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El Geoparque del Maestrazgo conciencia sobre los riesgos naturales para minimizar sus consecuencias El Geoparque del Maestrazgo conciencia sobre los riesgos naturales para minimizar sus consecuencias
Autoridades, ponentes y estudiantes asistentes a la jornada de ayer en Mas de las Matas. M. N.

El Geoparque del Maestrazgo conciencia sobre los riesgos naturales para minimizar sus consecuencias

Los deslizamientos de tierras, las inundaciones, los incendios y la sequía activan las alertas
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Con el objetivo de minimizar las consecuencias para las personas de los cada vez más frecuentes desastres naturales y generar una cultura sobre prevención y preparación ante fenómenos tales como tormentas, sequías o incendios, cada 13 de octubre se celebra el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres. El Parque Cultural del Maestrazgo se sumó este jueves a esta conmemoración organizando una jornada de concienciación en Mas de las Matas, con un panel de expertos que insistieron en el principio de prudencia ante las alertas oficiales para prevenir desgracias

En la jornada, organizada por el Geoparque Mundial de la Unesco en colaboración con el ayuntamiento masino, la Fundación Dinópolis y el Gobierno de Aragón, se aprovechó para presentar el libro Geohazards in European Geoparks (Riesgos geológicos en los Geoparques Europeos), un proyecto liderado por el coordinador científico del geoparque Orígens (Lleida), Xavi Mir, presente este jueves en el evento.

Esta publicación alerta de que los principales riesgos en el Maestrazgo son los deslizamientos de tierras, inundaciones y posibles hundimientos relacionados con la gota fría que frecuentemente se ceban en los cauces de los ríos Guadalope y Bergantes, cortando carreteras por desprendimientos y, de forma excepcional, generando tragedias como la que produjo en 1883 el desbordamiento del río Monleón, que dejó 26 víctimas mortales en el barrio de La Estrella de Mosqueruela y arrasó 17 viviendas.

El programa, desarrollado en el salón de actos de la Casa de Cultura, dejó aportaciones de utilidad para la implantación de planes de protección y salvaguarda a las instituciones del territorio, comenzando por ayuntamientos y comarcas. Estas últimas tienen delegadas las competencias de Protección Civil.

La jornada arrancó con el saludo de la alcaldesa del Mas, María Ariño, que mostró su predisposición a colaborar con todas las entidades que lo demanden, especialmente con el geoparque, “una figura muy importante para nuestra comarca y colindantes”.

El presidente del Parque Cultural del Maestrazgo, José Manuel Azcón, dio paso a la primera ponencia de la jornada, a cargo del gerente del geoparque, Ángel Hernández, quien detalló los desastres naturales históricos que ha sufrido el territorio y alertó del aumento –como consecuencia del cambio climático– de la frecuencia e intensidad de episodios que impactan a nivel socioeconómico y ante los que hay que adaptarse para mitigar sus consecuencias. Para ello, es preciso “tomar conciencia y colaborar” con Protección Civil cuando da avisos serios a la población.

No correr riesgos innecesarios

A raíz del “riesgo vivo que hay en la presa de cola de Santolea, en el comité científico celebrado el año pasado en Castellote pensamos que era un buen motivo para hablar de riesgos naturales”, dijo Hernández. “Lo que no sabíamos era que íbamos a tener una sequía tan fuerte. Hemos tenido incendios, inundaciones, temporales de nieve y demás”, explicó el gerente, quien resaltó el episodio de La Estrella, reflejado en una placa en el barrio. “Los medios de la época se hicieron eco y está todo muy bien datado. Murieron nueve niños”, apostilló Hernández, quien también habló de la Cruz de los Helaos, en honor a tres hermanos de La Cañadilla que murieron de frío volviendo de vender vino en Estercuel.

En relación a sendos rescates de unos geólogos atrapados en el Bergantes en 2018, y de dos chicos que decidieron hacer kayak en el mismo río cuando éste creció súbitamente en 2021, Hernández reiteró que hay que “prestar atención a las advertencias que haga Protección Civil” para no correr peligro.

El director científico del parque, Luis Mampel, analizó los riesgos naturales de origen geológico-geomorfológico en el territorio, en especial deslizamientos de tierra y colapso de dolinas. Constituyen ejemplos de gran valor educativo para ilustrar los daños causados por los procesos geológicos, dijo Mampel, que alertó de cómo la actividad humana puede contribuir a desencadenar o intensificar procesos peligrosos.

Mampel hizo referencia al libro Geohazards, en el que escribió un artículo junto al catedrático de Geodinámica Externa de la Universidad de Zaragoza, Francisco Gutiérrez, y que añade el análisis de los riesgos geológicos al trabajo científico del Geoparque del Maestrazgo. Y es que hay algunos “ejemplos de libro”, nunca mejor dicho, como el desprendimiento de la Virgen de la Peña en 1936 que destruyó la ermita original de Berge. Fue reconstruida en 1950.

En cuanto a Santolea, “la presa original es de 1932, hubo un proyecto para recrecerla hace ya varios años y se desestimó por una causa geológica: se puede ver muy bien un hundimiento fosilizado; sin alarmar, pero se ha desplomado una lámina muy grande que se puede cartografiar, e incluso hay algunas evidencias actuales como una fractura abierta, vertical, que no tiene nada que ver con otras cuevas como puedan ser El Recuenco o las Grutas de Cristal”.

Es por ello que “se desestimó el proyecto y se decidió hacer dos presas que ya están ejecutadas”, dijo Mampel, quien recordó que hace un par de veranos se desgajó parte de una ladera aguas arriba “por efecto de las subidas y bajadas de agua del pantano”.

