Fortanete se llena de los recuerdos de Manuel Orea convertidos en pintura
El artista mostró varias de sus obras en la que fue su segunda exposición en el puebloManuel Orea aprovecha en una exposición realizada a principios de julio en Fortanete una de las grandes virtudes de la pintura, que no es otra que la de poder plasmar de forma permanente momentos de nuestra vida. De esta forma podemos recorrerlos una y otra vez con nuestra retina sin temer que nuestra mente los vaya olvidando. De esta manera, Orea, aprovecha en esta serie de cuadros para revivir una infancia pasada en esta localidad, así como la historia y entornos del pueblo.
Esta exposición, que coincidió este mes con las festividades de San Cristóbal del municipio, sirvió para dar cabida al trabajo de un artista que, a pesar de ser natural de Zaragoza, se considera “casi como de Fortanete, mi madre era de allí y yo estoy por allí siempre”.
Además, también se trata de una oportunidad para Orea de dar rienda suelta a una pasión que nació desde la juventud. “Empecé a pintar alrededor de los dieciocho años e incluso tenía intención de trasladarme a Montmartre en París, durante aquellos años uno tiene unos sueños un poco locos”. Pese a esos delirios de juventud y debido a la dificultad para hacer de la carrera de pintor un empleo estable, su trayectoria profesional posteriormente se desvió de la pintura para acabar recalando en el mundo de la publicidad. “Al final me di cuenta de que aquello no daba para comer, entonces tuve que desviar mis aptitudes artísticas hacia algo más comercial como es la publicidad, que es donde he estado trabajando durante cuarenta años”. Sin embargo, ahora la jubilación le ha “permitido el lujo de pintar, porque ya no necesito venderlos para comer y he vuelto a mis aficiones”.
El evento, no es el primero dedicado por parte del pueblo a Orea, pues hace dos años ya contó con su primera exposición, coincidiendo con las fiestas de la juventud en verano. En este caso, la temática que rodeaba a la misma hacía a las obras “más propias del pueblo, más tradicionales”, según su autor, quien valora además la acogida en el pueblo positivamente.
A través de estas pinturas, Orea ha aprovechado la oportunidad para realizar un pequeño viaje en el tiempo y rememorar algunas fases de su infancia. El artista, de 72 años, señala que algunas de estas imágenes recogen “vivencias de cuando era niño, cuando iba mucho al pueblo”. Para ello, él señala como un buen ejemplo la obra de Trillando en la era, la cual “es una estampa típica del pueblo de hace cincuenta o sesenta años”.
Sin embargo, no todo este espacio fue dedicado a la nostalgia, sino que también aprovechó para recuperar elementos propios de la historia de la zona. En uno de sus cuadros expuestos aparece el Castillo del Cid. Se trata de una construcción situada a tres kilómetros de Fortanete que está considerada “el castillo de la Provincia de Teruel más antiguo en cuanto a ruinas, pues apenas quedan tres torretas y un par de lienzos”, comenta el artista. De esta manera, él aprovecha la ocasión para mostrar este emblema del pueblo, porque “parece que nadie se acuerda de que pudo estar el Cid por esa zona”.
En esta misma línea, Orea también recoge, en uno de los cuadros más llamativos de esta exposición, un episodio histórico acontecido en la localidad que ha caído en el olvido, la Batalla de Fortanete. Este evento, que se produjo en 1836 durante la primera Guerra Carlista, tuvo lugar a apenas dos o tres kilómetros del pueblo. Esta escena también ha sido recogida por los trazos de este pintor en un intento de “rememorarla”.
En estas obras, todas ellas enraizadas en esta localidad turolense, también hay espacio para la reivindicación. Un ejemplo es su representación del río que pasa por Fortanete, el cual estaba antiguamente bautizado con el nombre del pueblo, aunque actualmente esto ha cambiado. “Ahora se llama Pitarque cuando eso no puede ser pues su nacimiento está aguas más abajo”. En definitiva, asegura que con sus cuadros intenta “reivindicar la historia del pueblo”.
Además de sus distintas temáticas, en sus obras también hay cierta predominancia de los retratos, los cuales constituyen el género que a Orea más le gusta personalmente. “Siempre me ha gustado mucho el dibujo y la figura. Entonces, el retrato requiere no solamente una buena técnica sino ese parecido, que la persona se reconozca. Por eso suelo hacerlos”.
Aún con esta variedad, sus cuadros encuentran otro punto en común en su técnica, pues Orea se confiesa un devoto del óleo. “He practicado otras técnicas pero el óleo es lo que más me llena, para mí es la técnica rey. Aunque también hay otras interesantes como las acuarelas que también las he practicado”. Además, sus obras son, en su gran mayoría, originales. “Yo tengo una parte de réplica de los grandes maestros porque siempre se aprende copiándolos, pero la mayor parte de lo que hago y todo lo que se refiere a Fortanete es de nueva creación”.
Otro de los puntos de conexión entre todas estas pinturas es un estilo común, que se caracteriza por representar escenas costumbristas con un tono bucólico. “Mi tipo de pintura es realista, incluso rozando el hiperrealismo”, añade un autor que, consciente de sus habilidades y sus limitaciones asegura que sus obras “unas veces salen mejor y otras peor, pero normalmente las que presento suelen estar bastante bien técnicamente”.
Esta exposición no supone, sin embargo, una excusa para detenerse a mirar sus obras, pues no tiene ninguna intención de dejar a un lado la pintura y actualmente se encuentra trabajando en “una vista de Santa María de la Peña”, un espacio de la provincia de Huesca. “Yo no paro, sigo pintando. Afortunadamente tengo tiempo y mi dedicación es la pintura”, concluye Orea.