La Sexta ya se ha convertido en la cadena de referencia ante los grandes eventos informativos. García Ferreras y su discípula aventajada Cristina Pardo tienen una forma peculiar de contar las noticias. Con ellos todo suena a cliffhanger de película: suspense y conmoción al ritmo de la banda sonora de películas épicas al estilo Gladiator. Entre los dos presentadores se marcaron más de doce horas de programa el 1-O. Y el esfuerzo les fue correspondido con el rotundo favor de la audiencia.
La razón del éxito de La Sexta es sencilla: dieron a la gente lo que querían ver. La rabiosa actualidad superaba ampliamente en interés a las típicas películas de los domingos. Por unas u otras razones, las demás cadenas no se atrevieron o no quisieron preparar un maratón especial. En cambio se nota que Ferreras y compañía se motivan con estos retos. Su pasión en la información puede resultar excesiva, pero la expectación que generan es puramente televisiva.
La situación en Cataluña está disparando la audiencia de los espacios de carácter informativo o de análisis político. El programa de Ana Rosa y Espejo Público disfrutan de las mejores cifras de audiencia desde hace meses, la sátira de El Intermedio gana seguimiento y los informativos también consiguen un seguimiento espectacular. Esta semana la segunda edición de La Sexta Noticias ha batido su récord absoluto de audiencia y Antena 3 Noticias marca sus mejores registros del año.
Entre las imágenes con las que se quiere explicar todo lo que ocurre en Cataluña cada vez hay más de esas que se recolectan en las redes sociales. Reconozco que pueden tener interés, pero preocupa su fiabilidad. ¿Tiene más razón quien más tuitea? ¿Son fuentes de información fiables los puntos de vista interesados? Lo que se ve y no se vive, ¿Puede ser malinterpretado por el que lo cuenta? No hay peor víctima en todo conflicto que la verdad. Por desgracia las líneas editoriales interesadas son cada vez más evidentes. Tanto que es posible tener diferentes visiones de lo que ocurre en Cataluña según la televisión a la que nos expongamos. ¿Y si diversificamos?