La catedrática Carmen Morte detalla cómo fueron las 24 horas que Carlos V pasó en Alcañiz
La historiadora de la UZ imparte una conferencia sobre la visita del Emperador en 1528El rey Carlos I de España y V de Alemania, Carlos de Gante, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, se alojó en Alcañiz el día 26 de mayo de 1528, fue recibido, entre otras personalidades, por Juan de Lanuza, Comendador Mayor y Lugarteniente general de Aragón y, al día siguiente, tras oir misa en la iglesia de Santa María la Mayor, juró los ‘Privilegios, fueros, usos, libertades, y franquezas de la villa de Alcañiz’.
La catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, Carmen Morte, dio a conocer este miércoles en Alcañiz algunos de los detalles de la visita a la Ciudad de los Calatravos del que fue uno de los hombres más poderosos del mundo. La investigadora impartió en el Palacio Ardid una conferencia en la que dio a conocer algunas de las curiosidades de la efímera estancia del nieto de los Reyes Católicos: dónde se alojó, cuánto tiempo estuvo, quién lo recibió y qué preparó el Concejo de la Ciudad para agasajar al que desde 1518 ya era el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico tras la muerte de su abuelo Maximiliano I.
“El emperador iba acompañado por un séquito en el que figuraban destacados miembros de la nobleza, así como los Comendadores de Santiago y Calatrava”, explicó la investigadora, quien detalló en su conferencia toda la pompa con la que fue recibido el rey: “salieron a recibirlo Juan de Lanuza, los Jurados de la villa, los Consejeros, los nobles y todos los oficios, cada uno de ellos con sus banderas”, enfatizó la catedrática de Historia del Arte, que también dirige el Instituto de Estudios del Renacimiento.
Acompañamiento
Al rey y emperador le esperaron los alcañizanos en la plaza de la iglesia de Santa Lucía, hoy desacralizada, y su entrada en Alcañiz “fue acompañada de salvas de escopeta y música”, detalló Morte, además de un suntuoso enramado de calles que no brillaron todo lo que habría gustado, porque el emperador llegó casi al anochecer, por lo que la calle Mayor se iluminó con antorchas, explicó la historiadora.
“Como no pudieron hacerle un recibimiento mejor, le invitaron a volver en otra ocasión para estar más días, aunque nunca más volvió”, detalló Morte durante su conferencia, en la que puso de manifiesto que el rey no se fue con las manos vacías: “le entregaron 400 ducados de oro”, ya que “estaba muy necesitado de dinero para financiar todas las guerras en las que estaba el imperio”, y, además, abundante comida para mantener a todo el séquito que le acompañaba hasta llegar a Caspe, que era su siguiente parada en el camino: “gallinas, pollos, cabritos, jamones, vino tinto y blanco y cebada para los caballos”, enumeró la investigadora.
Según apuntó la catedrática de la Universidad de Zaragoza, el rey “venía de Valencia y se dirigía a Monzón, donde se celebraban Cortes; podría haber escogido para llegar allí la ruta de Tortosa, pero eligió la de Alcañiz probablemente por recomendación de sus consejeros, puesto que aquí estaba Juan de Lanuza, Comendador de la Orden de Calatrava y Lugarteniente de Aragón”, hombre poderoso del reino.
La conferencia de Carmen Morte se enmarca dentro de los actos organizados por el Instituto de Estudios Turolenses (IET) para conmemorar el 75 aniversario de su fundación.