El Maestrazgo se examina para volver a la red de geoparques de la Unesco

El Geoparque del Maestrazgo se juega su readmisión en la red de la Unesco esta semana, en la que una comisión de inspectores recorre los atractivos geológicos  para comprobar que están puestos en valor correctamente, así como el grado de implicación de la población del territorio con su aprovechamiento y preservación.

La misión de evaluación elaborará un informe que podría estar ultimado en septiembre, aunque “no será hasta marzo de 2020 cuando oficialmente tengamos la resolución”, explicó el gerente del Parque Geológico del Maestrazgo, Ángel Hernández.

El objetivo de los 42 pueblos que integran el consorcio es recuperar el número 4 que acredita al Geoparque como fundador de la Red Europea, actualmente bajo el auspicio de la Unesco, que le fue arrebatado por un “desencuentro político con la Comisión Nacional de Cooperación” con la agencia de la ONU para la cultura, la ciencia y la educación.

El organismo estatal le retiró el apoyo en 2016 por cuestiones burocráticas que se resolvieron enseguida. No obstante, la realidad es que desde entonces el Maestrazgo ha desaparecido de todas las páginas oficiales de la Unesco y, tras muchos bandazos, el Geoparque empezó de cero y afrontó los trámites como si fuera una nueva candidatura.

Para ello, tanto Hernández como el director científico del organismo, Luis Mampel, reciben desde el martes a una delegación formada por la evaluadora japonesa Niina Atsuko y el griego Charalampos Fasoulas, una misión que respaldan “representantes políticos y empresariales” de los municipios visitados, explicó el gerente del Geoparque.

La prioridad de Atsuko y Fasoulas es el estado de los geositios. “Ven los que tenemos y ello les habla del valor geológico y la importancia que desde el territorio se les atribuye mediante la señalización; también se fijan en el material corporativo y didáctico editado, si es bilingüe; y preguntan a la gente si sabe qué es un geoparque” para comprobar el grado de afinidad de la población con el proyecto cultural y turístico, explicó Hernández.

Los comisionados visitan recursos geológicos de primer orden como los Órganos de Montoro, las Grutas de Cristal o el Parque Geológico de Aliaga, pero también conocen otros atractivos vinculados como el río Bergantes y el Jardín de Rocas  de Alcorisa.

Además, se interesan por otros elementos culturales y patrimoniales que distinguen al territorio, como la técnica inmaterial de piedra en seco, los rituales del tambor, las neveras, la gastronomía, el arte rupestre, los molinos de aceite, la etnografía o el turismo de estrellas. Mirambel, Alcorisa, Molinos, La Mata de los Olmos, Berge, La Ginebrosa, La Cañada de Verich, Mas de las Matas, Castellote, Aguaviva, Ejulve, Aliaga y Villarluengo son los municipios visitados.

“El trabajo está hecho”

El viernes por la tarde, al final de su visita, los evaluadores harán un resumen informativo en el albergue de Aliaga. Será entonces cuando los responsables del Geoparque recibirán las primeras impresiones, que esperan sean positivas porque “creemos que el trabajo está bien hecho”.

Hernández explicó que el organismo se ha esforzado desde 2016 con la puesta en valor del Geoparque mediante publicaciones científicas, aplicaciones para dispositivos móviles y eventos de todo tipo que “invitan, cuanto menos, a tener la certeza de que hemos cumplido” con los requisitos que se piden para la reinserción.

El viernes está prevista la visita a Aliaga del director general de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón en funciones, Nacho Escuín, que reforzará el mensaje de ilusión por volver a pertenecer a una red formada por 64 geoparques de toda Europa, 12 de ellos en España y uno en Aragón: el Parque Geológico de los Pirineos, en el Sobrarbe.

Volver a pertenecer al sello de prestigio de la Unesco es una prioridad para Aragón y un argumento para luchar contra la despoblación. También por motivos simbólicos, pues no es plato de buen gusto que quien contribuyó a formar en 2000 la Red Europea de Geoparques se vea excluido de ella por lo que desde el Gobierno estatal se llamó en su día “diferencias administrativas”.