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La sarna diezma la población de cabras hispánicas en las sierras del Matarraña y del Maestrazgo La sarna diezma la población de cabras hispánicas en las sierras del Matarraña y del Maestrazgo
Varias cabras montesas remontan una loma de un monte turolense, en una imagen de archivo

La sarna diezma la población de cabras hispánicas en las sierras del Matarraña y del Maestrazgo

La enfermedad se ha extendido por todas las comarcas turolenses, salvo la Sierra de Albarracín
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Cruz Aguilar

La sarna sarcóptica ha provocado ya la muerte del 90% de las cabras de la comarca del Matarraña y está muy cerca de alcanzar esa misma cifra de mortandad en las del Maestrazgo. La enfermedad se ha extendido a otros lugares, como Cuencas Mineras y Bajo Aragón, en los que también hay un importante porcentaje de animales infectados, o el Jiloca, donde la afección varía según las zonas. Mientras, en las comarcas Comunidad de Teruel y Gúdar-Javalambre la incidencia es menor y en la Sierra de Albarracín todavía no se ha detectado ningún caso, aunque la previsión es que se extienda a todos los territorios y alcance cifras similares de mortandad.

Se han detectado ejemplares muertos a causa de la acariosis en  cuatro de cada diez pueblos de Teruel (93 municipios de los 236). En todos los casos, se trata de animales a los que se han realizado pruebas para corroborar que padecían sarna.

Pese a la virulencia con la que está aniquilando a la especie, los expertos aseguran que el 10% de los supervivientes serán capaces de recuperarla en los próximos años. De hecho, en el Matarraña ya se ha tocado fondo y los rebaños comienzan el proceso de crecimiento, especifican los técnicos.

Por los Puertos de Beceite

La enfermedad se introdujo en la provincia en 2017 por los Puertos de Beceite, en cuya parte catalana, en la Terra Alta, se detectaron animales infectados ya en el año 2014. Según explicó el jefe del servicio de Caza y Pesca en Teruel, Pedro Artigot, es en esta zona donde ya se está notando una recuperación. En este sentido, especificó que la sarna sarcóptica no se erradica, sino que en las zonas afectadas se queda endémica y va habiendo brotes esporádicos, pero no con la virulencia del inicial, que reduce la población al 10%, como se ha comprobado en el Matarraña y se lleva camino en el Maestrazgo.

Esos animales que sobreviven es porque o bien han superado la sarna o no han sido contagiados. Son siempre los más resistentes y los que a medio plazo constituyen la garantía de recuperación. “Hemos perdido un elevado porcentaje en toda la provincia, pero como la progresión es lenta, cuando llegue la afección al último territorio turolense, la parte donde se inició estará ya a punto de recuperarse”, dijo Artigot.

En este sentido, el coordinador medioambiental del Matarraña y el Bajo Aragón, Javier Escorza, concretó que en el Matarraña la enfermedad afectó con gran virulencia y ha matado a entre el 90 y el 95% de la población: “Entró de golpe, no había resistencia”, describió. Sin embargo, en la actualidad ya se ha tocado fondo y ahora “viene un proceso lento pero continuo” de recuperación.

El paso de la sarna por el territorio provoca, comentó Escorza, que haya animales que lleven los genes de la sarna y los de la resistencia. Además, detalló que están observando cómo animales jóvenes y enfermos evolucionan hacia la curación y no hacia la muerte.

Elevada mortalidad

La elevada mortalidad, en torno al 90%, en las comarcas turolenses es similar a los datos que manejaban los agentes de protección de la naturaleza para otros lugares de España donde la afección por este ácaro llegó hace ya años con similar virulencia.

Artigot planteó que tanto la cabra como la sarna han existido siempre, aunque reconoció que las zonas donde ha hecho mella la enfermedad se quedarán privadas de los trofeos de caza –que tantos beneficios aportan a algunos municipios– durante muchos años. La mortandad afecta principalmente a los ejemplares adultos por lo que los que resisten son los jóvenes, mientras que para que un macho cabrío se considere trofeo cebe de tener unos doce años.

El avance por la provincia no ha sido homogéneo y mientras que llegó al Matarraña a finales de 2017, hasta 2020 no se produjo el salto al Maestrazgo. La expansión es más rápida en aquellas zonas con un mayor número de ejemplares porque, como aclaró Pedro Artigot, la única forma de transmisión de la sarna sarcóptica es mediante el contacto entre los animales.

Por eso las zonas más afectadas son Matarraña y Maestrazgo, además de las Cuencas Mineras, donde también hay importantes núcleos cabríos. Mientras que tardó dos años en saltar al Maestrazgo, de ahí a las Cuencas Mineras se expandió en menos de doce meses. “Donde la población es más escasa y los núcleos están acotados tarda más, pero al final siempre hay contactos”, manifestó Artigot.

Comunidad de Teruel

En la Comunidad de Teruel el ácaro entró hace menos de un año, al igual que en la zona oeste del Jiloca, donde todavía hay localidades donde no se ha detectado ningún caso. Tampoco se han detectado casos en la zona de la sierra de Javalambre, pero sí en lugares cercanos como Nogueruelas o Gúdar.

La cabra hispánica comenzó a propagarse por la provincia de Teruel hace unos 60 años, ya que hasta ese momento sólo habían ejemplares en Beceite y los Cañones del Guadalope. El patrón de expansión que tuvo a la hora de colonizar la provincia es similar al que ahora se está produciendo con la enfermedad.

El Gobierno de Aragón ha emitido diferentes resoluciones desde el año 2020 para frenar el avance de la sarna, principalmente dirigidas a abatir por parte de los cazadores los ejemplares sospechosos de estar contagiados. En ellos se abría la posibilidad de disparar incluso a los animales menores de 6 años que tuvieran más de un 50% de su cuerpo afectado y también los mayores de seis años. Mientras, se prohibía cazar a los machos de menos de 6 años y hembras sin síntomas o con menos del 50% de la piel afectada.

Por otro lado, se posibilitaba alimentar a los animales silvestres con el fin de mejorar la resistencia a los parásitos.