Alcañiz se toma en serio el primer día de confinamiento: menos tardeos y vermús
Los cuerpos de seguridad no dudarán en sancionar a quien lo merezca, “aunque sea impopular”Alcañiz se tomó este sábado en serio el primer día de confinamiento perimetral decretado por el Gobierno de Aragón durante un mes para las localidades de más de 10.000 habitantes. Los vermús y los tardeos estuvieron menos concurridos que en los últimos fines de semana al tiempo que las entradas al municipio fueron controladas tanto por la Guardia Civil como por la Policía Local.
Los agentes estuvieron durante buena parte de la jornada pidiendo declaraciones de responsabilidad y carnés profesionales a los conductores que entraban en Alcañiz desde los principales accesos (Zaragoza y Teruel, Castellón y Tarragona, y Caspe). Al ser una ciudad de servicios, quien más quien menos tiene un motivo razonable para entrar en el municipio, pero el solo hecho de comprar comida no es razón suficiente porque la inmensa mayoría de los municipios colindantes cuentan con al menos una tienda. Es algo en lo que tuvieron que ahondar los cuerpos de seguridad.
“En general, la gente respeta el confinamiento, aunque apelamos al a conciencia de cada uno porque esto es una situación de pandemia agravada y tenemos que ser conscientes y asumir nuestra propia responsabilidad”, manifestó el jefe de la Policía Local, Pedro Obón.
La hora crítica de la jornada llegó a las 18 horas, cuando los establecimientos de hostelería estaban obligados a cerrar para respetar las nuevas restricciones impuestas por el Ejecutivo autonómico. “Ha habido poca afluencia de gente a los bares durante toda la jornada y no ha habido problemas”, aseguró Obón.
“Tenemos más o menos localizados los brotes y los focos de contagio y queremos evitar que todo ese ocio siga colaborando en la transmisión del virus”, dijo el alcalde de Alcañiz, Ignacio Urquizu, que ha sido tajante con la Policía Local: “Les he dicho que si tienen que sancionar, sancionen, pues lo más importante es solucionar este problema de salud y estamos dispuestos a asumir el coste que haga falta aunque a veces no sea muy popular”.
En este sentido, el sábado “tres o cuatro patrullas de la Guardia Civil y alguna de la Policía Local” cerraron Alcañiz, salvo algún rato a la hora de comer. “Por las noches también habrá controles, pero sobre todo vamos a estar en horario diurno”, informó el primer edil.
Urquizu anunció que el próximo fin de semana acudirán “cuerpos especiales de la Guardia Civil” que se unirán al operativo de vigilancia. En todo caso, “queremos ver cómo va evolucionando todo; si vamos viendo que la cosa está tranquila y la gente se comporta, no hará falta hacer mucho más, pero si viéramos que no estuviera la situación bajo control tomaríamos más medidas”.
El regidor anunció que el consistorio está activando una campaña informativa “a través de los medios de comunicación y redes sociales” que irá en dos direcciones. Por un lado, servirá para remover la “conciencia individual”, pues “si uno sigue las normas pero intenta buscar otros espacios para seguir transmitiendo el virus no adelantaremos mucho”. Se refería el alcalde a no buscar masicos ni casas particulares para seguir la fiesta al cierre de los bares. En segundo lugar, se pretende que los vecinos compren en la localidad.
El comercio, gran perjudicado
Alcañiz es cabecera de servicios y, en época de rebajas, los comercios se van a resentir de que la gente de las localidades aledañas no se pueda desplazar sin motivo justificado. “Cuando nos levantemos de esta empezaremos prácticamente con la campaña de primavera y se nos va a quedar mucho género sin vender”, indicó Gema Carbó, gerente de la zapatería Pasos en la calle Blasco.
“Pagamos justos por pecadores”, aseguró la comerciante, que asegura cumplir todos los protocolos de higiene y seguridad frente al Covid-19. “Pero si luego la gente se reúne por ahí y no cumple, no hacemos nada”, reprochó. Por la mañana tuvo visitas, pero “todas de gente de Alcañiz”, un perfil de cliente que apenas supone el 50% del total.
Svetlana Lucía, propietaria del bar París en la plaza de España, ha decidido no protestar más contra los recortes horarios para la hostelería. “En lugar de descansar un día, abro los siete días de la semana de 8 a 15 horas, de lunes a jueves, y el fin de semana también lo que me dejen por la tarde. En enero y febrero no nos afectará tanto, porque hay menos consumo”, indicó.
Carmen Gasca y María Luisa Salinas tomaban una caña en la terraza del bar Venecia, en la calle Alejandre. “Mientras no nos quiten el vermú del sábado, el resto de normativa no afecta demasiado a nuestra forma de vida porque ya nos imponemos el autoconfinamiento”, aseguraban. Lo que sí echan de menos es no poder ir al teatro y a otras actividades culturales. Precisamente, el ayuntamiento suspendió la presentación de la novela La noche de plata, de Elia Barceló, en el marco del Festival Aragón Negro.
Gasca y Salinas hicieron un llamamiento general a respetar las normas porque “no solo está la hostelería, sino que hay más sectores que si no nos comportamos se verán afectados”.