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El Matarraña, en pie de guerra contra un proyecto eólico que destruiría su paisaje El Matarraña, en pie de guerra contra un proyecto eólico que destruiría su paisaje
Mapa de los cuatro parques eólicos que proyecta Capital Energy. Fuente: Ministerio Transición Ecológica / Infografía: Noelia Escuín

El Matarraña, en pie de guerra contra un proyecto eólico que destruiría su paisaje

Capital Energy aspira a instalar 84 aerogeneradores en 12 municipios del Bajo Aragón histórico
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El Matarraña está en pie de guerra contra el proyecto energético de Capital Energy que pretende instalar cuatro parques eólicos en siete municipios de esta comarca y que tocarían también los términos de cinco localidades del Bajo Aragón. En total, la compañía colocaría 84 aerogeneradores para una potencia instalada de 504 megavatios (MW) que afectarían a más de 29.000 hectáreas. 

La propuesta, que ya manejan estos 12 ayuntamientos y se puede consultar en el portal web del Ministerio para la Transición Ecológica hasta el próximo 20 de enero –periodo de alegaciones que comprende la fase de evaluación ambiental–, ha levantado los recelos de colectivos sociales y empresariales de la comarca del Matarraña que no ven demasiado compatible el turismo patrimonial y paisajístico con el desarrollo energético a base molinos de viento que dejan un importante impacto visual. 

Los mapas que incluye la tramitación administrativa dejan a las claras las áreas de afección que tendría el proyecto. Capital Energy lo divide en cuatro parques, de los que el más importante sería el llamado Céfiro, que englobaría 32 molinos situados entre Mazaleón, Valdeltormo, Valjunquera, La Fresneda, Fórnoles, Belmonte de San José, Torrecilla de Alcañiz y La Codoñera. Entre todos, quedarían 192 MW de potencia instalada.

El segundo en importancia es Paucali, que extendería 19 aparatos y 114 MW entre Mazaleón, Maella, Caspe y Fabara (estos tres últimos de la provincia de Zaragoza). Otros 102 MW y 17 aerogeneradores aportaría el parque llamado Arlo, que por tercera vez toca terrenos de Mazaleón, además de Alcañiz, Maella nuevamente y Valdealgorfa. Por último, Argestes se implantaría en Ráfales, Fórnoles, La Portellada y La Fresneda.

En total, la superficie afectada ascendería a 29.144,86 hectáreas. El proyecto está presupuestado en 341,14 millones de euros.

“Grave agresión”

El proyecto ha sido recibido por el colectivo ciudadano Gent del Matarranya como una “grave agresión al territorio” porque los 84 “gigantescos molinos romperían para siempre nuestro querido y delicado entorno natural”. Por la noche habría “un baile de luces con flashes” y, de día, “imponentes torres que maltratarán nuestros magníficos horizontes”, argumenta.

Recuerda el colectivo que empresarios, agricultores, granjeros, representantes políticos y vecinos en general acordaron recientemente una Carta del Paisaje, “precisamente para proteger nuestro territorio de agresiones visuales y ambientales”.

Gent del Matarranya se muestra favorable a la proliferación de sistemas energéticos ecológicos y renovables, pero “no todo vale” porque “también estamos de acuerdo con la protección del territorio, de esta bella joya que muchos no tardaron en denominar la Toscana española”.

El colectivo critica el “secretismo” con el que se están llevando las conversaciones por parte de los municipios y se pone “del lado de la gente que ha apostado por el turismo de calidad, por cuidar la tierra y por llevar a término proyectos empresariales que verdaderamente están dinamizando la economía de la comarca”.

Por último, advierten de que lucharán por su paisaje y conminan a “alcaldes, concejales, consejeros y políticos” en general a rechazar estos parques.

Desde la Asociación de Empresarios de la Comarca del Matarraña han pedido ya explicaciones a los ayuntamientos afectados y al Consejo Comarcal, pero no se manifestarán públicamente hasta conocer todos los datos, dijo la presidenta, Marta Ferrás.

