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Elena Gómez

El fin de semana pasado, la comunidad virtual se puso en pie de guerra por el anuncio, por parte de la Audiencia Nacional, de la suspensión cautelar de la red social Telegram en España, a causa de una denuncia por el supuesto fomento de la piratería en la misma. Alvise Pérez, candidato independiente a las elecciones europeas y cuyo canal de Telegram tiene más de 2 millones de seguidores, en el cual destapa a menudo tramas de corrupción política, fue quien movilizó a todos ellos para poner de relieve el peligro que supone este tipo de medidas para la libertad de expresión. El lunes, la Audiencia Nacional frenó dicha suspensión debido a la alarma social y a la desproporcionalidad de tal decisión.

Fueron horas intensas de debates entre internautas, de videos infinitamente compartidos en todas las redes sociales y, una vez más, la sociedad consiguió parar una injusticia. Sin embargo, hay algunas cuestiones que me inquietan.

Mi primera preocupación es el ascenso de la popularidad de este periodista que lleva denunciando una realidad que a todos nos preocupa, con pruebas suficientes para ganarse una gran credibilidad. Yo soy la primera que quiero personas así en nuestro país, sin miedo a poner de manifiesto las irregularidades que desvirtúan nuestra democracia. Sin embargo, cuando esa persona termina sus vídeos pidiendo el voto de sus seguidores, empiezo a desconfiar porque estoy bastante cansada de mesías políticos.

Por otro lado, este y otros personajes que se han subido al carro de la noticia llevan tiempo denunciando la censura constante que estamos sufriendo, aunque yo no la veo. En general, todos dicen lo que quieren, cuando quieren y donde quieren, porque la censura es algo que se aplica desde los Estados y lo que hacen las redes sociales es crítica, a veces muy destructiva. ¿Es una artimaña de desinformación conspiranoica? ¿Están desapareciendo los mensajes de disidencia o solo aquellos que promueven el odio y las fake news?

Es muy difícil vislumbrar la realidad en los tiempos que corren. Por eso mi suspicacia es tan grande.