Ignacio Montaner, director general de Endesa en Aragón: “El electrolizador de hidrógeno completa un proyecto que de por sí era estupendo para Andorra”
El desmontaje de la central térmica arrancará la semana del 15 de febrero y en 4 meses tendrá cien empleados, el 80% andorranos y bajoaragonesesEl director general de Endesa, Ignacio Montaner, visitó Andorra el pasado jueves para perfilar los detalles del desmantelamiento con el Ayuntamiento y la UTE Moncobra-Rebilita que durante 48 meses estará el frente del proyecto. El desmontaje comenzará la semana del 15 de febrero y en el segundo semestre de 2021 empleará a 140 personas. Las tareas se acompasarán a la construcción del macroparque renovable, una inversión de 1.500 millones de euros que se complementará con el electrolizador de hidrógeno verde anunciado esta semana por la eléctrica.
-¿Han tenido que reformular el proyecto de desmantelamiento tras el parón motivado por el atasco de la resolución ambiental del Inaga?
-No es reformulación. Desde hace dos años venimos trabajando en el proyecto Futur-e, tanto en lo que es el desmantelamiento de la central como en el proyecto renovable tan importante que hemos planteado para Andorra. Desde finales de la semana pasada tenemos todos los permisos para empezar los trabajos de desmantelamiento. En ese sentido, dentro de las reuniones periódicas que vamos teniendo porque la coordinación con el Ayuntamiento de Andorra está siendo total, el jueves repasamos con la UTE el calendario de los trabajos y la necesidad de mano de obra hasta junio.
-¿Cuánto empleo va a generar a corto plazo el desmontaje de la térmica?
-Durante el último trimestre, en la central han estado trabajando de media más de 30 personas, de las que más del 70% han sido empleados locales. Ya la UTE ha empezado a hacer algunas contrataciones, muy pocas, pero algunas, y también la empresa de dirección de obra ha comenzado a hacer también sus contrataciones, algunas con personal local, con gente de Andorra. Según el calendario de trabajos y las personas que esas tareas van a requerir, calculamos que a final de marzo estarán ya trabajando 70 personas, en todos los tajos de desmantelamiento. Y calculamos que a final de junio el número de personas sea ya de 100. Desde el primer momento, siempre lo hemos dicho, junto con el proyecto de desmantelamiento y cierre de la central pretendíamos plantear un proyecto ilusionante en la zona, y el mejor que habíamos encontrado era –por las características de terrenos, de irradiación solar y de viento– un proyecto renovable realmente importante, el más importante que se estaba planteando en Europa, con una inversión superior a los 1.500 millones de euros. Esto hoy empieza a ser ya una realidad.
-¿Cuándo llegará el pico de empleo de 140 personas que anunciaron?
-Calculamos que se alcanzará en el segundo semestre del año. Los trabajos van a durar 4 años, como establece la resolución del ministerio, y van a ir por fases. Vamos a empezar con la demolición del parque de carbones, todas las máquinas y toda la superficie que ha albergado el carbón para la central. Y también comenzaremos con el desamiantado de las torres de refrigeración. El proyecto de desmantelamiento tiene la singularidad de compatibilizar los trabajos de demolición con actuaciones de desarrollo de futuros parques de generación eléctrica de origen renovable en el mismo emplazamiento. Para ello es necesario realizar una planificación exhaustiva y una coordinación de los trabajos, priorizando la seguridad y salud laboral y todos los aspectos relacionados con la preservación del medio ambiente.
-¿Hay fecha de inicio concreta para los trabajos?
-Hemos estado haciendo pequeños trabajos preparatorios para lo que van a ser las labores de desmantelamiento que empezaremos la semana del 15 de febrero.
-¿Qué tal marchan los cursos de formación para el desmantelamiento?
