Triste Navidad e incierto 2017 aguarda al centenar de personas que este año han perdido su empleo en la mina Sierra de Arcos. El último pozo carbonífero de interior cerrará sus puertas el 31 de diciembre, poniendo fin a una época y sembrando incertidumbre entre quienes no tienen asegurado su futuro. De las 150 personas que trabajaban allí a principios de 2016, tan solo 21 saben que se prejubilarán realizando las preceptivas tareas de restauración. Samca tratará de recolocar a su personal y los empleados de las contratas -la mayoría- intentarán redirigir su vida sin derecho a percibir las prestaciones sociales que contempla el Plan del Carbón. Entretanto, la cuenca minera seguirá despoblándose y pidiendo a gritos una reindustrialización que ya llega tarde.
Las minas de carbón han perdido este año alrededor de 200 operarios, prácticamente a partes iguales entre el cielo abierto y el interior. Ello, unido a las prejubilaciones que se han concretado, ha hecho que el sector haya adelgazado hasta tener tan solo un centenar de empleados -personal de oficina y medios cargos incluidos- cuyo trabajo sigue dependiendo fundamentalmente de que el Gobierno estimule la combustión de carbón nacional, ya que el repunte de quema de lignito como consecuencia de la reparación de todas las centrales nucleares de Francia es pan para hoy y hambre para mañana.
El presidente del comité de empresa de Samca de Interior, Juan José Pascual, explicó que a principios de 2016 había unas 150 personas trabajando en la mina, de las que 90 pertenecían a contratas. De todas ellas, el 1 de enero solo quedarán las 21 que tienen su futuro asegurado gracias a que llegará su "edad química" de prejubilación antes del 31 de diciembre de 2018, cuando la empresa prevé tener concluidas las labores de desmantelamiento y restauración de la mina para las que el plan del Carbón contempla subvenciones.
El cierre no será ordenado
Por lo tanto, "de cierre ordenado, nada", apuntó el alcalde de Ariño y minero, Joaquín Noé, quien aseguró que la repercusión socioeconómica del descalabro del sector la va a notar el pueblo que preside, pero también Andorra, Albalate, Alcorisa, Oliete y la comarca de Cuencas Mineras.
El alcalde calificó de "dramática" la situación que se vive estos últimos días de mina. "Un compañero que tiene cuatro críos se queda sin nada", dijo, porque trabaja para una contrata, Maessa, que no le garantiza recolocación en otro centro de trabajo.
"Muchos compañeros, polacos y nacionales, tienen claro que se van", dijo Carlos Ros, también trabajador de Maessa que vaticina una diáspora que afectará a los servicios y a los comercios de los municipios mineros.
Maessa ofrece contadas recolocaciones a sus operarios, algunas en la papelera de El Burgo de Ebro; MGT tiene algún puesto de trabajo que cubrir en Asturias y Montajes Rus vislumbra algo de empleo en las minas de potasas de Cataluña. Son algunas de las salidas laborales por las que optarán quienes tengan menos apego al territorio.
Es el caso de Kristofer, un minero polaco con 21 años de mina de carbón -11 en Ariño- que intentará buscarse la vida en Súria (Barcelona), donde "necesitan gente", asegura. Él es eléctrico y lleva "toda la vida" trabajando en lo mismo, por lo que ya es tarde para cambiar de oficio.
Csaba Mezei, de Hungría, quiere llevarse a la familia a Asturias, donde su empresa, MGT, reubicará a algunos trabajadores en los pozos de carbón. "Mi familia y yo tenemos que ir donde haya trabajo, siempre he vivido de esta forma", explicó. Lleva en España desde el año 2002 y hacía dos años y medio que trabajaba en Ariño. El pasado miércoles, junto al resto de compañeros de contrata, acabó su turno de trabajo. Ya no enganchará más de aquí al cierre de la mina.
La situación de desamparo de los trabajadores de las contratas genera desasosiego entre los compañeros de mina que tienen la fortuna de trabajar en la empresa matriz. "Han trabajado exactamente igual que nosotros, hacen las mismas labores", reconoció Noé. Sin embargo, por muchos años de mina que lleven, ellos no pueden acceder a las prejubilaciones ni a las compensaciones económicas que fija el Plan del Carbón. Es lo firmado por Gobierno, sindicatos y Carbunión.
El "plan A" ha fallado
En una situación menos angustiosa se encuentran los trabajadores de Samca sin posibilidades de prejubilarse de aquí a 2018. La empresa está explorando todas las opciones para que permanezcan en plantilla, por lo que podrían ser recolocados en el desmonte del carbón, en los lavaderos o incluso en las canteras de arcillas -una situación que desplazaría a otros empleados de subcontrata, con lo que unos mantendrían el empleo a costa de que otros lo perdieran-.
Fuentes de la dirección de Samca aseguraron que harán lo posible para mantenerles en plantilla, si bien ello está sujeto a que el sector del carbón quede regulado para garantizar la compra-venta de mineral y combustión en central térmica, ya que la planta andorrana "es nuestro único cliente". Como el Gobierno sigue sin dar este paso, Endesa continúa sin anunciar si acometerá las inversiones medioambientales que le permitan funcionar más allá de 2020.