De modo que “la geología es importante para prever y ver este tipo de deslizamientos” que pueden arruinar proyectos de ingeniería muy costosos y causar una desgracia entre la población. A pequeña escala, “la carretera de Berge se ha cortado varias veces, y la de Pitarque en 2014, 2016 y 2023”, todas con un denominador común: la erosión por efecto del agua de las areniscas que sustentan calizas.

La publicación habla también de las dolomías de La Ginebrosa, que se disuelven por efecto del agua formando dolinas y simas. En esta localidad se celebró en 2023 el Día del Geoparque, donde se impartió información multidisciplinar por parte de geólogos, espeleólogos y naturalistas para interpretar el paisaje, así como promover una cultura de concienciación sobre el riesgo y los desastres.

Educar a la población

Mir explicó que la idea de publicar el libro tuvo lugar hace dos años a la vista del elevado número de riesgos geológicos en Europa, así como las medidas educativas o de adaptación y mitigación que adopta cada territorio. “Hicimos una convocatoria y 38 geoparques enviaron sus artículos, que fueron revisados por científicos expertos en cada una de las temáticas, y en un año pudimos sacar el libro que presentamos en 2023 en la reunión anual de geoparques que se celebró en Turquía, y tuvo mucho éxito”.

Cada territorio tiene su problemática, desde zonas volcánicas como las Islas Canarias o Islandia hasta los movimientos sísmicos de Los Alpes, pasando por los deslizamientos y los incendios en España. Pero “el denominador común son las medidas de educación y de adaptación que se implementan a través de los geoparques: nuestro papel debe ser el de educar a la población para saber reaccionar en caso de una catástrofe, saber entender que si hay previsión de lluvias torrenciales no tienes que ir a zonas donde pueda haber posibles riadas, o que tienes que sacar el coche de un lugar que posiblemente se va a inundar”. En este sentido, destacó el papel de los avisos de Protección Civil y prensa local, así como las redes sociales y webs de cada geoparque.

Jorge Crespo, jefe del Servicio de Seguridad y Protección Civil del Gobierno de Aragón, explicó que la anticipación y la prevención son claves, con planes de Protección Civil ante inundaciones, incendios forestales o sismos. Se trata de determinar “las acciones que tienes que acometer para reducir riesgos y dar una respuesta en caso de desencadenarse un evento de emergencia que afecte a bienes o personas”.

Dentro de operativos en los que participan Bomberos, 061, 112, cuerpos y fuerzas de seguridad o agentes forestales también están los efectivos de Protección Civil, “menos visibles pero que están cuando hay una gran emergencia”, reivindicó Crespo.

En cuanto a la prevención, dijo que “la base de la pirámide es la parte social y, a partir de ahí, administraciones locales, autonómicas y estatales; en la parte social se trabaja con la cultura de la autoprotección, de manera que si cada uno tiene pautas de conducta facilitará la actuación”.

Preguntado por los sistemas de alertas a la población, aseguró que estos han mejorado “a través de redes sociales” y medios de comunicación, por lo que “es raro que a alguien no le llegue un aviso de este tipo”. No obstante, en casos graves como el reciente confinamiento de Utebo (Zaragoza) por un episodio de contaminación química entró en juego el sistema ES-Alert estatal, “el último recurso que tenemos porque es el más invasivo”, ya que lanza un mensaje a todos los teléfonos móviles que se encuentran en una determinada zona.

Por su parte, el ingeniero técnico forestal Carmelo Peralta abordó la importancia de “minimizar” los riesgos de incendio forestal y los daños una vez producidos. Para ello, instó a incentivar asociaciones para que propietarios particulares participen de intervenciones globales en masas forestales, pastoreo o recuperación de pequeñas extensiones de cultivo con el objetivo de atajar los fuegos. “Todo lo que sea mirar al mundo rural es importante para crear ese paisaje mosaico que hará que tengamos incendios forestales menos graves de lo que serían con un paisaje homogéneo; los incendios no entienden de límites catastrales”.

En la jornada también participó el agente de protección de la naturaleza Javier Escorza, que abordó los riesgos naturales de origen meteorológico-climático y su afección sobre la biosfera. La sesión tuvo a estudiantes como público, así como alcaldes o el diputado nacional Herminio Sancho, entre otros.

Faltan voluntarios

El profesor del Grado Superior de Coordinación de Emergencias y Protección Civil en el CPIFP San Blas de Teruel, Carlos Lacaba, animó a apuntarse como voluntarios a las agrupaciones comarcales, sobre todo en el Bajo Aragón donde “está muy diluida por no decir desaparecida: hace falta gente”.

“En todas las comarcas hay que hacer agrupaciones de Protección Civil porque es una vía de formación y de estar preparados para ayudar a la gente en caso de emergencias”, indicó. También hacen preventivo en eventos deportivos y multitudinarios.

También animó a hacerse voluntario el jefe del Servicio de Seguridad y Protección Civil del Gobierno de Aragón, Jorge Crespo. Pese a que hay 900 en todo Aragón, “no está homogéneamente repartido” y en la zona del Bajo Aragón hay “dificultades”, ratificó.

Teruel tuvo el primer ciclo formativo de España en Protección Civil y Emergencias. En grado medio y superior, puede estudiarse desde hace una década. Hay otros encaminados a trabajar en cuadrillas forestales, también orientado a riesgos y emergencias. Existe, además, formación a través del Inaem.
 

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