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Elena Gómez

Si rascamos un poquito en las noticias de los últimos días y descartamos los grandes titulares que se repiten jornada tras jornada, podremos ver un par de buenas nuevas, de esas que te hacen pensar que todavía hay esperanza para nosotros. Las más destacadas, a mi juicio, han sido esos exitosos ensayos clínicos que parecen haber hallado la solución definitiva para algunos de los cánceres más graves.

Creo que a estas alturas, después de todo lo que hemos pasado, estamos todos de acuerdo en que se deben destinar más recursos a la investigación científica. La ciencia y la medicina, gracias a los últimos avances tecnológicos y al desarrollado conocimiento del funcionamiento genético de nuestro organismo, están en un punto de inflexión que puede dar al ser humano un salto cualitativo en el cuidado de la salud. Por eso, todos los medios que se pongan a disposición de estos verdaderos superhéroes, parecen escasos.

Sin embargo, de poco sirve que se invierta en investigación y se consigan grandes hitos capaces de transformar la vida de muchos enfermos, si las administraciones no ponen a disposición de la ciudadanía esos remedios que no hace tanto parecerían milagrosos. Al igual que cuando se vende un producto de calidad es imprescindible un buen servicio de postventa, si los científicos son capaces de curar pero las medicinas no llegan a los pacientes, todo es tiempo y dinero perdidos.

Muchos de ustedes habrán visto mi imagen en una recogida de firmas por la amenaza de que el Gobierno de España decida no dar un medicamento eficaz a las personas como yo. En mi caso, todavía me lo administran dentro de los estudios clínicos, pero hay muchos enfermos que están esperando su aprobación para mejorar su calidad de vida. Por desgracia, acabamos de saber que estamos cerca de que no se apruebe, con lo cual es más que probable que pronto lo deje de tomar. Es difícil opinar cuando se es víctima de políticas mediocres y rastreras. Por eso hoy me cuesta criticar a quienes me van a dar la puntilla. Los insultos se los dejo a mis lectores.