-Van todo lo bien que pueden ir, dada la situación del Covid en Aragón y en concreto en Andorra. Los cursos estaba previsto empezarlos después de Semana Santa de 2020. Una semana antes de comenzar se declaró el estado de alarma. Trabajamos con el Ayuntamiento y con el Inaem para que, en el momento en que se levantara el estado de alarma, pudiéramos iniciarlos. De forma que el 29 de junio empezamos el primer curso. Tomamos la decisión de que no se parara durante agosto y gracias a eso fue posible acabarlo antes de que Andorra estuviese confinada perimetralmente para San Macario. Empezó la segunda edición y se declaró la fase 3 agravada en Aragón con una limitación de un tercio de asistencia, 25 alumnos, en la casa de cultura que el Ayuntamiento nos había cedido. Gracias a las gestiones fue posible, en una semana, ampliar el salón de actos con el patio anexo para que cupieran los 50 alumnos cumpliendo las medidas de seguridad. Con todo, la realidad es que hemos terminado dos ediciones, hay cien alumnos formados y ene este momento se está haciendo la tercera edición.
-¿Va a haber suficiente personal de la zona trabajando?
-Siempre hemos dicho que en esta fase, entre el desmantelamiento y la construcción de los parques renovables, va a haber más personal que el que estaba trabajando en la central. De momento contamos, entre otros, con estos cien primeros alumnos más otros 50 que se habrán formado en el tercer curso antes de verano. También se tendrán en cuenta las personas que se han apuntado en la bolsa de empleo abierta por el ministerio. Y en función del calendario de esos permisos de los proyectos renovables empezaremos también los cursos de formación para montaje de paneles fotovoltaicos. Antes del verano tendrían que estar hechas las primeras ediciones. Los cursos se están realizando en el marco del acuerdo de colaboración entre el Inaem, el Ayuntamiento y Endesa. Están estructurados en tres programas de formación profesional en los que participarán 950 alumnos que serán seleccionados por el Inaem.
-¿De qué forma se va a hacer efectivo que el 80% de los empleados en el desmantelamiento sean de la zona, tal como tienen firmado con la UTE?
-El equipo humano procederá en su mayoría de antiguas empresas contratistas de Endesa y/o serán residentes en las comarcas de Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Aragón, ya que Endesa, dentro de su compromiso con la sostenibilidad, ha dado prioridad en el concurso de adjudicación de la obra, entre otros aspectos, a la oferta que ha incluido el mayor número de trabajadores locales. Toda la contratación que hace la UTE está auditada por la empresa que hace la dirección de obra. La UTE entrega todos los perfiles de las plazas que hacen falta para los trabajos de desmantelamiento a esta empresa, y ésta los remite al Inaem para que haga la selección en la bolsa de trabajadores que tiene la zona. De esta manera, con la preferencia y el compromiso que ha adquirido la UTE, se sabe que al menos el 80% de los contratados será mano de obra local.
-La resolución del Inaga dice que la fase 3 del desmantelamiento, el desmontaje de los grupos, se extenderá durante 63 meses, pero lo aprobado son 48 meses de trabajo. ¿Por qué varía esta cifra?
-El Inaga ha dado plazos para poder hacer los trabajos de desmantelamiento más después la vigilancia de los suelos. Nosotros, el plazo que ahora mismo tenemos en la autorización administrativa es de 48 meses y ese el horizonte que nos planteamos.
-¿Cuál es el cronograma que van a seguir?
-El cronograma incluye cuatro fases, que pueden simultanearse. La fase 1 será la del desmantelamiento del parque de carbones. Aquí se realizará la demolición y retirada de edificios y estructuras: torres y galerías cubiertas de cintras, edificio de trituración, galería de cintas, edificios varios y plataforma de tolvas de la descarga del ferrocarril. En la fase 2 se realizará el desvío de la conducción de bombeo del Mini Cani hasta el punto de vertido existente en el Regallo y la adecuación de la balsa de Mas de Perlé. La fase 3 incluirá el desmontaje de turbinas, calderas, planta de desulfuración de gases, estructuras esbeltas que incluyen la chimenea de los tres grupos y torres de refrigeración, edificios y estructuras varias no incluidas en las otras zonas, y ferrocarril interior como elemento singular. La fase 4 consistirá en el sellado del vertedero.
