Calanda ya duda de que se instale la empresa pakistaní Yasin Pannu

El inicio de la actividad de la empresa pakistaní Yasin Pannu, de la que en plena campaña electoral para las elecciones autonómicas se dijo que iba a poner en marcha en Calanda una planta de extracción y transformación de productos destinados a la construcción, no será inminente. El nuevo Ayuntamiento asegura que no tiene ningún proyecto encima de la mesa y que la compañía no cuenta con permisos ambientales ni mineros; no ha solicitado licencia de obras ni ha hecho extensivas sus necesidades de luz y agua. 
“Ojalá acabe llegando, pero a día de hoy no hay nada”, sentenció el alcalde de Calanda, Alberto Herrero (PP), quien también en campaña electoral advirtió de que podría ser “la segunda vez que se vende una empresa que no llegue” a los polígonos calandinos. 
El anterior Gobierno de Aragón PSOE-CHA anunció el pasado 9 de mayo que la empresa iba a invertir 5 millones de euros en la puesta en marcha de esta planta, que iba a crear 15 empleos directos en la fase inicial y hasta 35 en una segunda fase.
En una nota de prensa lanzada en plena vorágine de anuncio de empresas en municipios mineros, el Ejecutivo autonómico aseguraba que los contactos con Yasin Pannu comenzaron en marzo de este año, y en mayo hacía oficial “la firma de la compraventa de la parcela municipal en la que se ubicará el proyecto, que inicialmente ocupará 20 hectáreas y posteriormente se ampliarán hasta el entorno de las 50, de terreno adecuado para cantera de extracción de áridos y gravas”. 
Ese 9 de mayo se reunieron en Zaragoza el director gerente de Yasin Pannu, Muhammad Yasin Pannu; el mánager de la empresa, Hamid Yasin; el alcalde de Calanda, José Ramón Ibáñez; la anterior consejera de Economía, Industria y Empleo, Marta Gastón; el director gerente del Instituto Aragonés de Fomento, Ramón Tejedor y el gerente de Aragón Exterior, Fernando Fernández. 
Tras la reunión, el Gobierno de Aragón informó de que la previsión para empezar a funcionar, según los promotores, era el próximo mes de septiembre, con una primera fase orientada a la extracción y fabricación de gravas y arenas. Posteriormente la industria fabricaría bloques de hormigón y, después, cementos, prefabricados y otros materiales de construcción en general. 

Una operación “surrealista”
No obstante, Herrero aseguró ayer a este periódico que, tras la reunión de traspaso de poderes con el anterior alcalde, José Ramón Ibáñez (PSOE), la instalación de esta empresa está lejos de producirse y calificó la situación de “surrealista”. 
“Vinieron los dueños y expusieron que empezaban ya a traer máquinas y a trabajar”, pero “a posteriori hablamos con los ingenieros de la empresa y dijeron que no había proyecto y que nunca se había presentado”, por lo que “no sabemos si van a ocupar una hectárea o media, ni qué agua ni luz les tenemos que dar”. 
Como no hay proyecto, tampoco se ha iniciado la tramitación medioambiental que, según Herrero, tiene que desembocar en permisos del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental y del Ministerio para la Transición Ecológica. La Dirección General de Energía y Minas autonómica también tiene algo que decir al respecto, ya que se trata de una actividad extractiva de arcillas. 
“Aquí se había vendido que la empresa iba a instalarse ya y la realidad es que, por el momento, esos informes no se van a producir hasta al menos ocho meses o un año después de que se presente el proyecto”, dijo Herrero.
En cuanto a la firma de la compraventa de la parcela, el alcalde admitió que el anterior Ayuntamiento “hizo un alquiler de unas lomas municipales situadas en el paraje de Cantalobos con una opción de compra a cinco años”.
También hay una solicitud de toma de agua a la Comunidad de Regantes del Guadalopillo, pero “la cantidad es mínima” y no se corresponde con la actividad que supuestamente ha de desarrollar la empresa, dijo el regidor.