Berge acogerá el 9 de noviembre la XI edición de la Fiesta del Chopo Cabecero
La localidad es una de las más orientales de Aragón donde crecen estos árboles centenariosBerge acogerá el próximo 9 de noviembre la XI edición de la Fiesta del Chopo Cabecero. La localidad del Bajo Aragón es la más oriental que cuenta con árboles trasnoches. Además, también destaca la altitud, ya que estos árboles solo se localizan a partir de los 600 metros y Berge está situado a poco más de 700.
El responsable de la organización de este evento, Chabier de Jaime, indicó que se ha elegido este municipio bajoaragonés porque “tiene una chopera formidable, con numerosos ejemplares notables”, especificó.
La fiesta se realiza de forma itinerante por distintas localidades de la provincia de Teruel y está organizada por el Centro de Estudios del Jiloca en colaboración con los ayuntamientos y asociaciones culturales de los pueblos donde se desarrolla. En este caso también cuentan con el apoyo del Parque Cultural del Maestrazgo.
La fiesta se iniciará por la mañana con un paseo por la riera en el que los asistentes tendrán oportunidad de ver cómo se realiza la escamonda o corte de las ramas superiores de los chopos. Después se hará una presentación de un proyecto artístico vinculado a este paisaje que se quiere llevar a cabo en la localidad De Fuentes Calientes. Tras la misma se hará una comida de hermandad y, ya por la tarde, tendrá lugar un festival musical. Durante la jornada se hará entrega del premio Amigo del Chopo Cabecero, que cada año recae en una persona o institución por el trabajo desarrollado en defensa de este paisaje de ribera.
El objetivo de la celebración es dar a conocer un paisaje de árboles centenarios que es resultado de la convivencia entre la naturaleza y el hombre. Se trata de un evento dirigido tanto al público de la zona, que en muchas ocasiones no conoce el valor de este patrimonio natural, pero también a aficionados a la naturaleza y a familias con niños. “Es un pequeño evento cultural con perfil ambiental y con el objetivo de acercar a la gente al paisaje y la cultura de la zona”, explicó Chabier de Jaime.
Los chopos cabeceros fueron fundamentales para las sociedades rurales durante décadas puesto que su madera se utilizaba para la construcción y para calentarse. “En muchas comarcas la deforestación propició que fuera la única madera” que tenían a mano, explica De Jaime, quien añade que las repoblaciones de pinos se realizaron hace solo unos 60 años. Por eso, la escamonda de estos chopos, que es cortar las ramas más altas dejando el tronco central, se hacían cada doce años y los troncos resultantes eran muy apreciados por ser muy rectos y resistentes al ataque de la carcoma, lo que los convertía en idéoneos para la construcción de casas y corrales.
Actualmente su madera se ha depreciado y solo en algunos sitios se emplea como leña, pero estas formaciones arbóreas sí tienen un gran valor ambiental porque en ellos habitan muchas especies. Además, De Jaime destaca el interés que podrían despertar entre los visitantes si se dieran a conocer. “El otoño de las choperas de cabeceros tendría que ser un recurso turístico estratégico, afecta además a muchas comarcas”, aseguró el experto en árboles trasmochos.