El "plan A" de Samca no era otro que recolocar a su plantilla y a buena parte de los trabajadores de subcontratas en su cielo abierto de carbón y en Aurora, la nueva mina exterior que proyecta entre Oliete y Alcaine.
Sin embargo, tras una primera parte del año sin apenas vender carbón a la térmica, la empresa tomó la decisión de trasladar a sus operarios del desmonte de lignito al de arcillas en Estercuel y Gargallo. Por descontado, la apertura de la nueva mina quedó aparcada.
Ahora, gracias al buen comportamiento de la térmica de Andorra como consecuencia de la puntual demanda de energía de Francia, que tiene todas sus centrales térmicas en revisión, el almacenamiento de carbón de Samca está aminorando a marchas forzadas, por lo que la dirección podría plantearse abrir de nuevo el desmonte, donde apenas permanecen dos equipos sacando tierra y un poco de lignito. Sin embargo, cabe la duda de por cuánto tiempo se mantendrá este ritmo. Endesa garantizó a la mesa por el futuro de Andorra y comarca que el primer trimestre de 2017 será bueno en cuanto a generación eléctrica con carbón.
Pero Samca no mira más allá. Su realismo le hace vislumbrar un futuro sin carbón y únicamente vinculado a las arcillas de Gargallo en la negociación a la baja del convenio del cielo abierto que el personal excedente de Sierra de Arcos sigue con atención porque de ello depende su futuro. Hoy los trabajadores del desmonte se reúnen en asamblea.
los compañeros.
Críticas al Gobierno y a los sindicatos por "priorizar las prejubilaciones"
El cierre de la mina de interior y las dificultades para recolocar siquiera a los empleados de Samca genera una mezcla de "tristeza, impotencia y rabia" entre los mineros, que culpan al Gobierno por incumplir el Plan del Carbón 2013-2018 y no garantizar una reserva estratégica de energía térmica que permita estabilidad en el sector minero-eléctrico. Los trabajadores de las contratas arremeten también contra los sindicatos CCOO y UGT por firmar un marco de actuación que "ha dado prioridad a las prejubilaciones" -a las que no pueden acogerse- frente a la continuidad de la minería.
Tristeza por el cierre de una mina que ha sido el sustento de la población de Ariño durante tres décadas, impotencia "por los compañeros que se quedan tirados" y rabia "porque el Gobierno no nos está haciendo caso" ni siquiera "en estos momentos que se está viendo que los argumentos que empleábamos eran la realidad", disertó el alcalde de Ariño, Joaquín Noé, quien insistió en reclamar una reserva estratégica para la energía térmica en el mix energético "porque en momentos de crisis hace falta".
Samca lleva dos meses vendiendo carbón a la central "en unas cantidades que no se llevaban desde hace años" y "Endesa está ganando mucho dinero" como consecuencia de la elevada demanda eléctrica procedente de Francia.
En pleno apogeo de funcionamiento de la térmica, que ingresa carbón a razón de 150.000 toneladas por mes, la crisis del carbón es más que evidente. La falta de perspectivas de futuro mantiene prácticamente inoperante la mina a cielo abierto y paralizado el nuevo proyecto minero Aurora.
El sector pone de manifiesto que sin una ampliación del hueco térmico en el mix energético no será posible una estabilidad en la compra-venta de hulla ni en su combustión. Carbunión y sindicatos han pedido mecanismos de pagos por capacidad, órdenes de garantía de suministro, ayudas a las eléctricas para que realicen las inversiones medioambientales, exenciones fiscales para la minería del carbón o más impuestos para el carbón de importación.
El Gobierno solo ha podido arrancar de la Comisión Europea una ayuda adicional de 10 euros a la producción de carbón, válida tanto para minas de interior como de exterior, que en el caso de Teruel ha sido "un engañabobos", asegura Carlos Ros, que apura sus últimos días de mina como eléctrico de Maessa. Y pone como prueba el cierre de la mina de interior de Ariño, aunque era "una muerte anunciada".
La semana pasada, la patronal Carbunión reiteró que esta ayuda suplementaria "no es la solución" para el sector puesto que, según argumentó, hace bajar el precio de venta del mineral sin que eso suponga un incremento de las compras de carbón por parte de las empresas eléctricas.
Ros reprochó al Gobierno que no cumpliera lo establecido en el Plan del Carbón, especialmente el apartado que habla de reservar un 7,5% del mix energético a la energía térmica producida con carbón nacional. "Asumimos que las contratas existen para tener unos trabajadores más baratos que saquen más faena, pero para que podamos trabajar el Plan se tiene que cumplir, y no se ha hecho desde el primer día", aseveró el minero.
