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El bar Crack de Andorra encara un desahucio por impago del alquiler: la Covid le pone contra las cuerdas después de 35 años de actividad El bar Crack de Andorra encara un desahucio por impago del alquiler: la Covid le pone contra las cuerdas después de 35 años de actividad
El bar Crack, ubicado en la calle La Fuente de Andorra

El bar Crack de Andorra encara un desahucio por impago del alquiler: la Covid le pone contra las cuerdas después de 35 años de actividad

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La imposibilidad de trabajar, o hacerlo con muchas limitaciones debido a las restricciones impuestas por las administraciones públicas en su intento por frenar la propagación de la Covid-19, ha llevado a muchos empresarios del sector de la hostelería a no poder hacer frente al pago de sus alquileres, entre otras obligaciones. Este es el caso del gerente del Bar Crack de Andorra, José Manuel Sigler, que ha sido requerido por el juzgado para pagar en el plazo de 10 días los cuatro meses que adeuda al arrendador o desalojar el inmueble que ocupa desde hace casi 35 años.

Sigler recibió el pasado miércoles un requerimiento del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Alcañiz que le da un plazo de diez días para cumplir con la orden de desalojar el inmueble, pagar al actor o, en su caso de pretender la enervación, pagar la totalidad de lo que deuda o poner a disposición del tribunal o notorialmente el importe de las cantidades reclamadas en la demanda y el de las que adeude en el momento de dicho pago enervador del desahucio.

La enervación del desahucio es una oportunidad que se le concede al inquilino de pagar o consignar las cantidades que adeuda y poner fin al desahucio, rehabilitándose la vigencia del contrato de arrendamiento.

En estos momentos, Sigler adeuda cuatro cuotas de alquiler: las correspondientes a los meses de abril y mayo, cuando estuvo cerrado por el decreto del estado de alarma; y las de octubre y noviembre, en los tan solo ha podido utilizar cuatro mesas de la terraza debido a la imposibilidad de ocupar el interior del establecimiento y la limitación del aforo exterior al 50% del máximo permitido. 

La cantidad adeudada alcanza los 3.600 euros dado que el precio del alquiler es de 900 al mes, explicó. En julio, el arrendador ya le envió un burofax requiriendo las cantidades adeudadas y entonces pudo pagar ese mes y el de junio, añadió.

En el caso de que Sigler no abone la cantidad adeudada ahora, el juzgado ha señalado la celebración de un juicio verbal de desahucio por falta de pago para el 20 de noviembre a las 09:30 horas.

El próximo 17 de diciembre se cumplirán 35 años desde que Sigler firmó el primer contrato de arrendamiento del local que ocupa el Bar Crack y asegura que, hasta la irrupción de la pandemia, nunca había dejado de pagar el alquiler. Por eso, lamenta que el propietario no haya sido “sensible” a la situación. “Llevo desde junio generando deudas porque, con la actividad actual, no llego a pagar todos los gastos. Nos quedamos sin ingresos porque tuvimos que cerrar por obligación, para no perjudicar a la sanidad. Y sabía que después solo con la terraza no iba a ser rentable”, comentó.

El gerente del Bar Crack –ubicado en la esquina entre las calles La Fuente, La Unión y La Loma– presentó también una instancia al Ayuntamiento de Andorra para ampliar la terraza, pero la única opción que le dieron fue hacerlo en otra calle.

José Manuel Sigler admitió que está “muy preocupado” y que el abogado le ha recomendado que abone cuanto antes las cantidades que adeuda para evitar un juicio del que, con toda probabilidad, también tendría que asumir las costas. “Me ha dicho que busque la forma de pagar en estos diez días y que después negocie con el arrendador”, subrayó.

Y desde la gestoría, le han informado de que la orden del Plan de Rescate anunciado el pasado viernes por el Gobierno de Aragón no se publicará probablemente hasta el miércoles. De esta forma, argumentó, es imposible que las ayudas directas (que podrían alcanzar un máximo de 1.000 euros) o los posibles créditos lleguen antes de la fecha señalada para el juicio de desahucio.

El gerente del Bar Crack se ha visto obligado a despedir a las dos personas que habitualmente trabajaban junto a él y ha preferido pagarles a ellas antes que al arrendador. “Creo que lo merecen y lo necesitan más”, sentenció.

Por otro lado, también se mostró “sorprendido” con la rapidez con la que ha actuado la justicia en este caso. “La situación que estoy atravesando me parece increíble, así como que el juicio sea tan rápido. Parece que en este caso solo yo tengo que afrontar las consecuencias de la Covid-19, pero no así el propietario del local”, añadió.