l Domingo de Resurrección volvió a dejar una de las estampas más curiosas y características de la Semana Santa de la Ruta del Tambor y el Bombo en el Bajo Aragón. Es la breve, sentida y simbólica procesión de las Palometas, este año doce ejemplares con los que se simboliza en Alcañiz la victoria de Jesúcristo sobre la muerte. Juntaron esfuerzos para esta celebración las cofradías del Santo Entierro y de la Virgen del Carmen, pues doble es el recorrido de este encuentro, bajo la moderación de la Corporación municipal, desde la iglesia mayor unos, desde la del Carmen otros.
El protocolo es invariable; después de celebrarse la misa en la Iglesia de Santa María, el Santísimo fue sacado hacia la calle en procesión. De la Iglesia del Carmen sale la Virgen del Carmen con la granada en cuyo interior se colocan las palomas; el punto de encuentro, la plaza de España. Entre medias, en mitad de la calle Espejo, a pocos metros de la Casa Consistorial de Alcañiz, media hora antes del inicio de la procesión se procede a la colocación de las doce palometas en la granada desde la que media hora después se proyectarían. Es un ritual sencillo, en una casa sencilla, pero tremendamente simbólico. Las palomas, ejemplares adultos “porque más pequeños suelen despistarse”, son criadas específicamente para este evocador vuelo.
La celebración de este año tuvo un detalle especial. Forman parte de esta tradición de las Palometas los miembros de una familia castigada este año por el infortunio de perder a uno de sus hijos en un accidente laboral. Sus padres tuvieron la oportunidad de acompañar a los miembros de las hermandades participantes y realizar la suelta del hilo con el que se liberaron las palomas, emotivo momento de reivindicación de la Resurrección, frente a frente el Santísimo y la Virgen del Carmen, que dio paso al posterior júbilo, ya las palometas al vuelo, en mitad de una Plaza de España abarrotada. Volvieron la Virgen y el Santísimo a la Iglesia, de donde partió después la Virgen, acompañada por el Ayuntamiento, hasta su templo de advocación.
Cerraba así Alcañiz su Semana Santa con este característico, particular y tremendamente narrativo auto, otra multitudinaria manifestación de unos días marcados por un tiempo casi veraniego que ha movilizado a miles de vecinos, aficionados y visitantes en la cargada agenda religiosa, histórica y cultural que es la Ruta del Tambor y el Bombo. No hay tambores en el Domingo de Pascua alcañizano, pero no faltó el acompañamiento musical de la Unión Musical Nuestra Señora de los Pueyos para las Palometas; no puede entenderse, de hecho, esta Semana Santa sin su participación ni la de la Lira Alcañizana en los acompañamientos melódicos que permiten los tambores cuando dejan de tocar. Sus dos conciertos en Escolapios fueron igualmente eventos multitudinarios, como lo han sido todos estos días de puente festivo en la ciudad.