-¿En qué punto está el macroproyecto renovable?
-Ya está definido prácticamente todo el proyecto renovable, y también muy importante lo que son las instalaciones de evacuación y las subestaciones que hacen falta para conectar antes de Mudéjar. El proyecto fotovoltaico Sedeis, que es el de 50 MW, el primero que vamos a empezar a construir, ya ha sido sometido a información pública por el Servicio Provincial de Industria de Teruel y lo va a trasladar al Inaga para que haga el informe medioambiental correspondiente. Creemos, con toda la prudencia y respeto, que medioambientalmente no tiene que tener muchos problemas porque va en una zona donde estaba la central, y está muy cerca de lo que va a ser la subestación Mudéjar, con lo cual las líneas de evacuación son de corta longitud. Esperamos tener rápidamente todos los permisos para poder estar trabajando antes del verano en la construcción.
-¿Qué otras inversiones llevarán a cabo?
-En conjunto, proyectamos una inversión de más de 1.487 millones de euros que tiene como objetivo final la construcción de 1.725 MW de potencia renovable, de los cuales 1.585 MW corresponderán a la que será la mayor planta solar en construcción en Europa y 139 MW tendrán origen eólico. El proyecto contará además con un sistema de almacenamiento energético a gran escala de 159,3 MW. El plan está planteado en tres fases. La primera de ellas está previsto que finalice a principios de 2022. Contempla la construcción del parque fotovoltaico que hemos comentado de 50 MW dentro del perímetro de la actual central térmica, y un parque eólico de 49,4 MW en Ejulve. La segunda fase prevé impulsar 235 megavatios de energía solar fotovoltaica y 54,3 MW de almacenamiento en baterías, y se instalará en gran medida dentro del perímetro de la actual central térmica. La tercera fase se iniciaría en mayo de 2023 y finalizaría a principios de 2026. Se construirían 1.300 MW de potencia fotovoltaica, 90 MW de energía eólica y 105 MW de almacenamiento en baterías, en terrenos de Andorra, Alcorisa, Alcañiz, Calanda e Híjar. Todo esto, en cadena, generará picos de 700 trabajadores, a lo que hay que sumar los impuestos y las rentas por alquiler que quedarán en los municipios. En la operación y mantenimiento el número de trabajadores bajará a los 140.
-La tercera fase de su proyecto renovable depende absolutamente del acceso al nudo de evacuación Mudéjar, de 400 kV, que deja libre la desconexión de la térmica. ¿Tienen novedades sobre el concurso que plantea el ministerio?
-El ministerio sacó un borrador a consulta en diciembre. A mediados de enero entregamos nuestros comentarios y en este momento no tengo una fecha, pero calculo que será también próximamente cuando se convoque el concurso.
-A comienzos de semana, Endesa anunció que el proyecto renovable se iba a ver complementado por otra inversión de 294 millones de euros para la instalación de un electrolizador de 60 MW que fabrique hidrógeno renovable. Algo que creará algo más de empleo.
-Algo más de empleo no: 144 puestos de trabajo en la fase de construcción del electrolizador y 65 estables en la de operación y mantenimiento adicionales a los 140 que dije antes. Algo hemos hecho mal porque el primer proyecto ya era fuerte, de más de 1.700 MW con una inversión de 1.500 millones de euros. Lo que pasa es que, yo creo, en algún momento se pensaba que eso eran tan solo buenas palabras que no iban a ser realidades. Para nosotros esto es una satisfacción. Los cursos ya han empezado, el desmantelamiento va a comenzar en breve, los proyectos renovables están presentados y dentro de la posibilidad que han planteado la Unión Europea y el Gobierno de España con la hoja de ruta del hidrógeno verde nos hemos presentado porque siempre pensamos en Aragón y siempre pensamos en Andorra. Y esto completa un proyecto que ya de por sí era estupendo.
