El arco románico de San Pedro de Alcañiz será desmontado por el vaciado de Pui Pinos
Designan a un arqueólogo que supervisará la numeración y traslado de las piedras, muy erosionadasEl arco de San Pedro, único resto que se conserva de la iglesia románica de Alcañiz de la que tomó su nombre, tendrá que ser desmontado y trasladadas sus piedras de su ubicación actual en la Glorieta de Valencia como consecuencia de las obras de vaciado del cerro de Pui Pinos.
El Ayuntamiento de Alcañiz ha designado a un arqueólogo para que supervise los trabajos de desmontaje, piedra por piedra, de esta portada románica de la antigua iglesia del siglo XII. Su construcción se sitúa entre los años 1133 y 1138.
El arco ya fue trasladado de su lugar original en la plaza de San Pedro -a los pies del Castillo- hasta su ubicación actual en los años 40 del siglo XX, momento en el que se aprovechó para reformarlo añadiéndole dos columnas y erigiendo el elemento en un monumento a los caídos.
La portada es inaccesible al público en este momento. Todo el perímetro de recreo de la Glorieta de Valencia ha quedado cerrada al tránsito de personas por una valla rígida de dos metros y medio de altura que impide el paso a la zona de obras del cabezo de Pui Pinos, que comenzará a vaciarse en las próximas semanas.
El arco se encuentra en mitad de la zona de paso por la que transitarán los camiones que trasladarán el escombro que se retire del cerro.
Asimismo, alrededor del monumento se ha montado un andamio para que los operarios lleven a cabo el traslado de las piedras, que tendrán que numerarse antes de proceder a su desmontaje. En cuanto acabe la intervención en el cabezo, la portada se podrá volver a montar de nuevo.
Sin catalogación
El monumento románico en cuestión no está catalogado con bien del patrimonio aragonés por el departamento de Cultura del Gobierno de Aragón, aunque sí figura en el Catálogo Arquitectónico del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del Ayuntamiento de Alcañiz. En éste inventario goza de la máxima protección posible, ya que tiene asignado un Grado I, esto es, una protección integral, que se concede a los elementos del patrimonio considerados de “excepcional valor arquitectónico e histórico-artístico”.
La portada románica presenta un notorio deterioro, fruto de lo que se conoce como enfermedad de la piedra. Su traslado en los años 40 del siglo pasado ya provocó alteraciones en el conjunto, cuyos relieves y ornamentos aparecen actualmente muy poco definidos. La decoración escultórica del arco, la pequeña figura de San Pedro de su clave, las figuras zoomórficas de sus capiteles, entre otras figuras del conjunto, apenas pueden distinguirse por completo. Además, de las cuatro columnas sólo la interior del lado derecho conserva su fuste original.