El Matarraña incorpora los olivos centenarios a su oferta cultural y turística
La Comarca difundirá el valor patrimonial de estos ejemplares plantados entre los siglos XIII y XVLa Comarca del Matarraña ha organizado una exposición itinerante denominada Terra d´oliveres para dar a conocer el proyecto Oliveras centenarias y singulares, que ha empezado a difundir en los pueblos de la delimitación comarcal, como hizo esta semana en La Portellada, donde se organizó una excursión dirigida a los vecinos hasta la Olivera del Plà, un ejemplar singular con cientos de años de historia.
Con la exposición Terra d´oliveres, la Comarca del Matarraña busca la difusión y puesta en valor del olivar del Matarraña y de sus olivos centenarios, así como del paisaje del olivo y de la piedra seca, ya que “hay una unión indisoluble entre los campos de olivos centenarios, que se conforman por bancales delimitados con márgenes de piedra seca”, enfatizan desde la institución comarcal.
Estos márgenes se levantaron para poder abancalar el terreno que se iba plantando y ganando terreno al bosque, configurando un paisaje de terrazas de olivos y márgenes de piedra. Unos bancales, además, que se complementan con casetas de piedra, que servían de refugio o para guardar utensilios de trabajo necesarios para cultivar la tierra.
Para la puesta en marcha del proyecto Oliveras centenarias y singulares, que ha catalogado 120 ejemplares en la comarca, se ha contado con una financiación de 45.000 euros, ejecutados en 2020 y 2021. De este presupuesto, el 80% ha sido subvencionado por el Grupo Leader Bajo Aragón-Matarraña y el resto, 9.000 euros, se ha financiado con fondos propios de la Comarca del Matarraña.
El coordinador del proyecto, Fernando Zorrilla, explicó que en este catálogo han intentado recopilar todas las oliveras que tienen más de 3,5 metros de perímetro a una altura de 1,30 metros “y de esas hemos encontrado alrededor de 80 ejemplares”, enfatizó. El resto, hasta llegar a las 120 que finalmente han sido catalogadas, “tienen entre 3 y 3,5 metros de ancho o alguna singularidad concreta, bien por su fisonomía, bien por la variedad de oliva que es, por la que han quedado incorporadas al catálogo”.
De “variedades raras”, como las denomina Zorrilla, hay algunas curiosas en la comarca del Matarraña. “Cuando en el Bajo Aragón histórico hablamos de olivar pensamos en la variedad empeltre y nos olvidamos de que hay variedades tradicionales que son escasas y de las que quedan my pocos ejemplares”. El coordinador del proyecto de catalogación menciona, por ejemplo, la variedad rebusenca, la mansanal, o la moixonenca, que se han localizado en municipios como Ráfales, La Portellada o Fuentespalda.
Un valor de futuro
El proyecto quiere avanzar en el conocimiento de estas rarezas, catalogarlas, conocer cuántos ejemplares tiene la Comarca del Matarraña y “valorar si sería factible hacer un aceite con de ellas”, enfatizó Zorrilla. No en vano, aunque el trabajo de catalogación para el que se inició este proyecto de cooperación en el que participan el GAL Bajo Aragón-Matarraña y la Comarca del Matarraña ya está terminado, hay una clara intención de que “nos sirva de avanzadilla para plantear otros proyectos en torno al olivo”, añadió.
Publicación digital
Respecto a la iniciativa, Zorrila resaltó que “el futuro está abierto y se puede avanzar más, aunque ha sido muy destacable la participación popular de tanta gente que se ha prestado a ir al campo para encontrar ejemplares con tanta historia”. Ocho de ellos han quedado seleccionados y señalizados y formarán parte de una ruta oleoturística que se incoporará a toda la que ya tiene la Comarca del Matarraña. Más adelante, según indicó, “se presentará una publicación digital para hacer divulgación en las escuelas o hacia todos aquellos que puedan estar interesados en conocer el proyecto con mayor profundidad”, añadió.
La gran mayoría de los olivos tienen entre 600 y 800 años
De los ejemplares catalogados en el marco de este proyecto se han extraído datos y se ha preparado una ficha. La gran mayoría de las oliveras de las que se ha estimado la edad tienen entre 600 y 800 años de antigüedad, lo que coincide “con lo que señalan los historiadores cuando explican que, entre los siglos XIII y XV, hubo un desarrollo importante del olivar en el Bajo Aragón”. Es decir, la información encaja con la estimación, enfatizó el coordinador del proyecto, Fernando Zorrilla.
Al margen de esta mayoría de ejemplares, hay “un grupo también importante de oliveras que están datadas entre los 400 y los 600 años de antigüedad”, mientras que “las que rebasan los 800 años ya pertenecen a un grupo mucho más escaso’. De éstas, apenas media docena superan los 1.000 años. De momento su ubicación se mantiene bajo secreto. “Para desvelarla hay que contar con el permiso de los propietarios’, justificó el coordinador del proyecto.
Según el experto, aunque “en algunos sitios” hablan de oliveras milenarias por tener 3,5 metros de perímetro, “nosotros preferimos ajustarnos a otros criterios, los que tienen en cuenta los dendrólogos”, que son los especialistas que se encargan de datar las plantas leñosas. “Los estudios realizados por estos especialistas nos indican que la gran mayoría de estos olivos que tenemos en el Matarraña tienen entre 600 y 800 años, que no es poco, porque estamos hablando de árboles plantados en los siglos XIII y XIV”.
Fernando Zorrilla, que además de coordinar este proyecto es agente forestal, recordó que el olivo es una planta muy difícil de datar que, a diferencia de otras, “para hacerlo hay que basarse en estimaciones”.
La dificultad estriba en la estructura del árbol. “Un pino tiene una superficie continua y uniforme y con una barrena de Pressler se puede sacar la edad analizando la muestra en un laboratorio”, explicó, pero “en la olivera, cuanto más vieja es, más enrevesada y más oquedades tiene”.
Además, los olivos viejos presentan una bóveda normalmente desintegrada, que se vuelve hueca con el paso del tiempo, así que “es muy complicado de analizar por el Carbono 14”, detalló Zorrilla. Es por ello que “para datar el olivar, se tienen en cuenta otras estimaciones y otras referencias, como los anillos de oliveras cercanas, que se aprovechan para sacar patrones’. De ahí, dijo, “se saca un patrón y hace una estimación de la edad”.
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