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Fuego para aplacar la lluvia y festejar a San Sebastián en la Monumental de Castelserás Fuego para aplacar la lluvia y festejar a San Sebastián en la Monumental de Castelserás
La Monumental hoguera de Castelserás prendió con toda su magnificencia tras una jornada marcada por la lluvia

Fuego para aplacar la lluvia y festejar a San Sebastián en la Monumental de Castelserás

‘El Rodat’ suena y se baila de nuevo alrededor de una pira espectacular que desafió el frío
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Noche del viernes de fuego y llamas en honor a San Sebastián en Castelserás, donde la enorme pira de leña y ramas que presidió la plaza del Ayuntamiento ardió con una furia salvaje cuando se la prendió con puntualidad a las diez y media de la noche. En cuestión de muy pocos minutos, aquel enorme monumento de leña y ramas se transformó en enormes llamaradas que engulleron en pocos minutos al pobre álamo de 20 metros de altura que hace 13 días fue apartado del río (el domingo día 7 de enero) para su sacrificio en la Monumental hoguera.

La pira de material vegetal  se había ido construyendo en los últimos días con la colaboración del pueblo. El sábado pasado se colocaron los troncos más gruesos y a lo largo de esta semana los más delgados y las ramas más finas, hasta que el viernes sobre la una de la tarde se completó. Como estuvo lloviendo todo el viernes la comisión organizadora guardó algunas ramas secas para colocarlas sobre la hoguera instantes antes de prenderle fuego, evitar cualquier inconveniente y que la pira quemara con toda su fuerza.
 
Vecinos de Castelserás bailaron El Rodat alrededor de la hoguera


El fuego tardó apenas unos minutos en convertir en cenizas las ramas y troncos más delgados, quedando los más gruesos en el centro, quemándose con lentitud y a la espera de que algún valiente se atreviera a entrar de madrugada, aún con los rescoldos ardiendo, a dar algunos hachazos a la base del álamo y alzarse con el título de ser quien este año consiguió cortar tan recio y espectacular ejemplar.

Toda la fiesta de celebración de la monumental hoguera se celebró, como viene siendo habitual, con la expectación propia de un acontecimiento tan singular. Cientos de personas se arremolinaban en las bocacalles de la plaza para asistir al espectáculo de fuego.

Eso sí, cuando las llamas se adueñaron de la hoguera, el público se fue retirando unos cuantos pasos hacia atrás, casi a la par que El Rodat volvía a sonar en la plaza a través de las dulzainas y algún atrevido y atrevida se ponía a danzarlo alrededor de un fuego abrasador.


 

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