Comenzaba los apuntes anteriores con el batacazo de Gran Hermano en el último trimestre de 2017 para contraponerlo al incontestable éxito de su versión VIP a comienzos del año. La alarmante pérdida de audiencia de un formato potente y fiable tras 18 ediciones ha sido la noticia negativa del año televisivo. Pero de ninguna forma debe considerarse un fracaso. Aunque llame la atención por lo que supone en términos de historia y de respuesta a las expectativas, los datos recogidos por el reality de convivencia están muy por encima de los que alcanzaron los programas y series a los que voy a hacer referencia a partir de aquí.
Es el caso de la última incursión televisiva del periodista Carlos Herrera. Apenas seis semanas, con cambio de hora y día de por medio, aguantó en antena ¿Cómo lo ves? No es el único programa que ha salido rana a La 1. El show No es un sábado cualquiera no superó los dos meses de emisión, por muy buena voluntad que le pusiera el actor convertido en presentador Fernando Gil. Jaime Cantizano es presentador profesional pero no consiguió que el espacio con niños Jugando con las estrellas llegara a los dos dígitos en la cuota de audiencia. Y eso que, en mi opinión, tampoco estaba tan mal...
Antena 3 y Telecinco también atesoran grandes fracasos. Toñi Moreno lo intentó en Atresmedia antes de pasarse a Mediaset, pero el programa de entrevistas El árbol de la vida fue un chasco retirado de la parrilla. Telecinco intentó volver a la fórmula del debate del recordado Moros y Cristianos con Mad in Spain, pero se encontraron con muy bajos datos de audiencia. Otro invento llamado Me lo dices o me lo cantas, que pretendía resucitar la idea de La parodia nacional, se emitió sin pena ni gloria durante el verano. ¿La falta de originalidad pasa factura? No debe ser la única razón porque en su cadena pequeña, Cuatro, programas que pretendían ser muy originales como Snacks o Tu, yo y mi avatar se han quedado en la categoría de fracaso. Incluso hay un espacio que, después de publicitarse mucho, desapareció de forma tan rápida que aún dudo si fue un sueño. Se llamaba Sentido común y pasó por las dos cadenas más importantes de Mediaset.
¿Y en cuanto a ficción? En este campo la campeona del fracaso absoluto es TVE. Las series iFamily y La pelu no solo fueron un desastre en cuanto a audiencia. Además, y aquí debe estar la clave, fueron denostadas por su penosa calidad creativa y técnica. José Luis Moreno se curró un poco más Reinas, emitida también en La 1, pero la audiencia le dio la espalda. En Telecinco no hace mucho que vimos el hundimiento de Ella es tu padre, la serie que versionaba la película Mrs. Doubtfire (me estoy dando cuenta de que Telecinco es el rey del versioneo). El fracaso de Antena 3 fue Pulsaciones, la serie con la que Emilio Aragón volvía a la televisión como director. En ningún momento le cogió el pulso a la audiencia y se quedó por debajo de lo que hoy se considera aceptable. Datos poco extraordinarios que le han servido a La casa de papel o al Ministerio del Tiempo para ser consideradas series “discretas” en lugar de “fracasadas”.