Master Chef Celebrity terminó por todo lo alto otra vez. Si en su primera edición la versión del talent con famosos fue un éxito, la segunda entrega se ha confirmado superándose en audiencia. Por encima del 20% de cuota de pantalla durante casi todas sus emisiones, el seguimiento ha ido creciendo hasta situarse a tres décimas de un extraordinario 30% en su entrega final. La victoria del olímpico Craviotto no solo inspira cultura del esfuerzo y espíritu de superación (y cierta envidia por guapo y talentoso), sino que se ha convertido en el gran éxito de la temporada de otoño. El concurso de cocina de Televisión Española se sitúa muy por encima de las otras grandes apuestas del otoño. Ni La Voz, ni Tu cara me suena, ni Gran Hermano o las nuevas series han conseguido superar aún esa barrera psicológica del 20% de cuota de pantalla. Solo la incombustible La que se avecina va a la zaga.
Los que nos quedamos a disfrutar del desenlace de Master Chef Celebrity y debíamos madrugar al día siguiente, hemos tardado toda la semana en recuperar el sueño perdido. A las 2:20 de la mañana aparecieron los créditos finales de un programa que había comenzado cuatro horas antes. Es el colmo de esta peculiaridad televisiva española, fenómeno único en el mundo, que arranca el prime time o período de máxima audiencia a las 22.45 de la noche, cuando muchos están a punto de irse a la cama.
Es cierto que en España la audiencia televisiva más elevada o peak time se registra a las 23 horas. Pero también es verdad que apenas una hora después ese pico de audiencia se ha desplomado y solo quedan ante la tele un 25% de esos televidentes. Entre las 22 y las 23, en cambio, la audiencia se incrementa muy considerablemente. Además, analizando las estadísticas de forma histórica, estos datos apenas han cambiado en los últimos 20 años, mientras que el prime time televisivo empieza una hora más tarde. ¿Qué motiva a las cadenas a fijar semejantes horarios?
Pues todo es una cuestión de beneficios y contraprogramación. El llamado access prime time (el espacio en el que se emite El hormiguero, El intermedio o First Dates) se ha convertido en una forma barata de “secuestrar” espectadores de otras cadenas, que se puede alargar o acortar a demanda según los intereses del día. Quien lidera esa franja, parte con ventaja en el horario estrella. Además, al alargar tanto el prime time, ya no hace falta preocuparse por el late night. Donde antes se estrenaban programas como Esta noche cruzamos el Missisipi, Crónicas Marcianas o Buenafuente, se emiten ahora reposiciones o refritos. Consiguen también aumentar artificialmente la cuota de pantalla de los programas del prime time en los resultados de audiencia, aprovechándose del bajón de audiencia a partir de medianoche. Y al amplificar el éxito de sus productos estrella, venden más anuncios de gama alta.
Así que, básicamente, estamos sufriendo por los intereses puramente empresariales y de marca de las cadenas. ¡Y a tragar hasta las dos de la mañana!