Catalogadas 165 oliveras centenarias, milenarias y singulares en la comarca del Matarraña
El proyecto pretende incentivar la conciencia conservacionista en el agricultor y fomentar el oleoturismoEl proyecto de catalogación de oliveras centenarias del Matarraña ha localizado un total de 165 ejemplares, el 60% entre 500 y 750 años y algunos incluso milenarios, y otros árboles singulares con el objetivo de crear conciencia en el agricultor para su preservación y utilizarlos de acicate para el oleoturismo.
La iniciativa, que también ha servido para catalogar árboles en tres localidades del Mezquín (Belmonte de San José, Torrevelilla y La Codoñera), ha contado con la participación de los propietarios, los consistorios implicados y las cooperativas.
Se puso en marcha a finales de 2019 con el objetivo principal de localizar y dar a conocer una parte del patrimonio natural vivo existente en estos momentos en el territorio, como son las oliveras de excepcionales dimensiones y mayor longevidad.
El trabajo ha sido desarrollado por la consultoría medioambiental Bioma y financiado por el Grupo Leader Bajo Aragón Matarraña, esta última comarca y los ayuntamientos bajoaragoneses.
De las 165 oliveras centenarias, 140 sobrepasan los tres metros de perímetro en el tronco a la altura del pecho (1,3 metros de altura). Este ha sido “el criterio fundamental que se ha elegido a la hora de hacer esta selección”, dijo el coordinador del proyecto, Fernando Zorrilla, que aclaró que en la catalogación se han incluido otros ejemplares singulares (15) “por motivos históricos, de leyendas y de tradiciones”. En este capítulo estarían la olivera de la Mare de Déu, en Valdeltormo, cuya producción se destinaba a pagar la iluminación de la iglesia, o la Balladora, de Belmonte, que toma su nombre de las danzas que se realizaban en torno a ella para San José.
Además, para aquellos árboles que han rebasado los 3,5 metros de perímetro –110 en total– “hemos hecho una distinción especial”, explicó Zorrilla, pues según pautas de otros trabajos similares, como puedan ser los de la Taula del Senia, un olivo es milenario si su perímetro tiene estas medidas. No obstante, en territorios de secano donde se cultiva la variedad Empeltre los olivos no tienen el mismo desarrollo por la dureza de la climatología, por lo que “hay que cogerlo con pinzas”. En cualquier caso, “tienen varios siglos de vida, por lo que merecen el mismo respeto que si fueran milenarias”, aclaró.
A la labor de campo se ha sumado un trabajo en laboratorio que ha ayudado a determinar tanto la antigüedad como las variedades de olivos inventariadas. Para ello, se han realizado análisis de Carbono-14 y de los anillos de crecimiento en el Instituto Pirenaico de Ecología, dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y el campus universitario de Soria.
Empeltre al poder
La mayor parte de los olivos, un 60%, se corresponden con edades estimadas que oscilan entre los 500 a 750 años de edad, algo que se corresponde con los datos históricos que señalan que durante los siglos XIII Y XV hubo un fomento importante de la plantación de olivares de la variedad Empeltre.
El experto detalló que los sectores territoriales con mayor densidad de árboles centenarios son el término de Valderrobres, con el 14% del total del Matarraña; el área de Arens de Lledó, Calaceite y Cretas, con el 18%; y el sector Portellada y Fresneda, con un 22% del total de los ejemplares catalogados.
Además, se han determinado 10 variedades locales en las que se continúa trabajando para su clasificación. Aunque el Empeltre representa en torno al 80% de las catalogadas, también hay Manzanilla, Reusenca o Sevillana.
Zorrilla destacó que los árboles centenarios suponen en este momento “menos del 1% de la totalidad del olivar del Bajo Aragón”, cuyos agricultores han apostado por arrancar ejemplares o cercenar la estructura del árbol para adaptarla a la maquinaria para ser más productivos.
En opinión del coordinador, estos árboles “merecen un respeto porque forman parte del paisaje, la historia y la economía de una serie de generaciones que han permitido lo que es el olivar bajoaragonés hoy en día”.
De modo que “hemos intentado tocar la fibra a los propietarios para que se piensen dos veces antes de arrancar algún ejemplar de este tipo”, dijo Zorrilla, que instó a las administraciones a implicarse “en el apoyo a los propietarios para ayudar al mantenimiento de este patrimonio natural único e irrepetible”.
Buscan valor añadido
El catálogo que se complementará con la publicación de una selección de las 12 oliveras más representativas del territorio, que serán visitables de tal forma que se ponga en valor “este rico patrimonio natural que está tan ligado al patrimonio cultural y paisaje del Matarraña”, apunta esta Comarca en un comunicado.
El proyecto entronca también con el oleoturismo, y también se pretende que el aceite de los olivos de estas características pueda comercializarse bajo una marca que aporte valor añadido.
Zorrilla explicó que la Comarca del Matarraña trabaja ya en una exposición y el Mezquín está interesado en una publicación. Incidió en que todos los planes de puesta en valor cuenten con la “complicidad” de los propietarios y destacó que hay oliveras centenarias muy próximas entre sí que forman conjuntos muy valiosos.
En definitiva, con este proyecto lo que se ha buscado es “un reconocimiento a lo que representa el olivo para el Bajo Aragón histórico y de alguna manera relacionarlo con la promoción de los productos y el mantenimiento de estos árboles, que es de justicia”.
Zorrilla ya coordinó hace 25 años el primer trabajo sobre Árboles singulares del Bajo Aragón histórico y ha realizado diversas publicaciones y actividades de educación en la naturaleza.