Hoy viernes 26 de julio se celebra el día de los abuelos, fiesta de San Joaquín y Santa Ana, abuelos maternos de Jesús según la tradición. Además, el domingo 28 de julio se celebrará la IV Jornada Mundial de los Abuelos y de las Personas Mayores con el lema En la vejez ,no me abandones. En los dos casos se pretende reivindicar el papel que realizan los mayores en la sociedad, pero ¿cómo podemos aprovechar la fiesta de los abuelos? ¿Qué esperamos de ellos? ¿Qué podemos ofrecerles?
En la sociedad actual, los abuelos son personas claves en la mayoría de las familias. Parece un hecho comprobado, por la antropología, que tener acceso a los abuelos y a los nietos forma parte de la plenitud de la vida humana.
Las personas mayores aspiran, casi siempre, a tener nietos porque en ellos esperan derrochar afecto y para ellos, de alguna forma, significa plenitud de vida. Los abuelos que cuidan de sus nietos se sienten útiles y el servicio que realizan les eleva su tono vital. Para ser un buen abuelo vale la pena prepararse, tener algunas ideas claras. Los abuelos deben estar en la retaguardia de la unidad familiar de sus hijos, deben dar sobre todo cariño y apoyo en aquello que les pidan sus hijos. Al mismo tiempo, los abuelos han de ser conscientes que los artífices de la familia de sus hijos no son ellos, por eso deben respetar las decisiones de sus hijos y dar su opinión si se la piden. Sus guías maestras deberían ser principalmente el cariño, el respeto y el apoyo, lo que, sin duda, les llevará a ser un elemento integrador de la unidad familiar de sus hijos.
Los abuelos deben tratar a todos sus nietos por igual, como ya lo hicieron con sus hijos, aunque a cada uno le deben dar lo que necesita, como si fuese un nieto único. Muchos abuelos dicen que sus nietos son lo mejor que les ha pasado en la vida, que son su debilidad (…). Los abuelos saben, pero deben ponerlo en práctica, que sus hijos han de vivir su propia vida, respetarlos y encontrar su felicidad sabiendo que se les quiere.
Creo que los abuelos deben dedicarse a disfrutar de sus nietos, a pesar del trabajo que puede suponer su cuidado, si sus hijos lo requieren, porque solo así podrán trasmitirles el verdadero sentido de una vida plena y a disfrutar de ella, al margen de los antivalores de la familia actual: consumismo, relativismo e individualismo. Pasarlo bien con los nietos no supone consentirles todo, como antiguamente se entendía, quererlos exige tirar de ellos hacia arriba, aunque sea a través del juego u otras iniciativas divertidas. Sin embargo, no hay que olvidar que las crisis familiares de la sociedad actual exigen de los abuelos comportamientos distintos, ya que, a veces, deben hacerse cargo de sus nietos, como si fuesen sus hijos, por ausencia de los padres o porque éstos tienen una situación familiar adversa o compleja. Aún así, los abuelos deben fomentar el cariño de sus nietos hacia sus padres.
Hoy en día, las relaciones familiares han cambiado. Antes los abuelos envejecían en casa, los abuelos estaban integrados en la unidad familiar y formaban una piña. Sin embargo, ahora, en la familia cada uno sigue su camino, de alguna forma, podría decirse que la familia está más desarraigada.
En general, los abuelos trasmiten a sus nietos, gracias a la experiencia y la sabiduría adquirida durante su vida, una visión positiva o ponderada de la realidad, les enseñan a ver los acontecimientos con cierta perspectiva, les ayudan a valorar el esfuerzo, les enseñan a huir de la inmediatez, les hacen conscientes de las limitaciones y enfermedades, del todo vale, del pensat i fet, de las prisas por vivir (…). Los abuelos, desde el cariño que profesan a sus hijos y nietos, pueden con su ejemplo ayudar en la educación de sus nietos, enseñándoles normas básicas de conducta, como: el pedir las cosas por favor, el saber dar las gracias, el respeto a los mayores, el saber perder en los juegos, el ayudar en las tareas de la casa, el compartir (…) y, cómo no, el ayudarles a descubrir, según su edad, el sentido trascendente de su vida. En definitiva, los abuelos ayudarán a sus nietos a no reducir la vida al presente y a recordar que no todo depende de ellos, eso les ayudará a proyectar su vida para lograr vivirla en plenitud. Los abuelos son herederos de la historia familiar y, por ende, de la sociedad, es decir, ellos son nuestro pasado necesario para construir nuestro futuro.
Los abuelos también son generadores de esperanza ya que trasmiten a sus nietos que vivir vale la pena, que la vida es el mayor bien que tenemos y que, a pesar de las dificultades, se puede ser feliz y hacer felices a los demás.
Hablar de abuelos equivale a hablar de nietos. Por eso, es bueno pensar qué proporcionan o qué deberían dar los nietos a sus abuelos. En primer lugar, los nietos ofrecen a sus abuelos la ocasión de mantenerse activos, lo que les ayuda a mantener una vida más saludable. Los nietos les ayudan a olvidarse de ellos mismos, les evitan preocupaciones, como vulgarmente se dice los nietos son sus quitapenas. Los nietos deben alegrar el corazón de sus abuelos, deben acogerlos, escucharlos y quererlos.
El tiempo que dedicamos a nuestros abuelos es más que oro, es vida, son ganas de seguir viviendo. Los hijos y nietos deben ayudar a que sus padres y abuelos miren hacia adelante, huyan del lamento, de lo que ya no es y de lo que ya pasó, para que sigan viviendo en plenitud aprovechando al máximo el tiempo que les quede de vida. Los nietos saben que para ganarse a sus abuelos basta tener con ellos gestos tan pequeños como, por ejemplo, una visita, una llamada, una carta, un abrazo (…), todos esos gestos crearán lazos de cariño y felicidad que les mantendrá unidos.
Los abuelos son personas mayores que tienen presente y futuro, por eso hay que preguntarles por sus deseos, inquietudes, preocupaciones (…) y hay que dejarles un tiempo para poderlas realizar. Sus familias y la sociedad entera no deben abandonarlos o aparcarlos para que no se sientan solos, sino cuidarlos con cariño y agradecimiento, ya que la soledad es uno de los males de este mundo contra el que todos debemos luchar. La atención por los abuelos y mayores no es sólo un deber de gratitud y de afecto, sino una necesidad para construir una sociedad más humana.
Permítame el lector un recuerdo personal. Yo solo pude conocer a mi abuelo paterno, mis abuelos maternos fueron víctimas de la guerra civil española y la abuela paterna tuvo una muerte natural. Por eso, cuando era pequeña anhelaba tener abuelos para poder decir, como mis amigas, que había ido a comer a su casa o a pasar unos días con ellos, o simplemente, que había jugado con ellos (…). A pesar de todo, me doy cuenta de lo valiosos que son los abuelos, tanto desde el punto de vista emocional como por su gran papel como transmisores de sabiduría y de experiencia (...). Todas estas cualidades constituyen una gran ayuda para que las siguientes generaciones logren enfocar bien su vida. Gracias abuelos porque sois un gran tesoro y un buen faro para vuestras familias y para toda la sociedad.