Sí se ha mostrado activo en redes el anterior presidente y hostelero, Javier Moragrega, quien recordó que la asociación ya rechazó una propuesta similar en 2012 para apostar por el “Paisaje idílico Matarraña conservando nuestra esencia, porque el sector turístico aporta 300 puestos de trabajo en la comarca”.

Protestó porque en la provincia de Teruel “no se tiene en cuenta a sus gentes” y “no hay una planificación participativa con todos los agentes”. Calificó los parques de “pan para hoy y hambre para mañana” y vaticinó que “al final nos convertiremos en una España rural vaciada de verdad”.

“Fase muy inicial”

El alcalde de Mazaleón y presidente de la Comarca del Matarraña, Rafael Martí, dijo que, por el momento, el proyecto de Capital Energy no pasa de una “consulta previa ante el ministerio”, y emplazó a quienes tengan objeciones a presentar sus alegaciones antes del 20 de enero.

“Como Ayuntamiento (de Mazaleón) no tenemos proyecto, sino que nos reunieron un día junto a representantes de otras localidades como Valdealgorfa y nos explicaron la idea que llevaban”, reconoció.

Martí recalcó que el proyecto está en una “fase muy inicial”, pero asumió que, a simple vista, “no parece nada compatible” la creación energética mediante molinos de viento con la explotación turística del territorio.

En este punto, explicó que esta comarca tiene “unas directrices territoriales muy restrictivas”, como la Carta del Paisaje referida y el Decreto de Ordenación del Territorio de 2008, en cuyo artículo 51 “se expresa literalmente que los parques eólicos tienen que estar a una distancia de 10 kilómetros con respecto a Bienes de Interés Cultural y tienen que respetar LICs y ZEPAs”. Además, no se pueden realizar actuaciones de masificación.

De modo que, a falta de reunirse con el equipo de gobierno comarcal y con el Consejo Consultivo de Alcaldes, Martí avanzó que la Comarca alegará. 

Por su parte, los consistorios prefieren analizar las ventajas e inconvenientes de los parques energéticos y algunos ya han manifestado su voluntad de iniciar procesos de participación ciudadana para decidir si aceptan o no los aerogeneradores, que vendrían acompañados de jugosos alquileres de terrenos e ingresos municipales.

Recogen firmas para alejar los molinos del Maestrazgo

Una iniciativa en la plataforma Change.org recoge firmas para que las administraciones de todos los niveles rechacen los proyectos de energías renovables presentados en el Maestrazgo y planteen “una adecuada ordenación territorial que aborde la producción energética y la protección de los territorios”.

La recogida de firmas, liderada por el promotor de la Carta Europea de Turismo Sostenible de los Monumentos Naturales y la Comarca del Maestrazgo, Javier Oquendo, pide que se respeten los lugares “de especial valor paisajístico y natural”, como es el caso del Maestrazgo.

“La energía eólica –expone Oquendo– es necesaria en un momento de emergencia climática y de transición hacia un modelo con menores emisiones de CO2. Pero la apuesta –advierte– puede ser por seguir manteniendo el monopolio de las grandes empresas que produzcan en espacios  despoblados para alimentar a las grandes aglomeraciones o por consumos de proximidad y autorregulados”.

Por otra parte, los paisajes son importantes “para los habitantes de los pueblos pequeños”, tanto para sus actividades tradicionales como “para las nuevas propuestas de desarrollo (turismo) que vienen trabajando desde hace años”.

Además, “forman parte de la identidad de los pueblos y del patrimonio que deberán dejar a las futuras generaciones”. Por ello, pide a la Administración que rechace los proyectos presentados y a los ciudadanos “que tomemos conciencia de lo que puede suponer para el Maestrazgo esta avalancha de parques eólicos”.

La empresa Forestalia proyecta 3.000 megavatios de energías renovables en 50 municipios de la provincia de Teruel, buena parte de ellos en el Maestrazgo, donde se ha constituido la asociación de municipios Viento Alto para el aprovechamiento de los recursos económicos que ingresarán. Se desarrollarán 66 parques eólicos y fotovoltaicos en los próximos cuatro años, con una inversión prevista de más de 2.400 millones de euros. Estos parques supondrán 12.000 empleos directos e indirectos durante los años de construcción, y más de 450 en la explotación.