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Documentos desclasificados de la CIA

Cuando la CIA se fijó a mediados de siglo en el aeródromo de Teruel abandonado

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Teruel no es tierra de espías ni lo ha sido antes, aunque sea un territorio de paso, pero a mediados del siglo pasado despertó la curiosidad de la Agencia Central de Inteligencia Americana (CIA) en uno de sus informes al fijarse en un aeródromo abandonado en la provincia. El informe lo que ofrece es un repaso por el desarrollo de las instalaciones aéreas en la Península Ibérica a comienzos de la década de los años 50 del siglo XX, aunque no hace sino constatar el abandono de esas instalaciones tras la guerra civil.

Es una de las referencias a Teruel que aparecen entre los más de 12 millones de documentos desclasificados por la CIA un día antes de que Donald Trump asumiera la presidencia de los Estados Unidos y que pueden ser consultados en línea a través de un portal especial habilitado en Internet.

Entre semejante volumen de documentos, aparecerá mucha información para investigadores de las tramas secretas de la inteligencia americana y de los fenómenos extraños, además de arrojar documentos de interés para los historiadores. Pero en el caso de Teruel, la información que aparece es bastante decepcionante, más allá de algunas curiosidades y de poder apreciar cómo la CIA guardaba materiales clasificados que parecen más propios de un trabajo de burócratas que de una labor de espías.

Llama la atención entre los documentos en los que figura la palabra Teruel, un informe de noviembre de 1952 sobre el desarrollo de las instalaciones aéreas en España en el que se nombra a la provincia dentro de los territorios en los que se han abandonado aeródromos.

Lo que hace el informe es referirse a la expansión de las instalaciones aéreas en la Península Ibérica. El espía que lo redactó tampoco perdió mucho tiempo por la forma como está escrito el documento, ya que recurrió a hacer una comparación de la Carta Aeronáutica de España de 1951 con la edición de 1947.

El documento constata que las instalaciones aéreas civiles se habían ampliado más que las militares, y que no se habían creado nuevos complejos de aeródromos. Los repasa uno a uno, citándolos sin más detalles, y advierte que la comparativa que ha hecho tampoco permite dar una imagen completa de la situación actual de las instalaciones aéreas.

“No es posible, por ejemplo, determinar qué campos de emergencia son operables y cuáles se han deteriorado hasta tal punto que ya no son utilizables”, se dice en el informe, en el que se añade que “en muchos campos de emergencia, la única medida adoptada ha sido prohibir a los agricultores cultivar cierto terreno”.

Por otra parte, y ahí es donde aparece Teruel, el documento califica de “cambio notable” el “abandono de un gran número de campos de aterrizaje desde 1947, especialmente en el noreste y noroeste de España”. Entre ellos localiza uno en Teruel, aunque no especifica más, y luego afirma que “muchos de estos campos se construyeron antes de la guerra civil española, fueron reacondicionados después de 1940 y posteriormente se permitió que se deterioraran”.

Hay que tener en cuenta que este documento está elaborado en 1952, cuando los Pactos de Madrid datan de 1953, que es el momento en que fruto de los acuerdos hispano-americanos se abrieron una serie de bases americanas en territorio español.

Más allá de esta referencia, Teruel ocupa un lugar bastante irrelevante en los archivos de la CIA desclasificados. Eso sí, muchas de las referencias encontradas aluden a la guerra civil porque se trata de recortes de prensa de publicaciones de izquierda editadas en el exilio que rememoran la contienda.

Batalla de Teruel

En otros casos son artículos de escritores sospechosos de izquierdismo, bajo el punto de mira de la CIA, en los que se hace referencia también a Teruel en el contexto de la guerra civil. Es curioso el caso de unos artículos de Ronald Radosh, que la central de inteligencia guardaba como clasificados, en uno de los cuales habla de la Brigada Lincoln durante la guerra civil española, y en concreto sobre un tío suyo  fallecido, con alusiones expresas a la Batalla de Teruel y lo que aquel acontecimiento histórico supuso para los izquierdistas que combatían el fascismo.

Ronald Radosh nació precisamente en 1937 y es un escritor americano de referencia para la izquierda en ese país, profesor e historiador de formación marxista y uno de los activistas más reconocidos contra la guerra de Vietnam. Bajo el punto de mira de la Central de Inteligencia Americana, Radosh todavía era vigilado en los años 80, ya que ese recorte data de abril de 1986. Décadas después del final de la caza de brujas en EEUU, algo quedaba de aquella paranoia en los ochenta para que la CIA se preocupara de coleccionar artículos en los que un izquierdista evocaba la Batalla de Teruel.

En cambio, llama la atención el olvido de la CIA, al menos en los archivos desclasificados, sobre figuras turolenses o vinculadas a la provincia de claro perfil izquierdista, como el caso de Lise London, la mujer de Artur London, que descendía de Castellote aunque había nacido en París y que tuvo una participación muy activa en las Brigadas Internacionales. Hay cuatro referencias a ella sin mayor interés.

Sorprende también el olvido de la CIA hacia el calandino Luis Buñuel, cuando el FBI no le perdió el ojo a lo largo de tres décadas después de que Salvador Dalí delatara su izquierdismo en un libro.