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El Inaga da luz verde  al mirador de la Sima  de San Pedro, aunque impone 18 condicionantes El Inaga da luz verde  al mirador de la Sima  de San Pedro, aunque impone 18 condicionantes
Recreación virtual del mirador que se pretende construir en la zona

El Inaga da luz verde al mirador de la Sima de San Pedro, aunque impone 18 condicionantes

La nueva institución comarcal de Andorra-Sierra de Arcos deberá decidir si sigue adelante con el proyecto, que costará 1,6 millones
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El Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) ha decidido no someter a procedimiento de evaluación de impacto ambiental ordinario al proyecto para la construcción de un mirador en la Sima de San Pedro de Oliete. El proyecto pasará por un proceso simplificado, aunque con 18 medidas correctoras establecidas por el organismo ambiental.

La propuesta, impulsada desde la Comarca de Andorra Sierra de Arcos y cuyo coste se estima en 1,6 millones de euros, consiste en la ejecución de un mirador que se ubicará en el cráter de la sima y al que se llegará a través de un túnel. Esta zona irá acompañada de un centro de acogida e información dotado con aseos y una pequeña tienda. En sus 90 metros cuadrados y en los 186 del espacio de acceso al túnel que llevará al mirador se habilitará una musealización con materiales que ayuden a interpretar el enclave. Junto a lo anterior, una rampa que salvará una altura de algo más de 7 metros conducirá al túnel que desembocará en el mirador. Se trata de una perforación horizontal y recta de unos 48 metros de longitud. Permitirá un paso peatonal de 2 metros de ancho y 2,2 de alto.

El mirador será un balcón volado a cielo abierto sobre el vacío, con un vuelo previsto en punta de cinco metros. En total, la superficie construida sería de 827 metros. Y a lo anterior habrá que añadir un quinto elemento, el aparcamiento, pensado para diez coches y un autobús. Se habilitará junto a la curva de la pista de tierra que da acceso motorizado al cráter.

La nueva plataforma para contemplar el abismo, de 108 metros de profundidad, se situará sobre el estrato de caliza que aflora en lo alto del descomunal pozo troncocónico de origen kárstico de Oliete, justo enfrente de la estructura volada que se empleaba por los visitantes como mirador, cuyo uso ya no se autoriza por no considerarse segura

El proyecto básico de ejecución, encargado al arquitecto Javier Borobio, de BAU Estudio de Arquitectura y Urbanismo, elevó a 1.626.589 euros el presupuesto de licitación, frente a los 600.000 euros que estimaba un Plan turístico sobre miradores encargado por el Parque Cultural del Río Martín en 2017.

Hace unos dos años, la Comarca de Andorra Sierra de Arcos hizo suyo el proyecto para impulsarlo decididamente dentro de su Plan de Sostenibilidad Turística, dotado con 3 millones de euros. No obstante, habrá que ver si el nuevo Consejo comarcal constituido esta misma semana continúa apostando por esta iniciativa.

El incremento del precio, además de por la consabida inflación, se debe a que el estudio inicial únicamente valoraba el mirador y no se habían hecho los estudios geológicos y de medio ambiente que aconsejan un túnel más largo.

Plataforma mirador de la sima cuyo uso ahora no se autoriza

El visto bueno del Inaga se basa en tres aspectos fundamentales: que el proyecto no supone afecciones significativas sobre los espacios y los objetivos de la

Red Natura 2000; que tampoco genera afecciones significativas sobre los objetivos del Plan de recuperación del águila perdicera y del cangrejo de río común; la compatibilidad con la normativa de aplicación para el Lugar de Interés Geológico (LIG) 121 Sima de San Pedro y la escasa utilización de recursos naturales y magnitud asumible de los impactos generados sobre los distintos factores del medio.

La resolución del Inaga, no obstante, matiza el proyecto con la obligatoriedad de establecer hasta 18 medidas correctoras que afectan a diferentes aspectos del proyecto.

Plan de Vigilancia

El documento ambiental matiza que no se podrán colocar elementos de sujeción o sostenimiento en las paredes de la sima; deberán realizarse estudios que analicen “de manera precisa” las vibraciones que genere el sistema de perforación del túnel y su incidencia en la estabilidad de las paredes, así como la posibilidad de caída de bloques; la redacción de un Plan de Vigilancia Ambiental que realice seguimiento efectivo de todas las medidas preventivas y correctoras planteadas y con un seguimiento anual de las especies amenazadas presentes en la sima que puedan verse afectadas por el incremento de visitantes, principalmente especies de aves y murciélagos (Pyrrhocorax pyrrhocorax, Myotis blythii, Myotis myotis y Rhinolophus hipposideros). En caso de que el Plan detecte la aparición de grietas o fracturas que conlleven riesgo alto de caídas de bloques se procederá a la parada de los trabajos para implementar las medidas necesarias y, en último término, el abandono del proyecto y la rehabilitación de las zonas afectadas.

