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España para principiantes España para principiantes

España para principiantes

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Nuria Andrés

Lo dijo C. Tangana en una de sus últimas canciones parafraseando a Rosario Flores: “¿Cómo quieres que te quiera si no estás aquí?”. 

Esta estrofa que refleja lo espinoso que es el amor en tiempos de pandemia también podría trasladarse a la relación Ayuso-Sánchez en cuanto a la pandemia. Cuando desde el resto del mundo recordaban a la piel de toro que el bichito mataba en una España como en otra, Ayuso seguía sin tomar las medidas pertinentes para controlar la pandemia y se excusaba en que el Gobierno de España olvidaba Madrid, y es que “¿Cómo quieres que quiera a Pedro Sánchez si no está aquí?”

Cuando nadie entendía por qué desde el número 7 de la Puerta del Sol, la presidenta de la Comunidad de Madrid estaba preocupada por los okupas pero no por la falta de médicos, el Gobierno decidió tender la mano e intentar amparar al esperpéntico Madrid que se dibujaba sobre el mapa. Ahí es cuando llegó la siguiente estrofa del trapero madrileño que bien podría estar en boca de la presidenta de la Comunidad de Madrid: “Odio que mis planes no sean tu camino”. Y así era, Sánchez no estaba con el Madrid casposo inventado por Ayuso, y ella no tardó ni un día en sacar de nuevo el hacha de guerra. 

Mientras en la capital se debate si los derechos fundamentales los determina tu código postal o son iguales para todos los ciudadanos, en Suiza, los titulares se preguntan si España no se estará convirtiendo en el Zimbabue europeo, un estado fallido con un panorama político “demasiado inestable”. 

Y es que en un cuento infantil inglés ya nos enseñaron la importancia de construir una casa sólida de piedra, porque ni una casa de paja ni otra de madera sin el personal sanitario necesario aguantan la embestida de un virus tenaz y perseverante.

En Teruel, octubre empezó luchando por deshacerse de esa sanidad de paja con un hospital anticuado y, hace tan sólo unos días, Diego de Marcilla tenía que irse de la capital para mejorar su posición económica y poder casarse con Isabel. Al parecer, hace ocho siglos, en Teruel no podía tener aspiraciones y debía emigrar. Isabel se quedaba esperándolo. Actualmente, no es posible imaginar una historia similar, Isabel no aguardaría a que volviera ningún hombre y el resultado sería que emigrarían ambos porque Teruel sigue siendo la España abandonada y vaciada.