-¿El hidrógeno verde es inviable sin ayudas?
-El Gobierno de España está diciendo que va a haber 1.500 millones de euros de ayudas porque su objetivo es que en 2024 haya entre 300 y 600 MW de electrolizadores para llevar a un horizonte 2030 de 3-4 gigavatios (GW). Es un proyecto que está muy trabajado y los fondos europeos de recuperación tendrán seguramente una partida importante para promocionar y ayudar a estos proyectos de hidrógeno renovable porque hoy por hoy, no es rentable. Le falta madurez. Pero qué mejor ubicación que Andorra, con un proyecto renovable de 1.700 MW, para dedicar parte de esa energía a producir hidrógeno verde. En total, Endesa ha presentado al Ministerio de Transición Ecológica su interés por desarrollar en España hasta 23 proyectos de hidrógeno renovable en las distintas fases de la cadena de valor de este combustible. La inversión asociada asciende a más de 2.900 millones de euros para poner en marcha 340 MW de potencia en electrolizadores, alimentados con 2.000 MW de energía renovable.
-¿Qué papel jugará el hidrógeno verde en la descarbonización del sistema eléctrico?
-El hidrógeno renovable está llamado a ser un vector clave para el éxito de la descarbonización del sector energético. En particular, jugará un papel fundamental en aquellas áreas en las que la electrificación no sea la solución más eficiente o ésta no sea técnicamente posible en el medio plazo. Asimismo, el hidrógeno renovable producido mediante electrólisis contribuirá a la correcta regulación de un sistema eléctrico 100% renovable, aportando una mayor flexibilidad y mejorando la seguridad de suministro. En el contexto previsto de reducción del coste de generación renovable, de incremento de los precios del CO2 y de necesidad de almacenamiento de energía estacional, las tecnologías de producción de hidrógeno renovable podrían empezar a ser competitivas en usos industriales en los próximos años.
-¿Podrían acercarse industrias a Andorra motivadas por esta nueva tecnología?
-Endesa está comprometida con el desarrollo de una industria nacional de fabricación de electrolizadores y bienes de equipo, asociados a la puesta en marcha de los proyectos de hidrógeno verde. Este es otro de los ejes estratégicos incluidos en la Hoja de Ruta del Hidrógeno del Gobierno. Además, de la misma forma que una empresa se acerca a un gasoducto para ahorrar costes de transporte, aquellas empresas que en sus procesos incorporen el hidrógeno podrían hacer lo mismo.
Un volumen de demolición de 260.000 toneladas con máximo aprovechamiento
El volumen del desmantelamiento abarca 259.780 toneladas de materiales. Para su gestión integral, Endesa aplicará un sistema de demolición selectiva para segregarlos y caracterizarlos. La eléctrica defiende que este método, junto con la aplicación de la economía circular en la gestión de residuos, permitirá un aprovechamiento máximo.
Las instalaciones de la planta ocupan una superficie de 469 hectáreas en la que se distinguen tres zonas: un área que alberga los grupos de generación eléctrica, otra acoge las plantas de desulfuración y en otra zona se ubica el parque de carbones y caliza.
Endesa, como promotor de las actividades, aplicará un sistema de demolición selectiva, que define como “el conjunto de operaciones realizadas de forma gradual y coordinada para el máximo aprovechamiento de los materiales que constituyen el residuo de demolición, minimizando así la fracción destinada a vertedero”.
Para reducir en todo lo posible las afecciones al entorno, y en consonancia con las exigencias del Inaga, se implantará y se seguirá un exhaustivo plan de vigilancia ambiental con especial atención a las emisiones y vertidos durante la ejecución de los trabajos. Esta vigilancia se prolongará durante seis años. El Inaga obliga a Endesa a contratar una póliza de seguro de responsabilidad civil para cubrir posibles daños al medio ambiente por 1,8 millones de euros.