"O todos, o ninguno", recalcó Ros, quien se refirió así a las subvenciones que reciben los agricultores o al reciente rescate de las autopistas radiales de Madrid por parte del Gobierno. "No vale decir: a este sector que me ha tocado las narices, me lo cepillo. ¡Es que en 2012 recortaron el 60% de las ayudas a la producción, lo que trastocó los planes de todas las empresas!", recordó el eléctrico, quien como el resto secundó los dos meses de huelga que mantuvo el sector contra los recortes del Gobierno del PP.
"Es lamentable que tengamos que quemar carbón por los problemas que hay en Francia", dijo el presidente del comité de Samca de interior, Juan José Pascual, quien puso el acento en que el Gobierno "lleva un año y medio sin querer recibirnos".
Pero los subcontratados cargan también contra los sindicatos porque en el último Plan del Carbón firmado para el periodo 2013-2018 "se ha dado prioridad a lo que son las prejubilaciones", aseveró Ros.
"Cuando más del 70% de los trabajadores son de subcontratas, no puedes firmar lo que se firmó. Los trabajadores de Samca o Hunosa se pueden acoger a bajas incentivadas de 10.000 euros y 35 días por año trabajado, pero los de contratas tenemos únicamente los 20 días por año trabajado del despido objetivo. En total, estamos hablando de casi tres veces menos y eso ni me da de comer a mí ni a mi familia", sentenció.
El balneario "es muy importante, pero no es suficiente"
"Somos gente luchadora y no vamos a dar el brazo a torcer tan fácil, pero la verdad es que la situación es muy complicada", analizó Noé, que no vislumbra un futuro claro para su pueblo y que ha visto cómo la población se ha reducido en 200 personas (de 980 a 780) en los últimos años y se prepara para una nueva oleada de emigración.
"De 2012 para adelante se nos han ido 1.500 personas en los municipios mineros", aseveró Pascual, algo que "se trasladará al comerciante y al autónomo". "Tenemos que buscarnos un futuro y mucha gente emigrará, lo que afectará a las poblaciones de alrededor. La población polaca ya ha bajado bastante, algo que afecta no solo a Ariño, sino a Andorra, Alcorisa, Albalate, Oliete…", expuso Ros, quien recordó que los salarios de los mineros están por encima de la media, por lo que "económicamente va a afectar mucho".
La reindustrialización no ha llegado a tiempo para afianzar población. "El balneario es muy importante, pero no es suficiente", reconoció el primer edil. "Estoy intentando ampliar las plazas hoteleras y bungalows" con proyectos presentados al Miner y al Fite para incrementar puestos de trabajo. Sin embargo, son empleos de 10 meses al año, fijos discontinuos, que "son muy importantes pero no es suficiente", insistió.
Noé confía en que la mesa de trabajo por la reindustrialización que ha creado el Gobierno de Aragón dé sus frutos y pueda instalarse en el territorio un número de empresas suficiente para frenar la despoblación.
Noé agradeció los esfuerzos que está haciendo Samca por mantener al personal y también el proyecto de investigación que lleva a cabo para el aprovechamiento de la leonardita como abono agrícola. "Por poco que sea, significará algún puesto de trabajo que ojalá sirva para esta gente que se queda colgada", dijo en referencia a los trabajadores más desprotegidos.
Punto y final a un siglo de minas subterráneas en Ariño
La última mina de interior en activo de la provincia de Teruel cerrará sus puertas cien años después de que la familia Tayá obtuviera las primeras concesiones mineras para abrir las minas María y Regina, en Ariño.
Las labores preparatorias de la mina Sierra de Arcos comenzaron en 1983 y la primera producción se extrajo en julio de 1985. Tanto la producción como el personal se han mantenido estables a lo largo de estas tres décadas. En 1993 había 210 trabajadores, una cifra que se mantuvo hasta el año 2013. A partir de entonces, con el objetivo de cierre marcado, empezó a descender el número de operarios hasta los 150 con que empezó 2016, los 60 que quedan ahora y los 21 que permanecerán hasta 2018 para las labores de desmantelamiento. En 1993 se extrajeron 326.470 toneladas, una cifra que se ha mantenido con muy ligeros altibajos.
Sierra de Arcos es una continuación del mítico pozo de extracción Corral Negro, que cerró en 1985. Todas ellas fueron gestionadas por Samca, empresa de referencia en la minería turolense que empezó a escribir su historia en la década de los años 40 del siglo pasado. Primero con Coto Minero Ariño, un grupo de minas unidas entre sí por medio de galerías. Entre estos pozos se encontraban Corral Negro, Santa Rosa y Plano del Este. La plantilla inicial de este grupo minero fue de 137 obreros, pero llegó a alcanzar los 450. Al principio se extraían 40.000 toneladas, que ascendieron a 60.000 en 1950 y llegaron a superar las 300.000 toneladas a comienzos de la década de los 70.
En 1975, Samca abrió la primera mina a cielo abierto de la provincia, lo que supuso una revolución tecnológica en aras de la producción pero que redujo la mano de obra y afectó al paisaje.
Autor: Marcos Navarro / Ariño