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Del carbón al éxodo: Andorra lucha contra el destino Del carbón al éxodo: Andorra lucha contra el destino
Cartel de una fase del Parque Empresarial de Andorra, uno de los polígonos industriales desaprovechados que se hicieron con fondos Miner, con la térmica al fondo. M. N.

Del carbón al éxodo: Andorra lucha contra el destino

Comienza la cuenta atrás para el cierre de la central térmica en junio de 2020
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La cuenta atrás para el cierre de la central térmica de Andorra en junio de 2020 ha comenzado, pero los habitantes de este municipio turolense luchan contra el destino y aún confían en que lleguen alternativas que impidan un nuevo éxodo de población que dé la puntilla a la comarca.

Endesa ha comunicado ya a los trabajadores de la central el cierre, una decisión esperada que deja poco margen de maniobra para una reconversión "justa" y que transforma el optimismo y esperanzas que hasta ahora tenían los vecinos de Andorra para salir adelante en realismo.

Porque la incertidumbre, como reconoce a Efe la alcaldesa de Andorra, Sofía Ciércoles, hace que la gente no dé el paso de invertir en el pueblo, no para que haya un "monocultivo" como el carbón, sino para una diversificación que permita asentar población. Y eso, advierte, no depende del ayuntamiento.

"A lo mejor no ha habido interés político en poner encima de la mesa un plan de reindustralización, de desarrollo, cuando aquí la lucha ha sido constante", añade Ciércoles poco antes de confirmarse el cierre, de cuyas consecuencias espera que se dé cuenta la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, cuando visite el territorio, previsiblemente durante la primera quincena de diciembre.

"Que se dé una vuelta para que vea que no hay nada", sugiere por su parte Alejo Galve, trabajador de la térmica y secretario provincial de UGT, quien denuncia que la situación es "muy complicada" e insiste en que la transición justa sería "crear empleo".

"Si no llegan empresas al final nos iremos todos" porque, para Galve, "si cierra la central, la comarca muere".

Y junio de 2020, advierte el presidente del comité de empresa, Hilario Mombiela, está "a la vuelta de la esquina" y la gente de Andorra no quiere que el carbón perdure toda la vida, sino "tiempo" para que puedan llegar proyectos duraderos y trabajo de calidad.

"Con la ministra me gustaría hablar largo y tendido y le preguntaría por qué Enel hace lo que está haciendo", a su juicio "un saqueo" de Endesa, que es "mero actor secundario de lo que dictaminan desde Roma".

La falta de expectativas la viven especialmente los jóvenes, que a pesar de su preparación, como en muchas otras poblaciones, se ven obligados a abandonar Andorra para intentar cumplir sus sueños profesionales.

"Poca gente joven vive aquí si no es de la restauración", apunta Marta Ramón, una joven de 25 años que acabó Arquitectura hace un mes y va a buscar trabajo fuera porque en el pueblo no tiene ninguna perspectiva. Eso es lo que hace dos años también hizo Javier Martín, quien estudio Óptica y Optometría y, aunque hubiera podido quedarse en Andorra, vive en Zaragoza porque todos sus amigos se han ido.

El futuro es "negro total" para Magdalena Gasión, que lleva 30 años al frente de un negocio de ropa, Tu tienda, y espera seguir en el "candelero" gracias a que tiene "muy buena clientela", pero sus hijos han tenido que marcharse.

"Me parece vergonzoso y lamentable que el Estado se involucre tan poco" para que haya alternativas de empleo y la gente se puede quedar, también por la calidad de vida. "A mí -asegura- que no me busquen en una ciudad".

La visión de los más mayores tampoco es muy halagüeña. "Si cierra la térmica será la ruina para toda la comarca", sentencia Lorenzo Arnas, quien con 90 años ha sido agricultor y ganadero y de ahí pasó a la mina, de la que se jubiló con 55.

"Estamos en la UVI, pero a punto de fallecer, no para salir a planta", señala Juan Ciércoles, concejal de Andorra y presidente de Cepyme Teruel. Explica que el pueblo vive "gracias al paraguas de la central y las minas" y el cierre es una equivocación, a su juicio, porque la térmica es de las más productivas y tiene cerca el carbón, y debería quedar "en reserva" ante cualquier incidencia que pueda haber en el suministro eléctrico.

Lo que no hay que hacer es "poner los huevos en una sola cesta", sostiene Ciércoles, quien está convencido de el cierre supondrá un nuevo éxodo de población y que quienes tienen opciones de invertir no lo hacen en Andorra y prefieren hacerlo en otros lugares con más futuro.

"Nos vamos a quedar para cazar", sentencia el presidente de la Comarca Andorra-Sierra de Arcos, Antonio Donoso, que estuvo al frente del comité de la central doce años y defiende que la solución, dado que las renovables son el futuro, pasaría por declarar la térmica de interés general.

Energías renovables o transformación agroalimentaria son algunas opciones que todos ellos citan para una transición "justa" que pueda absorber los empleos que se van a perder, tanto directos como indirectos. Porque a esta crisis se suma la que ya vivieron las empresas vinculadas a la construcción que llegaron a Andorra de la mano de los fondos de la minería.

Pero también es imprescindible asegurar una buena red de carreteras, mejorar los servicios y buenas conexiones de Internet, incide Sofía Serrano, una joven de Alcañiz autora de un trabajo de fin de máster en Medio Ambiente de la Universidad Complutense de Madrid sobre alternativas al carbón en Teruel.

Propuestas vistas como una oportunidad para que el "territorio despertase", y para eso es necesario que se impliquen todos los niveles administrativos.

"Las soluciones están, tantas cómo nos dé la imaginación", asegura, aunque admite que no ha habido mucha innovación y las ayudas no han servido "para nada" porque "se ha invertido por invertir", sin una planificación para sacar partido a los puntos fuertes que tiene la zona, "algo que esté en el ADN".

"Estamos dispuestos a cualquier cosa. No cerramos las puertas", asegura la alcaldesa, convencida de que Andorra va a salir adelante de una manera o de otra si la administración central y la autonómica "echan un cable". "Lo que no podemos es vivir de hierbas medicinales", apunta Donoso.