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Cuatro décadas de historia mineroeléctrica en Andorra caen al suelo dinamitadas en 25 segundos

Endesa vuela la chimenea de la térmica de Andorra con 265 kilos de explosivos entre gran expectación
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Veinticinco segundos. Eso es lo que tardaron las 25.000 toneladas de la chimenea de la central térmica de Andorra en descomponerse contra el suelo del parque de carbones desde que el Site manager de Enel, Luigi Erbi, terminó a las 11:30 horas del jueves  la cuenta atrás para la voladura del último gran símbolo en pie de la planta de Endesa, en proceso de desmantelamiento tras su cierre el 30 de junio de 2020. Los trabajos llegan al 65% y se acompasan al proyecto renovable y de acompañamiento de la compañía, ganadora del concurso del Nudo Mudéjar. En él se vuelca la empresa, que promete crear “riqueza en la zona” y 500 empleos estables, al tiempo que asegura que nunca se le planteó un proyecto consistente –que incluyera los costes de mantenimiento y fuera compatible con los nuevos desarrollos– para el aprovechamiento de las estructuras esbeltas, que estaban sentenciadas por el propio “acto administrativo” que obligaba, antes de construirlas, a demolerlas.

Este fue el argumentario desplegado por el director general de Endesa en Aragón, Ignacio Montaner, que junto a decenas de técnicos de la eléctrica y de periodistas siguió desde un cabezo próximo el curso de la detonación, inmaculada técnicamente aunque hirió el alma de los andorranos. Fue inevitable que los centenares de curiosos que siguieron la voladura desde el perímetro de seguridad de 600 metros no derramaran alguna lágrima o gritaran contra el “atentado al patrimonio” que muchos consideraron que suponía este evento. Tal es así que los tímidos aplausos del personal de Endesa para premiar el trabajo exitoso del equipo de explosivos fueron acallados enseguida por algunos insultos. No estaba la caldera para carbón en la villa minera.

La operación se realizó mediante la técnica de demolición por voladura controlada. Los técnicos de Endesa desequilibraron el asentamiento de la torre, que cayó por sí misma hacia uno de sus lados, el que daba hacia al parque de carbones en dirección a la carretera de Calanda. Al desplomarse sobre el suelo, causó un gran estruendo. En 25 segundos, la que fuera la tercera estructura más alta del país, con 343 metros de altura, fue abatida con 265 kilos de explosivo.

La voladura generó alrededor de 25.000 toneladas de residuos, básicamente hormigón, que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental. Serán revalorizados en obra, como el hierro de armadura.

“Ha caído un símbolo. Todos estamos impresionados de esta secuencia de demolición”, dijo Montaner tras el derribo. “Creemos que lo que estamos haciendo generará riqueza y es lo más beneficioso para la zona”, subrayó el director, que no rehuyó ninguna pregunta sobre el debate patrimonial que había en el territorio con respecto a preservar o no las estructuras esbeltas.

“Nos propusieron muchos usos, pero ninguno que se pudiera acompasar con el diseño” del plan de futuro de la eléctrica para la zona, dijo Montaner. Éste tiene como objetivo “reavivar el tejido industrial con una inversión de 1.500 millones de euros y la construcción de 1.843,6 megavatios (MW) de potencia renovable”, algo que “generará más de 6.300 empleos en la etapa constructiva y 370 empleos directos ligados al proyecto renovable”, añadió Endesa en un comunicado.

“Esto es un símbolo que cae pero detrás tenemos ya a lo lejos el parque Sedeis (50 MW), que es una realidad. Hemos visto cómo está el parque de carbones y Mas de Perlé –donde el próximo verano espera estar construyendo unos 70 MW adicionales– y lo que de verdad a nosotros nos importa es seguir creando riqueza y empleo en Andorra”, destacó.

En la zona “estará ubicado el electrolizador para producir hidrógeno, las oficinas de renovables y seguramente va a estar la fábrica de Soltec para fabricar los seguidores solares. Esto va a ser un nuevo centro de actividades industriales, va a haber también alguna nave para pellets... Es un nuevo paradigma”.

Montaner se comprometió a superar el volumen de empleo que generaba la térmica y a mantener durante “otros 40 años los parques eólicos y fotovoltaicos”. Tras la preceptiva tramitación de los estudios ambientales ante la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, que a Endesa le gustaría “que fuera muy rápida”, en el segundo semestre de 2024 estaría en condiciones de construir.

Y en cuanto al plan de acompañamiento “hay iniciativas que queremos empezar ya de inmediato”, como los cursos de formación, y “se está hablando con los ayuntamientos para poner en marcha los autoconsumos”.

Al 65% el desmontaje

Montaner recordó que el desmantelamiento se inició en febrero de 2021 y casi un 65% está ejecutado. El parque de carbones, la torre de calizas, el sistema de desulfuración, los molinos, las torres de refrigeración y la chimenea ya son historia. El desmontaje empleará, según Endesa a 250 personas de mano de obra directa hasta 2025. El volumen de demolición se eleva a 260.000 toneladas. El objetivo es revalorizar el 90% de los residuos que generen estos trabajos.

La Central Térmica Teruel constaba de tres grupos, con una potencia total de 1.100 MW. Durante sus cuatro décadas de actividad produjo 224.000 gigavatios hora (GWh), equivalentes al consumo de electricidad peninsular durante un año. Para ello necesitó 142 millones de toneladas de carbón, de las que 110,9 millones fueron de carbón nacional.

1.500 millones para el futuro

Con el fin de hacer compatibles el desarrollo económico y el uso de estos lignitos con la conservación del medio ambiente, a lo largo de la vida de la central se llevaron a cabo una serie de actuaciones que conllevaron inversiones superiores a los 400 millones de euros. Como resultado, la central consiguió estabilizar las emisiones a la atmósfera en niveles inferiores a 1 tonelada por megavatio hora producido.

Ahora, el proyecto renovable y de futuro comprende 1.500 millones de euros de inversión para instalar 14 parques solares y eólicos en Albalate, Híjar, Samper, Castelnou, Andorra, Calanda, Alcañiz, La Puebla de Híjar, Jatiel y Alcorisa.

A estos proyectos se une un electrolizador de 15 MW que permitirá gestionar los excedentes de energía renovable para la producción de hidrógeno verde que ayudará a descarbonizar industrias del entorno, la construcción de una fábrica de electrolizadores, y un compensador síncrono que permitirá verter esa energía renovable con mayor calidad favoreciendo el buen funcionamiento de la red de transporte eléctrico.

Endesa generará más de 6.300 empleos en total, de los que más de 370 serán empleos directos ligados a las renovables. A ellos se sumarán, una vez esté desplegado todo el plan, otros empleos estables. Todo ello eleva a 500 los puestos de trabajo fijos y de largo plazo que facilitarán Endesa y sus 30 socios en 2028.