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Alcaldes

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Javier Lizaga

Entre Eurovisión y la democracia no hay fin de semana tranquilo. Mi primera intención era dar cuatro guías para solventar la papeleta, pero me fío, al menos, de vosotros. El problema además es muy de supermercado: muchas marcas, unos que si son los más vendidos, otros que son ecológicos y hasta algunos que eliminan lo que te sobra, dicen. La última tendencia electoral son las agrupaciones vecinales, los celiacos de la democracia, y aunque mi amiga Cruz lo aplauda, todos sabemos lo que es una reunión de vecinos, en mi finca las tenían que poner en día de Champions para evitar superar las tres horas de sopor y dramas personales.

Por todo eso, mis consejos tienen que ir para los alcaldables de esta provincia. Ellos si que necesitan nuestro apoyo y una buena batería de móvil. Les podríamos recomendar que guarden para el final es la ilusión, no la ejecución de los proyectos. También les pediríamos que destierren la autosuficiencia, muchos comienzan diciendo “no sé si seré capaz” y acaban tomando antidepresivos cuando les dejan de llamar alcalde. Con media España, incluido el que firma, con contrato por obra, ¿qué se pensaban?

La siguiente consigna es que no sigan consignas. He visto comenzar reuniones de la diputación con un “con vosotros ni hablamos”, como si el diputado aludido moviera los hilos de la Moncloa desde su pueblo sin interné. Sirva también la moderación con el gasto y en la vida, que a mí me han contestado un “nos vamos al puticlub”, después de preguntar qué tal el pleno de la comarca. Piensen que representan a sus vecinos, así que mejor como aquel alcalde a quien pillé mientras le hacía la raya, del pelo, su mujer que aquel otro que me vino “con sus mejores galas” y apareció con una camiseta azul pitufo de Fernando Alonso.

En cualquier caso, si no pueden cumplir todo lo anterior, simplemente bastará con que no hagan un pabellón donde cabe todo el pueblo, si el censo fuera cierto, ni traigan la selección sueca de golf (gran proyecto en San Agustín), ni se pongan en plan grupo hostelero y dejen casas rurales sin estrenar y sin gestor. Mejor que todo eso…simplemente piensen en lo que necesitan sus vecinos. Seguro que requiere más trabajo, negociación y tiempo pero también se lo agradecerán mucho más.