Andorra y Calanda exigen investigar todo lo que envuelve al triple asesinato
Un millar largo de personas recorren los escenarios de las muertesAndorra y Calanda clamaron este viernespor que el Juzgado de Instrucción número 2 de Alcañiz no se limite a investigar el triple crimen de Norbert Feher contra Víctor Romero, Víctor Jesús Caballero y José Luis Iranzo, sino que vaya más allá y abra la puerta a esclarecer todas las responsabilidades, políticas y de mando técnico, desde que Igor el Ruso huyó de Italia en abril de 2017 hasta que mató en Andorra el 14 de diciembre del año pasado, especialmente a partir del doble intento de homicidio en Albalate del Arzobispo nueve días antes.
Así lo pidieron “porque queremos que las cosas mejoren, porque pudimos ser cualquiera y porque queremos vivir en nuestros pueblos” de forma segura, expusieron los amigos de Iranzo en un manifiesto leído en el exterior del mas de El Saso poco después de las 18:30 horas, el mismo lugar y a la misma hora donde Feher descerrajó dos tiros a José Luis cuando acudía a sus quehaceres después de haber dado la voz de alarma y haber participado en un operativo policial para localizar al criminal.
Un millar largo de personas recorrieron el camino que Iranzo completó aquel 14 de diciembre de 2017, un día más, desde El Ventorrillo hasta El Saso. Lo hicieron –con velas, linternas frontales y cascos de minero– para ser conscientes de “dónde murió nuestro valiente José Luis” y, a escasos 500 metros, “dónde dejaron solos a los valiosos Víctor y Víctor Jesús”.
“Saquen sus propias conclusiones”, finalizaba un manifiesto que puso los pelos de punta a los presentes, y que comenzaba destacando que ese lugar “siempre fue un sitio simbólico para José Luis”. Al tiempo que “somos muchos los que creemos que su alma sigue en este lugar”, esa masía es también “una representación del medio rural, del agricultor y del ganadero, del habitante de nuestros pueblos, del cantador de jotas que volaba lejos para siempre volver”, proseguía el texto en referencia a José Iranzo, el Pastor de Andorra, abuelo de José Luis.
“Sin un análisis riguroso de lo ocurrido y sin la correspondiente toma de responsabilidades, las cosas no mejoran”, entraba en materia el texto, sino que “se quedan igual y nada cambia, hasta que a cualquiera le pueda suceder de nuevo”.
Por ello, pidieron “justicia” no sólo “para que el culpable, que es sólo uno y afortunadamente está entre rejas, no vea nunca más la luz del sol en libertad”, sino “para depurar responsabilidades en relación a los medios que fueron utilizados para salvaguardar nuestra seguridad hace justo un año”.
A los andorranos y albalatinos les suena “ridículo” que haya que “insistir en que lo que pasó entre el 5 y el 14 de diciembre” de 2017 “fue una falta de rigurosidad absoluta y una clara dejadez de funciones”.
Desde que Igor el Ruso intentó asesinar a Manuel Marcuello y Manuel Andreu en Albalate del Arzobispo el 5 de diciembre –en aquel momento no se conocía su identidad, aunque sí su peligrosidad– hasta que asesinó en Andorra por tres veces “faltaron medios acordes a la situación que existía; faltó rigor, agilidad y toma de decisiones; faltó presión policial, propiciando que el autor de los hechos se moviese con total impunidad por esta misma zona; fallaron todos los cauces informativos posibles entre las instituciones y los ciudadanos y, en consecuencia, la población vivió ajena al peligro que corría; faltaron todas las medidas preventivas posibles”.
De modo que “se expuso a un peligro atroz a la ciudadanía, a los agricultores, a los guardias civiles y a quienes querían ayudar para paliar la falta de medios, como fue el caso de Víctor Gracia –el vecino que guió a los agentes hasta el lugar tras los disparos a Iranzo– y de nuestro amigo fallecido José Luis”.
En Albalate, los días posteriores al doble intento de asesinato, hubo “inseguridad, incomprensión y miedo”. A los seis días, “el asesino sin escrúpulos llegó hasta aquí, tranquilamente, bordeando la carretera y asaltando impunemente los mases que se encontraba”. Hasta que José Luis, que “llegó solo” hasta El Saso, se cruzó en el camino del criminal tras ayudar a la Guardia Civil a encontrarle por las cuevas de Valdoria. “¿Es esto riguroso?”, se preguntan los amigos de Iranzo, que recordaron que “seguía habiendo robos con el mismo modus operandi” que en Albalate y que el autor se había desplazado. Sin embargo, “se continuaba actuando con sólo seis desprotegidos guardias de la zona” y no con grupos de élite.
Los allegados de Iranzo piden a Subdelegación del Gobierno en Teruel que conteste a las 87 preguntas que le han formulado, “por escrito y con documentación acreditativa”, respetando de esta forma la memoria de los fallecidos y de las 22.000 personas que firmaron para ello. A los ayuntamientos, comarcas y partidos políticos les exigen que logren una comisión de investigación para aclarar el operativo.
Calanda alza la voz
Los allegados de Víctor Romero también quisieron homenajear ayer su figura y sumarse al mensaje reivindicativo ante la casa de cultura de Calanda, que desde el viernes lleva el nombre del agente calandino asesinado.
“Seguimos sin perdonar ni comprender esta barbarie”, manifestaron los hermanos de Romero, Rocío y Óscar, dando lectura a otro escrito. “Nos sentimos igual de desamparados por la justicia que hace un año. Todo son negativas y puertas cerradas para intentar avanzar con las investigaciones” y “la única sensación que tenemos es que la justicia no es igual para todos”.
“No debería ser posible que un prófugo de la justicia italiana, tras matar, violar, robar y cometer un sinfín de hechos delictivos, llegase a nuestro país sin levantar ninguna sospecha”, prosiguieron; ni que, “tras disparar con un arma corta a dos personas, con una clara intención de matar, e hiriéndolas de gravedad, este monstruo no fuese buscado con medios acordes a las circunstancias”.