Entre otras medidas, el Inaga establece la necesidad de realizar  una prospección paleontológica con objeto de valorar los materiales geológicos que son afectados por el proyecto, el potencial paleontológico de los mismos y las posibles afecciones al patrimonio paleontológico previamente conocido y/o inédito fruto de las propias labores de prospección. Asimismo, además de la integración paisajística, será necesario realizar las obras que generen mayores niveles de ruido en el periodo comprendido entre el 15 de julio y 15 de octubre. Igualmente será obligatorio cerrar en su totalidad el mirador de la sima “mediante la instalación de vidrios polarizados o cristales opacos” y se deberá minimizar al máximo el uso e instalación de luminarias exteriores, reduciendo todo lo que sea posible la intensidad lumínica dirigida al interior o el ruido. Por otra parte, entre las medidas correctoras figura que tampoco se permitirá el uso de grupos electrógenos para la generación de la energía eléctrica necesaria durante la fase de funcionamiento del proyecto, permitiéndose su uso solamente en caso de averías.

Varias organizaciones y expertos alegan que el proyecto no es idóneo para el lugar

Distintas organizaciones presentaron alegaciones al proyecto de construcción del mirador en la Sima de San Pedro, entre ellas la asociación Ansar, la Plataforma de los Paisajes de Teruel, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife), la organización Amigos de la Tierra, la Asociación española para la Conservación y Estudio de los murciélagos (Secemu), entre otras.

Las organizaciones ecologistas Amigos de la Tierra y Ansar rechazan de plano la intervención de realizar un túnel perforado, porque “dañaría irreversiblemente” un enclave “excepcional”, único en Europa, declarado Lugar de Interés Geológico (LIG), Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Por contra, la Comarca defendió en su momento que la infraestructura, que incluye centro de visitantes y aparcamiento, pretende regularizar las visitas y proteger la biodiversidad.

Tanto Ansar como Amigos de la Tierra alertaron el año pasado de que la Sima de San Pedro alberga al menos 19 especies, principalmente de aves y murciélagos. Entre las primeras, destaca la presencia de una colonia de vencejo real (Tachymarptis melva), que nidifica en las grietas de las paredes de la sima, así como varias parejas de chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax). En invierno, es un dormidero para otras aves que utilizan las grietas para descansar.

Entre los quirópteros, se han citado hasta nueve especies, siendo el murciélago rabudo (Tadarida teniotis) la más característica y singular, con 55 individuos.

Sima de San Pedro, donde se pretende realizar el mirador

La obra para construir el mirador no solo alteraría la esencia y naturaleza de este “enclave frágil”, argumentan las dos asociaciones, sino que acarrearía “importantes daños” en el terreno y la vegetación para acceder las máquinas excavadoras, acarrear el material y depositar el importante volumen de rocas extraídas, “más luego los elementos construidos que artificializarían el entorno”.

Por su parte, el catedrático de Geología de la Universidad de Zaragoza, José Luis Simón, afirmó que “es difícil prever los riesgos que entrañaría este mirador, que se ha de construir sobre una capa caliza, es decir, una capa especialmente sólida de roca”. No obstante, “no es lo mismo construir en una zona normal que hacerlo en la pared de una sima, que tiene una dinámica”, declaró el experto, quien recalcó que, “aunque la caliza sea dura, la pared de la sima evoluciona”.

En las paredes del pozo  “hay fracturas naturales y otras de descompresión, de desconchamiento, que son fruto de una evolución natural”, así que “asegurar que la actividad constructiva no afectará al mirador es algo que nadie puede afirmar de manera categórica”, enfatizó el catedrático de Geología. Simón se preguntó “qué necesidad hay de meterse en el peligro cuando no es necesario”.

Otra cuestión importante, dijo, es que “queramos o no, esa obra desnaturalizará el encanto y singularidad de la Sima, que es un espacio natural con unos procesos naturales” y ahora “vamos a dañarla y a reconvertirla en una obra humana con un mirador que sobresaldrá cinco metros, un centro de visitantes que estará excavado bajo la superficie, y eso va contra el espíritu por el que se la declaró de Interés Geológico”, dijo el experto en Geología.

Además, aunque la excavación del Centro de Visitantes no afecta al Lugar de Interés Geológico (LIG), que es la Sima, porque estrictamente está fuera de ella, quienes han alegado contra el proyecto consideran que se modificarán las condiciones del lugar. El mirador, además, será “un elemento artificial que le restará toda naturalidad al espacio”, argumentó Simón.

Asimismo, el geólogo apuntó que el decreto de creación de los LIG señala precisamente que éstos lugares “deberán ser preservados de actividades que pueden provocar su degradación, de manera que están prohibidos usos o actividades que no estén de acuerdo a las finalidades de protección”. En este sentido, el experto señaló que, aunque se consideran usos permitidos las visitas divulgativas, el proyecto planteado supera la mera divulgación y ya entra en materia de explotación turística”, puesto que “se crea una infraestructura compleja, peligrosa y costosa”.