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26 horas de cine condensadas en 17 fotografías

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Dos escenas de la gran ‘Amanece que no es poco’ condensadas en una misma fotografía

Lo único que le falta a Fotocine es que sus fotografías midan 5x9 metros para tener la sensación de que estamos frente a la gran pantalla de un cine comercial.

Lo único que le falta a Fotocine es que sus fotografías midan 5x9 metros para tener la sensación de que estamos frente a la gran pantalla de un cine comercial. El problema es que, de ser así, no cabrían en la logia del Museo Provincial, donde estarán expuestas durante todo el mes de agosto, y que su impresión se habría comido todo el presupuesto de Teruel Punto Photo 2016.

Fotocine es una de las siete exposiciones que pueden disfrutarse en el contexto del festival que organiza la Sociedad Fotográfica Turolense (SFT), y una de las que en mayor medida da sentido al certamen de 2016, que con el título Secuencias?abunda y profundiza en la relación entre la fotografía y el séptimo arte

La muestra repasa diecisiete grandes películas y las traduce a un sólo fotograma. De forma similar al proyecto que realizó la SFT titulado Fotoliteratura, durante el festival 2011, en el que se recreaban grandes obras de la literatura universal a traves de la imagen fija, en esta ocasión le ha tocado el turno al cine.

El proyecto que ha eclosionado ahora y que por primera vez puede ver el público llevaba ya tiempo cociéndose. Una de las primeras fotografías que tomaron cuerpo está firmada por Gonzalo Montón, y supone un homenaje a una de las grandes películas de la historia, Casablanca (Michael Curtiz, 1942). En la fotografía, que recrea el grano en la imagen y la atmósfera del blanco y negro desvaído de uno de los mejores finales de la historia del cine (y uno de los dos que figuraban en el guión, que se iba escribiendo a medida que se rodaba la película en uno de los rodajes más caóticos de Hollywood);?cuando Rick convence a Ilsa para que le olvide y coja el avión junto a Víctor Laszlow que les saque de Casablanca y les ponga a salvo de los nazis, bajo la atenta mirada del cínico, pero al final bienintencionado, inspector Renault.

La fotografía está tomada en el aeródromo de Caudé, y aunque se hecha de menos la calima de la ciudad africana y el bimotor de los años cuarenta está sustituido por un gran avión comercial a reacción, es casi imposible ver la fotografía de Montón y no reconocer la película de Curtiz.

Otro gran homenaje es el que realiza Ángel Mallén sobre uno de los largometrajes más celebradas de Jose Luis Cuerda, Amanece que no es poco (1989). Esa película, y en concreto la escena final, tiene una estética basada en la temperatura de la luz que es en apariencia inimitable, aunque Mallén lo consigue partiendo de un espectacular amanecer turolense bajo los viaductos de Teruel. En realidad no es un amanecer sino un atardecer, teniendo en cuenta la orientación del sol, pero eso es lo de menos, porque precisamente en Amanece que no es poco el Sol se levantaba por donde le daba la gana.

En un solo fotograma, tomado bajo el Viaducto, Mallén representa dos de las escenas memorables de la película rodada en la provincia de Albacete, aunque la lista de escenas memorales es solo un poco más corta que todo el metraje de la cinta.

Por un lado una chica aparece regando uno de los hombres que crecían en las huertas de surrealista pueblo ideado por Cuerda –un buen remedio contra la despoblación–, al mismo tiempo que Paco Mallén, hermano del autor de la fotografía, aparece ataviado como un Guardia Civil disparando contra el astro rey por no amanecer por donde debiera. En ese justo momento en el que el enorme José Sazatornil estaría gritando aquello de "¡Me cago en el misterio!"

Y como no, Luis Buñuel

En una exposición de fotógrafos turolenses dedicada al cine no podría faltar una referencia al calandino Luis Buñuel. La realiza Conchita Serrano con una imagen que recrea la cena de vagabundos que tiene lugar en Viridiana (1961), que a su vez satiriza la última cena de Jesús y los apóstoles, en la que Buñuel atacaba despiadadamente a la burguesía y su perversidad, a la caridad cristiana y a la propia iglesia católica. En la fotografía, Pedro Blesa actúa a las órdenes de Conchita Serrano representando el mendigo ciego que está colocado en el centro de la mesa, como Jesucristo. Más allá de que el ciego era uno de los arquetipos a través de los que Buñuel representaba la perversión humana, esa escena, que escapó a la censura previa, provocó la prohibición de la película en la España de Franco. Sin embargo esa mismo censura ocasionó por pura ignorancia que su final, otro de los grandes desenlace del cine universal, tuviera todavía más fuerza que el proyectado por Buñuel;?en la última escena Viridiana (Silvia Pinal), que iba para monja, decide completar su proceso anticlericalizante entrando en una habitación donde le espera su primo (Paco Rabal) para mantener, presumiblemente, relaciones sexuales. La censura lo encontró indecoroso y obligó al director turolense a hacer que el ama de llaves (que en la película mantiene relaciones con el hombre) hiciera de carabina entrando también en esa habitación. El resultado es un implícito aunque obvio trío sexual, uno de los primeros de la historia del cine en plena España franquista.

Y así hasta diecisiete, no tríos sino fotografías, la exposición Fotocine proporciona un buen termómetro del nivelazo técnico y artístico de los miembros de la Sociedad Fotográfica Turolense y también un divertimento en el que el espectador puede jugar a identificar cada foto con su película y con la escena recreada

El terrible Freddy Kruger en Pesadilla el Elm Street (Eva Martín), el hostalucho de Norman Bates en Psicosis (Leo Tena), Katniss en Sinsajo (Natalio Casino), la excelente estética de terror gótico de Los Otros (Selma Terzic) Blade Runner (José Cabañas), Despertares (Santi Albertos), Desayuno con diamantes (Nacho Navarro), los parajes helados de Sin Perdón (María Ángeles Pérez), Amelie (Chema Sánchez), Cabaret (Sara Torres), La naranja mecánica (Rubén Javier Gálvez), la sugerente falda voladora de Marilyn Monroe en La tentación vive arriba (Manuel Coll), El Gran Lebowski (Sonsoles Valdivia) o la tenue luz del cartel de Abrahan Lincoln cazador de vampiros (Pedro Blesa) son los títulos que componen la excelente exposición que puede visitarse en la logia del Museo de Teruel durante todo el mes de agosto. ¿Cuál es su preferido?

Autor:Miguel Ángel Artigas Gracia Teruel