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El albergue de transeúntes de Cáritas en Alcorisa cuadruplica pernoctas en un año El albergue de transeúntes de Cáritas en Alcorisa cuadruplica pernoctas en un año
Una de las habitaciones del albergue de transeúntes de Alcorisa. Cáritas

El albergue de transeúntes de Cáritas en Alcorisa cuadruplica pernoctas en un año

En 2020 pasaron 40 personas, muchas de ellas recién desahuciadas de sus casas por la crisis
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El albergue de transeúntes de Cáritas en Alcorisa acogió el año pasado a un total de 40 personas, frente a las 11 que lo utilizaron en los ocho meses de 2019 en los que estuvo operativo. La situación de crisis económica derivada de la pandemia hace mella entre las personas más vulnerables, que son ayudadas por este tipo de servicios que en pleno temporal todavía son más necesarios para salvar vidas.

De las 40 personas que pasaron por el albergue el año pasado, 32 fueron hombres y ocho mujeres. En 2011 no hubo ninguna mujer alojada. “Ellas suelen venir más en pareja”, destacó la trabajadora social de Cáritas en Alcorisa, María Tello, que acaba de hacer balance del año anterior a través del informe anual.

Entre los nuevos usuarios hay “desahuciados por la situación de desempleo”, si bien hay otros “que los tenemos fijos, que ya conocemos”. Las pequeñas pensiones no contributivas no son suficientes para pagarse un alojamiento mensual, subraya Tello.

Las dos habitaciones dobles del albergue de Alcorisa están disponibles estos días de temporal para todo el que las necesite. Cuentan con calefacción y agua caliente, e incluso “una televisión que nos pagó la parroquia”. Microondas, mesas y sillas completan el mobiliario.

“En caso de que, como ahora por la nieve y el frío, sea necesario permanecer dos o tres días sin poder salir del albergue, se les lleva los alimentos, que también paga la parroquia. Los cogemos en un bar del pueblo, menú a mediodía y bocadillo por la noche. De ello se encarga mi compañero Eulogio, y yo del papeleo”, prosigue la responsable del llamado Centro de Inserción Laboral y Social de Cáritas en Alcorisa.

Por norma general, los transeúntes pueden permanecer “uno o dos días” en estos centros, si bien “depende de la situación”. En este momento el servicio en Alcorisa está ampliado a las 24 horas del día “y los días que hagan falta” con motivo de la pandemia. Además, “como también nos han cortado tantas líneas de autobuses, tenemos manga ancha”.

Los transeúntes vienen “de todas las partes de España” e incluso “hay personas que son del extranjero”. Suelen estar un día aquí y otro allá. Preguntada por esta situación de itinerancia, Tello aseguró que “muchas veces son ellos mismos los que prefieren estar solo un día porque en Utrillas han hablado con la parroquia y luego van a Teruel”.

“A través de Cáritas podemos controlar dónde han estado en tiempos de pandemia, por el tema de que surgiese algún contagio. Aunque tengamos dos habitaciones, normalmente solo dejamos entrar a una persona, o dos si vienen en pareja. Si coinciden otras personas se les paga una noche en una pensión para que no duerman en la calle”. En tiempos de Covid-19, se les dan mascarillas y botecitos de gel hidroalcohólico y jabón de manos.

El objetivo de Cáritas, “sobre todo cuando hay temperaturas bajo cero y días de nieve, es que ninguna persona sin hogar duerma en la calle”, destacó Tello.

“La parroquia y la residencia de Alcorisa nos ayudan mucho, hay personas voluntarias que velan por las personas sin hogar y nos coordinamos para atenderlas. Servicios sociales de la Comarca del Bajo Aragón suelen derivar a alguien también”, ante la carencia de estos espacios especializados en el Bajo Aragón, si bien los albergues de peregrinos de Andorra y Alcañiz, municipal y privado, atienden a estas personas.

Un centro polivalente para ayudar a quien lo necesita

El Centro de Inserción Laboral y Social de Alcorisa se inauguró el 12 de abril de 2019, de la mano de Cáritas Teruel y Albarracín, para profundizar en la atención a las personas en situación de vulnerabilidad en las localidades que conforman el Bajo Aragón ampliamente entendido.

El centro se concibe como un espacio polivalente con tres partes bien diferenciadas. La planta calle la ocupa la tienda Koopera, una tienda abierta al público en la que puede adquirirse tanto la ropa de segunda vida que ofrece este proyecto de economía social, como los diferentes productos de comercio justo que ampara la iniciativa de Cáritas.

La primera planta se destina a centro de formación para el empleo, el cual incluye tres aulas –una de informática– y diferentes dependencias destinadas a la acogida y orientación de personas en situación de desempleo. La última planta, la del albergue, contiene dos viviendas sociales –un piso y un apartamento con capacidad para 5 y 2 personas respectivamente–, destinadas a acoger temporalmente a personas sin hogar, afectadas por situaciones de desahucio, víctimas de violencia de género o cualquier tipo de emergencia habitacional.

Tello explicó que las aulas están enfocadas a “repasos para niños en riesgo de exclusión”, mientras que el buen hacer de la tienda de comercio justo y del Ayuntamiento de Alcorisa ha hecho que la localidad haya sido premiada recientemente en el primer Concurso Estatal de Ciudades y Pueblos por el Comercio Justo, Ético y Sostenible en la categoría de Iniciativas de apoyo a la producción y comercio local, ecológico y justo.

Los productos que se venden “vienen de importadoras” como Intermon Oxfam o Tierra Madre, normalmente procedentes de Sudamérica y África. El cacao y el café son las estrellas por su calidad. La cadena de producción, distribución y venta respeta valores éticos. Los trabajadores reciben un salario justo.

En cuanto a la ropa de segunda vida, el proyecto funciona también porque “Alcorisa siempre ha sido un pueblo que ha participado en todas las actividades”, por lo que “la tienda está teniendo mucho tirón”.

Los precios son más económicos y las prendas tienen la garantía del proyecto de economía social de Cáritas, que tiene una planta en Valencia donde son higienizadas, clasificadas o recicladas. Parte de esta ropa va destinada a familias con necesidades especiales de la zona, que Tello cuantifica en más de 40.