidrológica de la cuenca del Matarraña. El embalse de Pena es el ‘manantial’ del que beben unos 11.500 habitantes de poblaciones situadas en la cuenca del Matarraña, además de hacer de suministro de agua de riego para alrededor de 2.500 hectáreas.

Por otra parte, de continuar el deterioro, los técnicos estiman que el túnel podría acabar colapsando, por lo que la reparación de las patologías permitirá no sólo subsanar todas las deficiencias detectadas, sino devolver a la infraestructura su capacidad hidráulica original. 

Las obras

La actuación tendrá como objetivo la retirada del material cementado y que se ha ido acumulando en la solera de los derrumbes que se han producido en el interior del túnel y de los arrastres de gravas del río.

Los huecos producidos en la solera por la erosión del agua se rellenarán y sanearán, además de que también se intervendrá en la retirada de los materiales de la bóveda que estén sueltos o que corran riesgo de desprenderse. Como solución a la reparación del túnel se propone la aplicación de hormigón proyectado en los hastiales y en la bóveda hasta recuperar la sección original y para que evitar mayor degradación.

Cambio de la plataforma

Por otra parte, el proyecto de las obras incluye una ampliación de la zona de maniobras y la sustitución de la plataforma actual elevada de hormigón por otra metálica abatible de altura libre, lo que facilitará las maniobras de apertura y cierre de las compuertas del túnel que realizan los operarios del organismo de cuenca cuando abren o cierran la entrada de caudales.

Ejecución de 18 meses para que la derivación haga su función

La obra saldrá a licitación por un montante superior a los 460.000 euros. La ejecución estará condicionada al régimen hidrológico del río Matarraña y a las necesidades de explotación del embalse de Pena, por lo que la obra, que podría ejecutarse menos tiempo, se ha previsto realizar en un año y medio, 18 meses. 

No en vano, se considera prioritario que el trasvase de agua pueda continuar realizando su función. Este túnel representa la principal fuente de aportación de caudales al pantano de Pena. Alrededor del 50% del almacenamiento de este embalse procede del trasvase del Matarraña en cabecera, aunque en 2017 llegó a representar el 70%, según consta en los registros de la CHE.

Por otra parte, se tendrán en cuenta los impactos que puedan producirse en la avifauna del entorno, especialmente sobre el águila azor perdicera, por lo que todas las actividades de ruido se tendrán que realizar fuera de la época de reproducción y cría de esta especie (de febrero a junio). También se evitarán obras en los meses de abril y mayo (periodo de reproducción del cangrejo común) y entre diciembre y marzo (freza de la trucha común). Se actuará durante el periodo de estiaje, cuando el caudal del río es más bajo.