El teniente coronel del Ejército Martín Gascón intervino en el foro de grandes catástrofes de Alcañiz: “El ejército norteamericano es el espejo en el que nos miramos los demás”
Impartió una conferencia sobre la atención a multitudes en situaciones de máxima emergenciaEl teniente coronel del ejército Martín Gascón impartió una conferencia en el marco del I Foro Subitis sobre emergencias y grandes catástrofes celebrado en Motorland sobre las MASCAL, las bajas masivas que exceden la capacidad de atención del personal sanitario, en momentos de crisis humanitarias o de emergencias.
-¿Cómo se gestiona la atención a cientos de víctimas en un atentado, en un rescate…?
-Bueno, en mi caso, yo me he sentido totalmente superado por el número de bajas cuando estaba recogiendo inmigrantes en el mar Mediterráneo, cuando, de repente, recogíamos a 500 o 600 personas y había que atenderlas a todas. Una situación así se maneja con una buena organización, realizando desdobles, sabiendo qué gestión se tiene que hacer y realizando un triaje inicial para saber qué pacientes están muy graves, menos graves y los que pueden demorar su tratamiento.
-¿Los soldados se forman para eso?
-Sí, dentro del ejército tenemos muchos cursos y formamos a todo nuestro personal sanitario. Es más, se denomina hora de oro al hecho de que debería pasar como mucho una hora entre el momento en que un paciente sufre un traumatismo o una lesión y recibe ayuda médica especializada. Nos miramos también en el espejo del ejército norteamericano, que desarrolla personal paramédico, que es capaz de evacuar un neumotórax, que es capaz de tratar patologías que representan una urgencia, que es capaz de administrar fluidoterapia, drogas intravenosas, etc.
-¿El modelo es el ejército norteamericano?
-Es el ejército más poderoso del mundo y el espejo en el que nos miramos los demás ejércitos, lógicamente. Independientemente de eso, nosotros tenemos nuestra propia idiosincrasia, nuestra propia personalidad, o hay cosas que nosotros no podemos aplicar que ellos sí, pero son un referente, porque son el ejército más poderoso del mundo. Han intervenido en multitud de conflictos bélicos desde la Segunda Guerra Mundial. Todo hace que la experiencia sea un grado.
-¿Foro s como Subitis sirven para algo?
-Sí, porque la organización es muy importante. Foros como éste ayudan a conocer que todos somos importantes, porque todos trasladamos experiencias y unidos podemos mejorar nuestras capacidades.
-Ahora vemos atentados terroristas en los que no se usan bombas, sino coches, cuchillos, camiones… ¿Cómo cambia la intervención en casos como éstos?
-A veces te queda la sensación de que los malos van delante de los buenos, porque una vez conseguimos limitar el mal que alguien puede hacer con una determinada arma, van y salen con otra diferente. Nadie se imaginaba, por ejemplo, en el año 2001 que unos aviones pudieran ser utilizados como arma y lo hicieron. En casos así, todo depende de las labores de inteligencia, de contrainteligencia, de las nuevas tecnologías… Tenemos que estar pendientes, y por eso es importante hacer este tipo de reuniones como la del Foro Subitis, porque es enriquecedor.
-¿Y el aspecto psicológico se tiene en cuenta?
-Normalmente, las áreas donde se ha producido, por ejemplo, un atentado, se dividen en zona caliente, zona templada y zona fría. Eso es así tanto en la vida civil como en la militar. La zona roja es tratamiento bajo fuego, que se corresponde con la zona caliente en la parte civil. En esa zona no podemos entrar, porque lo que hay que hacer es salir de ella. En la zona templada o amarilla, el personal sanitario puede ir, coger a las bajas y salir protegido. La película Salvar al soldado Ryan lo refleja muy bien, porque en esa película se dispara a un soldado para herirle y que sus compañeros vayan a rescatarlo, de manera que, en lugar de una baja haya cinco. Por eso en un atentado también se tiene que proteger. Hasta que hemos tomado conciencia de ello nos ha costado muchas víctimas.
--Usted ha estado rescatando personas en el mar Mediterráneo…
-Sí, en 2016.
-¿Cómo se lleva desde un punto de vista personal un rescate de cientos de personas indefensas que huyen de una vida terrible?
-Nosotros también lo pasamos mal, porque cuando recoges a 500 inmigrantes todos están fatal y te cuentan las historias y lo mal que lo han pasado hasta llegar allí. Y en ese momento te planteas muchas cosas y te hace ver la vida de una manera diferente. Es toda una experiencia. Recuerdo que el personal sanitario que trataba a la gente necesitaba también una palmada en la espalda de vez en cuando, se quedaban cohibidos viendo la clase de vida que había llevado la gente que teníamos embarcada. Recuerdo detalles de aquella pobre gente que, cuando ya se marchaba y estaban en la fila, salían de la fila para estrecharte la mano. Son detalles que marcan muchísimo. Es duro.
-¿En qué barco estaba usted?
-En la fragata Navarra.
-¿Y a qué puerto los llevaban?
-Lo decidía el mando. Podía ser Sicilia, en algún caso fue Malta, al sur de la Península Itálica.
-¿Eran sirios?
-Había de todo, pero principalmente había nigerianos, al menos en mi tanda. La mayor parte era del interior de Nigeria, aunque también había sirios, egipcios...