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La Asociación de vecinos de la margen izquierda de Alcañiz reclama soluciones al problema de convivencia que genera Syca La Asociación de vecinos de la margen izquierda de Alcañiz reclama soluciones al problema de convivencia que genera Syca
Un vehículo aparcado en el barrio de Capuchinos cubierto de polvo

La Asociación de vecinos de la margen izquierda de Alcañiz reclama soluciones al problema de convivencia que genera Syca

Reclama una Junta de Portavoces para el polvo que sigue ‘planeando’ sobre el barrio
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La Asociación de vecinos de la margen izquierda (Avemi) de Alcañiz ha pedido al equipo de gobierno PP-PAR que convoque una reunión de la Junta de portavoces para conocer si se han tomado medidas para solucionar el problema de convivencia que genera la actividad industria de la fábrica Sílices y Caolines.

La organización vecinal ha vuelto a poner de manifiesto que el barrio de Capuchinos continúa con una fábrica dedicada a la extracción, lavado y venta de caolín, arenas y arcillas en pleno casco urbano y que a pesar de que se adoptaron medidas correctoras para paliar los efectos del polvo en el barrio, estos se siguen notando. 

Representantes de Avemi han vuelto a pedir una reunión de la Junta de portavoces, después de que la última tuviera lugar en 2016. Desde entonces no han vuelto a saber nada de las medidas que haya podido adoptar el Ayuntamiento en relación a este problema de cohabitación que produce la actividad de esta empresa en un barrio residencial. “No hemos tenido ninguna respuesta, por eso volvemos a pedir información”, reivindicó Mari Cruz Lasheras, una de las portavoces de la asociación.

Mediciones

Los vecinos mantienen que siguen con el mismo tipo de “molestias”, aunque reconocen que desde que se instaló un medidor en la zona para calibrar la cantidad de polvo en suspensión, los datos recogidos evidencian que no se superan los niveles estipulados en la normativa. “No se sobrepasan los 35 días al año de exceso”, afirmó Lasheras, “pero también es verdad que algunas de las medidas sirven de poco”, dijo. Es el caso de la irrigación de los alrededores de la fábrica que la empresa realiza en los días en los que se levanta viento. “Los aspersores funcionan, pero el polvo nos termina llegando igual; la diferencia es que en lugar de ser polvo seco, está mojado, y los coches se llenan de barro”, se lamentó Lasheras. 

Por otra parte, la asociación ha vuelto ha reclamar -lo ha hecho otras veces ante el Consejo de Ciudad y presentando instancias en el registro municipal- que se cobre el alquiler a la empresa por ocupar unos terrenos municipales. 

Aunque años atrás se llegó a plantear el traslado de la empresa fuera del casco urbano -a través de una operación urbanística- aquel plan quedó en un cajón. Pero los vecinos no quieren pronunciarse sobre esa posibilidad o cualquier otra, ya que “nosotros solamente pedimos que se ponga remedio a un problema de convivencia que está generando en un barrio residencial una actividad industrial”, apuntó la portavoz de Avemi, porque “esta fábrica está rodeada por completo por viviendas y lo que está provocando es un deterioro del entorno, que no mejora para nada y en el que nadie quiere invertir”, manifestó.