Alumnos de 2º de Bachillerato del IES Matarraña idean un dispositivo para asegurar la ventilación adecuada en clase
Una abertura de 20 centímetros (cms) de)de las ventanas del aula es suficiente para mantener una clase ventilada y confortable, siempre que la puerta se mantenga abierta, es decir, que se garantice una corriente de entrada y salida. Esas son las conclusiones a las que ha llegado un estudio aplicado que han llevado a cabo alumnos de 2º de Bachillerato de la asignatura Ciencias de la Tierra del Instituto Matarraña de Valderrobres.
En coordinación con la asignatura Tecnología Industrial, este grupo de alumnos -formado por Diego Arbiol, Sheila Anglés, Silvia Cuartielles, Aksel Serret, Wences Tafalla y Guillermo Ber- ha desarrollado un dispositivo -al que han denominado ‘Fijador de ventanas a 20 cms (FV-20)’- que permite mantener fijas las ventanas del aula con una abertura mínima, pero suficiente como para tener una corriente de aire continua que impide que aumente la concentración de CO2 y al mismo tiempo evita el escape del calor, garantizando así una temperatura confortable.
El estudio arrancó en diciembre con el objetivo de prevenir la incidencia del covid-19 y reducir al máximo la posibilidad de contagios entre la comunidad educativa. En un inicio, el grupo se centró en determinar si las aulas se estaban ventilando bien. “Enseguida se comprobó que hacía mucho frío y que si se daban circunstancias como las del año anterior, con una nevada importante en enero, no podríamos aguantar mucho tiempo”, explicó Elena Arriazu, profesora de la asignatura Ciencias de la Tierra. Así fue como se decidió iniciar una segunda parte del estudio para ver si, abriendo menos las ventanas (hasta entonces se mantenían completamente abiertas), se mantenía la temperatura en la clase sin perder condiciones de ventilación.
Los alumnos se plantearon con qué grado de abertura se podrían mantener unas condiciones saludables en el interior y “se probó a abrir la ventana a 10, 20 y 30 centímetros”, detalló la docente. Tras las correspondientes mediciones de temperatura y concentraciones de CO2 dentro de las aulas, se dieron cuenta de que “las medidas más eficaces para ventilar y que se mantuviera la temperatura sin perder mucho calor eran los 20 centímetros”, añadió Arriazu.
Con todo, a la vista de los escasos recursos que se podían destinar al diseño y fabricación de un mecanismo que mantuviera fijas las ventanas del aula a 20 cms y soportara distintas condiciones climatológicas, “los alumnos diseñaron en la asignatura Tecnología Industrial unos fijadores. “Están formados por un listón de madera y dos pinzas, algo muy sencillo y artesanal, pero que funciona”, enfatizó la profesora de la asignatura que ha guiado a los estudiantes en el desarrollo de este proyecto.
Este sencillo invento ha mejorado la sensación de comodidad en el aulario: con la puerta del aula abierta por completo y las ventanas con 20 cms de apertura, la confortabilidad se mantiene -entre 17 y 18 grados de temperatura estables- y la sensación dentro de las clases “es mucho más agradable”, señaló Arriazu. Según la profesora de la asignatura Ciencias de la Tierra, “padres de alumnos nos han confirmado que sus hijos se quejan menos de frío”.
Para que se den estas condiciones los alumnos comprobaron que la puerta siempre debía mantenerse abierta; si no la ventilación no era la misma”.
Como resultado, también “hemos ahorrado en calefacción”, añadió Arriazu. “En el primer estudio vimos que el calor se escapaba, porque estaban las ventanas completamente abiertas de manera permanente, mientras que ahora tenemos una sensación mucho más agradable”. Igualmente, recordó que en este centro “no se ha producido ningún foco de contagio de covid-19 que tenga origen en el instituto”.
La profesora valoró el proyecto, especialmente por la implicación del alumnado. “Estoy muy contenta, porque este trabajo lo han hecho los alumnos por sí mismos. Sabemos que en otros centros lo han llevado a cabo profesores, pero aquí se han involucrado los estudiantes”, destacó. El grupo “ha aprendido a realizar mediciones, ha hablado con científicos, aprendido a redactar un informe, detallado la bibliografía bajo las reglas de la normativa APA, entre otras muchas cosas”. Según la profesora coordinadora, “nos interesaba que aprendieran a hacerlo, que aprendieran a hacer un abstract, -un resumen en inglés-, porque son alumnos de 2º de Bachillerato que van a tener que aplicar todo ésto a partir del año que viene en la universidad”.
El Instituto ha distribuido “dos o tres fijadores por clase y su colocación ha mejorado la situación de confort en las aulas, lo que ha sido recibido con satisfacción por parte del resto de estudiantes: “cada vez que íbamos a colocar un ‘fijador’ en las ventanas, los chavales lo agradecían”, valoró la profesora.
Según informó el centro, gracias a esta medida, la comunidad educativa del IES Matarraña ha conseguido minimizar drásticamente el riesgo de contagio de coronavirus, sin pasar tanto frío en los meses de invierno.
Otros estudios científicos
Para poner en práctica los datos analizados y comprobar sus resultados, los alumnos se basaron en diversos estudios científicos, como los que ha llevado a cabo Javier Ballester, catedrático de Mecánica de Fluidos de la Universidad de Zaragoza e investigador del Liftec, o los del grupo aireamos.org. En todos ellos se pone de manifiesto que sí se puede ventilar adecuadamente sin tener las ventanas completamente abiertas, relataron desde el IES Matarraña.
Los resultados del proyecto (acordes con los estudios de Ballester y su equipo de investigadores) han demostrado que, con aperturas parciales de las ventanas, se puede mantener una concentración de dióxido de carbono en las aulas lo suficientemente baja para minimizar el riesgo de contagio por coronavirus, pero manteniendo en su interior una temperatura agradable.