El equipo formado por arqueólogos, forenses, familiares y voluntarios de la Asociación Pozos de Caudé que buscaba desde hace una semana los restos de dos víctimas de la represión ejecutadas junto a una paridera en Argente tras el golpe de Estado de 1936, ha conseguido localizar la fosa donde fueron enterrados de forma clandestina hace 80 años por estas mismas fechas. El hallazgo se produjo el lunes cuando dieron con las falanges de un pie y la exhumación dejó ayer al descubierto los esqueletos de dos hombres, uno de ellos perteneciente al alfambrino Lorenzo Martínez Esteban, mientras que se desconoce la identidad del otro
Los análisis de ADN deberán confirmar ahora que uno de ellos corresponde a Martínez, aunque se da por seguro puesto que la persona que los enterró tras su fusilamiento lo conocía a él y se lo comunicó a la familia. Dejó seña del sitio en donde estaban marcando dos cruces con un pico en el muro de la paridera junto a la que fueron ejecutados
Han pasado 80 años desde aquel crimen del que se conoce el nombre de una de las víctimas, mientras que del otro se podría estar sobre la pista para su identificación. La Asociación Pozos de Caudé ha localizado a una familia que desciende de Bueña a cuyo abuelo fusilaron y del que no se supo nada más. Están dispuestos a facilitar su ADN para cotejarlo con los restos óseos aparecidos por si diera positivo
El hallazgo de los cuerpos, cuya búsqueda se prolongaba desde hace una semana y que por la tardanza en encontrarlos había provocado desazón en el equipo, supuso ayer un alivio para todos y en particular para los familiares, puesto que van a poder cerrar por el fin un duelo que permanecía abierto desde hace ocho décadas
A lo largo del día de hoy se espera poder dar por concluida la exhumación y los restos serán enviados al laboratorio para su estudio e identificación. Una vez elaborados los informes forenses y arqueológicos, se entregarán a los familiares para que los puedan inhumar
La primera búsqueda comenzó junto a la tapia de la paridera donde estaban marcadas las cruces y al no hallarlos continuó por un lateral y también en el interior sin que apareciera nada. Finalmente el equipo decidió hacer sondeos mecánicos controlados ampliando el área de búsqueda
El arqueólogo director de la exhumación, David Alonso, explicó que en el cuarto sondeo realizado aparecieron los huesos de un pie a unos 80 centímetros de profundidad. El lugar era donde estaban marcadas las cruces, pero más alejado del muro de lo que se podía esperar
Alonso comentó que pudo deberse a que la persona que sepultó en su día los cadáveres lo hizo de forma clandestina, en lugar de hacerlo junto al muro de la paridera, porque era una servidumbre de paso para el ganado. Haberlo hecho allí hubiera dejado constancia del enterramiento y por eso lo hizo junto al campo de cultivo
La persona que los sepultó, de nombre Pelegrín y fallecido hace décadas, conocía a Lorenzo Martínez porque tenía vínculos familiares y cuando supo del crimen no quiso que los cuerpos quedaran a la intemperie para que no fueran devorados por las alimañanas. Por ello acudió de noche a enterrarlos
La familia de Martínez agredeció ayer su implicación a la Asociación Pozos de Caudé, al equipo de arqueólogos y forenses y a todas las personas que habían colaborado en la exhumación, pero especialmente tuvieron palabras de recuerdo para Pelegrín, por su valentía al ir al lugar del crimen de forma clandestina a enterrar los cuerpos y marcar el sitio con dos cruces para que se supiera dónde estaban
Conocer lo que pasó
El hallazgo de estas dos víctimas de la represión permite reconstruir, de momento, la historia de una de ellas para reivindicar su nombre y su dignidad, Lorenzo Martínez Esteban, nacido en Alfambra en 1898 y teniente de alcalde del Ayuntamiento de Camañas cuando fue asesinado en 1936 por elementos leales a los golpistas
Martínez era agricultor y se fue a trabajar de joven a Camañas, donde conoció a la que sería su mujer, Facunda. Allí se estableció y tuvo tres hijos: una niña llamada Humildad que tenía 10 años cuando fue asesinado, y dos niños, que tenían entonces 7 años y 1 año. El más pequeño todavía vive
Tras el golpe de Estado de julio de 1936, cuyo fracaso en parte del país dio lugar a la guerra civil, Lorenzo Martínez permaneció en Camañas dedicado a sus labores agrícolas, donde trabajaba algunas tierras propias y en otras lo hacía como jornalero. Era teniente de alcalde en el Ayuntamiento y a pesar de la ola de represión desencadenada en los territorios donde había triunfado el llamado alzamiento nacional, no quiso marcharse del pueblo, a diferencia de lo que hicieron otros, porque consideraba que no había hecho nada malo, según recuerda la familia
Fue en torno a tal día como hoy, el 10 de agosto de 1936, aunque la fecha no se conoce con exactitud, cuando fueron a buscarlo a sus tierras y lo metieron en un camión. Todavía pudo ver a su familia en el horno del pueblo, aunque solo le permitieron despedirse del niño pequeño humillándolo cuando intentó hacerlo de los demás. Su suegro sería asesinado dos meses después también dentro de la represión desencadenada por los golpistas
Ejecución
Aquel día se lo llevaron en el camión a Argente, donde vio cómo asesinaban a un hombre que quiso darse a la fuga cuando intentaban prenderlo. Con el otro detenido que iba en el camión fueron conducidos hasta una paridera que se encuentra junto a la carretera que va de Argente a Bueña. Allí los ejecutaron a los dos dejando sus cuerpos junto al muro.
Un pastor que oyó los disparos y lo vio fue quien lo contó. Gracias a eso otro vecino de Argente, Pelegrín, acudió de noche y los enterró para que no los devoraran las alimañas. Se llevó consigo el cinturón y la cartera de Martínez para entregárselos a la viuda
A la familia le hicieron la vida imposible y tuvieron que marcharse refugiados a la Comunidad Valenciana. Al terminar la guerra regresaron pero la situación fue a peor porque les habían quitado todo y acabaron viviendo en Cuevas Labradas
La hija, Humildad, se casó y se instaló en Alfambra, regresando así al pueblo de su padre. Siempre supo dónde estaba su progenitor gracias a lo que había contado el familiar de Argente, y a su hija le pidió que si algún día podían recuperar su cuerpo que lo enterraran con ella
Hace cinco años murió Humildad y la familia contactó con la Asociación Pozos de Caudé para exhumar los cadáveres. A pesar de que la Administración central no cumple con lo establecido por la Ley de Memoria Histórica y ha eliminado la financiación para las exhumaciones, la voluntad de numerosas personas y el empeño de la Asociación Pozos de Caudé ha permitido recuperar a estas dos víctimas de la represión para cerrar un proceso y dignificar a quienes fueron asesinados por ser servidores públicos elegidos democráticamente, como lo fue el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Camañas Lorenzo Martínez Esteban
Autor:Francisco Javier Millán Argente