Azaila regresó ayer a tiempos de su famoso Cabezo de Alcalá gracias a la XII Jornada Íbera Sedeisken, que con el paso de los años ha ido sacando a la calle cada vez a más vecinos vestidos con túnicas y sagum, transformándose en íberos por un día. Como novedad de esta edición, hubo una doble demostración del forjado del hierro en la antigüedad que hizo las delicias de propios y extraños.
Sedeisken se ha convertido en una cita obligada en el mes de septiembre tanto para los interesados en la cultura íbera y en la Historia en general como para quienes se limitan a pasar un día diferente y lúdico conociendo el patrimonio ibérico de la localidad del Bajo Martín.
Centenares de visitantes
De esta forma, ayer pasaron por las calles de Azaila centenares de visitantes procedentes en su mayoría de Zaragoza y del Bajo Aragón, pero también de puntos de Levante y Cataluña apasionados por el "rigor" histórico con que se suelen hacer estas jornadas, según destacó Eva Gil, miembro de la Asociación Cultural Sedeisken.
No en vano, se trabaja con la colaboración y el asesoramiento de arqueólogos que verifican el realismo de las actividades y el resto de la programación.
Uno de ellos es el catedrático de Arqueología, Numismática y Epigrafía de la Universidad de Zaragoza, Manuel Martín, que ayer recibió un homenaje en reconocimiento a toda una vida dedicada a diferentes disciplinas de la Arqueología. Se le entregó una escultura de bronce realizada por el artista local David Castillo. Martín impartió también una charla bajo el título Azaila, un hito a recordar, en la que aportó apuntes históricos sobre el Cabezo de Alcalá, un yacimiento cuya cronología se extiende desde el siglo VII a.C. hasta la segunda Guerra Púnica (218 a.C.), momento en que fue asediado y destruido.
El hierro, protagonista
El propio Castillo participó en el espacio de demostración del trabajo del hierro en la antigüedad en el que también colaboró Nacho Fuertes, herrero especialista en metalurgia de la Protohistoria. Realizaron en sus fraguas diferentes piezas a lo largo del día siguiendo las técnicas y procedimientos de la época íbera. Además, hubo una muestra de armamento y otros utensilios realizados por ellos.
También en el patio del centro de visitantes actuó el grupo recreacionista Athenea Promakhos, que mostró y explicó el armamento cartaginés y dio espectacularidad a la jornada con demostraciones de entrenamientos de guerreros. También se pudo ver a un jinete íbero montando a lomos de su caballo como lo hubiera hecho hace 2.000 años.
Centro de visitantes
Del centro de visitantes salieron cinco viajes de autobús hasta el yacimiento, donde tuvieron lugar sendas visitas guiadas que atrajeron la atención de unas 200 personas.
En el edificio multiusos se pudo visitar la exposición del concurso de fotografía de la Ruta de los Íberos en el Bajo Aragón.
A mediodía se degustó una comida con productos que perfectamente pudieron tomar los íberos. Hubo entrantes con jamón, queso y aceitunas, y carrilleras con setas como plato fuerte.
Los vecinos responden
Un mercado ambientó durante toda la jornada las calles de Azaila. En él pudieron encontrarse productos que ya se comerciaban hace 2.000 años, como cerámica a torno -hubo demostraciones y talleres-, cestería o talla de madera. Para poner la guinda a la jornada, Quintus Teatrae representó una obra de teatro de temática íbera.
Gil valoró el ambiente registrado pese a las rachas de cierzo que estropearon por momentos la fiesta. "Cada año va en aumento la gente del pueblo que se viste con trajes íberos", bien documentados gracias a los talleres de investigación que se celebran durante el año.
En definitiva, la jornada lúdico y cultural fue muy positiva, a pesar del tiempo inestable, para mostrar al público no tanto el Cabezo de Alcalá, "que es conocido por sí mismo", sino para divulgar la cultura íbera, ya que "Roma le suena algo a la gente, pero los íberos son los grandes desconocidos", concluyó Gil.
Autor:Redacción / Alcañiz