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'Carretera a Gusen': tras los pasos del anarquista de Jorcas asesinado por Hitler 'Carretera a Gusen': tras los pasos del anarquista de Jorcas asesinado por Hitler
Fotograma de 'Carretera a Gusen', cuando Àlex Cirera llega al campo nazi de exterminio

'Carretera a Gusen': tras los pasos del anarquista de Jorcas asesinado por Hitler

Un documental narra el periplo de Félix Izquierdo a través de la bici de su nieto
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El catalán Àlex Cirera, bombero de profesión y aficionado al ciclismo, realizó en mayo de 2019 una aventura sobre dos ruedas que le llevó a recorrer 2.500 kilómetros en 18 etapas, desde la casa de su abuelo Félix Izquierdo García en Terrassa (Barcelona) hasta el campo de exterminio de Gusen (Mauthausen, Austria), donde este anarquista nacido en Jorcas murió asesinado en 1941 por los nazis.

El viaje vital de Cirera fue grabado en vídeo y editado por Eloy Calvo, también descendiente turolense y residente en la localidad del Vallés. Juntos presentaron el miércoles en Ejulve el resultado, un documental de 75 minutos titulado Carretera a Gusen, y este jueves volverán a hacerlo en Jorcas (20:30 horas, pabellón) para cerrar el círculo y rendir homenaje póstumo al deportado, del que hasta hace apenas cinco años su familia apenas sabía de oídas que había muerto “en Alemania, en la Segunda Guerra Mundial”.

En paralelo a este viaje físico y emocional en el que Cirera recorrió el mismo camino que hizo su abuelo hace 80 años, en el documental se descubre la figura del natural de Jorcas, así como las circunstancias personales y colectivas que llevaron a miles de republicanos a ser deportados a los campos nazis, por lo que el trabajo audiovisual tiene un alto valor memorialista.

Cirera partió de la casa de su abuelo en la rambleta del Padre Alegre 67, en Terrassa, y al cabo de 18 etapas llegó a Austria tras pasar por Girona, Argeles, Saint Die des Vosgues, Estrasburgo o Mauthausen.

Fèlix Izquierdo García, fue uno de los republicanos que se exiliaron en Francia a comienzos de 1939 y que tras la invasión de Francia acabaron en manos de los nazis en campos de concentración, pero en la familia de Àlex nunca se había hablado de él porque “era un tema tabú”, indicó ayer su nieto en el coloquio.
 

Eloy Calvo, Àlex Cirera y Juan Manuel Calvo, el miércoles en el salón de plenos de Ejulve tras la proyección. M.N.


Estuvo en la línea Maginot, la resistencia francesa contra el régimen nazi, que una vez rota acabó con Félix como prisionero en manos de Hitler. Del Stalag V D Strasbourg llegó en tren a Mauthausen el 13 de diciembre de 1940, desde donde fue trasladado el 24 de enero de 1941 a Gusen. Allí murió el día de Todos los santos de ese año.

Intrigado por conocer dónde estuvo su abuelo y el recorrido que siguió hasta llegar a Gusen, Àlex investigó la historia de su familia hasta dar con siete cartas enviadas desde el exilio gracias a las cuales pudo reconstruir el camino que siguió hasta encontrarse con la muerte. Es el mismo itinerario que el bombero recorrió para colocar una placa en el memorial del campo de Gusen, anexo a Mauthausen, donde su abuelo fue asesinado.

Los orígenes, en Teruel

Izquierdo García nació en Jorcas el 27 de julio de 1907. Con 19 años emigró a Terrassa, donde trabajó de agricultor, militó en el anarcosindicalismo (CNT) y participó en la Guerra de España, alcanzando el grado de sargento.

Se casó con Rosa Duaigües Sellares, de Terrassa, y su hija –María Josefa, la madre de Àlex– nació en marzo de 1939, cuando él ya llevaba al menos un mes exiliado en Francia, siguiendo el camino de la retirada republicana.

Todo el proceso ha sido documentado por el realizador Eloy Calvo, hijo del presidente de la Amical Mauthausen y otros campos de España, el ejulvino Juan Manuel Calvo. El resultado final es una pieza audiovisual producida por la Amical, que no “solo habla del reto deportivo de Àlex, sino que descubre el camino que hizo su abuelo y el trabajo de investigación que llevó al nieto a conocer el exilio de cinco años”, dijo el director.

El documental recoge imágenes de la casa natal de Félix en Jorcas, donde su nieto recuperó dos fotografías en la buhardilla que le motivaron enormemente en su labor de investigación. La cinta también es una evidencia de que después de tantos años “aún hay historias familiares ocultas y abre la puerta a la recuperación de la memoria histórica”, observa Eloy Calvo.

Cirera, reconfortado

Tras ver el resultado audiovisual, en el que el realizador ha hecho “un trabajo de orfebre”, Àlex Cirera se siente “extraordinariamente reconfortado” por haber indagado en la historia de su familia. En un viaje a Jorcas descubrió que Félix tenía seis hermanos y hermanas, de los cuales cuatro murieron de enfermedad y hambre cuando tan solo eran unos niños.

La idea de recuperar la memoria de su abuelo surgió en 2018, cuando empezó a investigar. Aprovechó unas vacaciones familiares por Alemania para escaparse en coche de alquiler a Austria, donde ratificó que el nombre de su abuelo estaba entre los allí asesinados. “Quedé chocado por lo que allí sucedió, y más porque un familiar mío había muerto en ese lugar”. De modo que se propuso “subirle algún día una placa de difuntos, con su nombre y foto”, para romper el “tabú” familiar en la tercera generación.

De la mano de la Amical y de Juan Manuel, experto en deportados aragoneses a campos de exterminio, Àlex descubrió curiosidades como que un juez franquista, en 1958, admitió a su abuela –por la evidencia de las cartas referidas–, republicana declarada, la paternidad de María Josefa que en 1939 le negó el país porque el anarquista estaba desaparecido oficialmente.

El memorialismo se reivindica

El presidente de Amical España señaló la importancia de dar a conocer estas historias desde un punto de vista histórico y personal. “Son muchos los nietos que están sacando historias de sus abuelos que se han mantenido en secreto durante muchos años. Se hablaba poco en las familias por no transmitir miedo ni dolor”.

“La historia de Félix está en el contexto de lo que fue la deportación de miles de víctimas del franquismo. Se trata de darles memoria y recuperación, y también prevenir. Hay que reivindicar las políticas de memoria como un deber colectivo de la sociedad, en un momento en que desde instituciones de gobierno están planteando que son revanchistas y se está banalizando el pasado”, argumentó Juan Manuel Calvo. “Las sociedades que no conocen el pasado están condenadas a repetirlo. Los derechos humanos y de las personas no están asegurados por sí mismos, sino que hay que lucharlos con conciencia y compromiso”, dijo.