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El Consejo de Gobierno de Aragón aprobará el 4 de julio el decreto de creación del Museo de la Guerra Civil El Consejo de Gobierno de Aragón aprobará el 4 de julio el decreto de creación del Museo de la Guerra Civil
Recreación virtual de cómo serán los espacios expositivos del Museo de la Guerra Civil en Teruel. DHIGECA/BCQ

El Consejo de Gobierno de Aragón aprobará el 4 de julio el decreto de creación del Museo de la Guerra Civil

Teruel tendrá un centro museístico para aprender y reflexionar sobre nuestra historia reciente
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Teruel, Aragón, España y el mundo van a tener por fin un Museo de la Guerra Civil como corresponde a un hecho histórico de proyección internacional y que, como prolegómeno de la II Guerra Mundial, marcó un antes y un después en la historia del siglo XX. El Consejo de Gobierno tiene previsto aprobar el próximo 4 de julio el decreto de creación de este museo, que será el primero dependiente del Ejecutivo aragonés en la provincia de Teruel. El lugar estará planteado como un espacio que va mucho más allá de la concepción tradicional de un museo para albergar objetos, puesto que será un sitio pensado para el aprendizaje, el conocimiento y, lo más importante, la reflexión sobre nuestra historia reciente.

La Guerra Civil es la mayor tragedia vivida por la sociedad española durante el pasado siglo y Teruel uno de sus referentes puesto que en la capital turolense se desarrolló una de las batallas más cruentas del conflicto entre finales de 1937 y principios de 1938. En esas semanas, Teruel ocupó las portadas de la prensa mundial. 

Nunca antes ni después la ciudad ha alcanzado la proyección internacional que tuvo durante esos trágicos días en los que se combatió cuerpo a cuerpo, avanzando puerta a puerta, y que dejó el casco urbano completamente en ruinas como pudo apreciarse recientemente en una exposición del Museo de Teruel. Muestra que por cierto amplió los días que estuvo abierta debido al gran interés que siempre han suscitado todas las actividades relacionadas con la Batalla de Teruel y la Guerra Civil.

El Museo de la Guerra Civil lo acometerá el Gobierno de Aragón tras haber actualizado un primer anteproyecto que la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad Autónoma encargó hace una década. Su principal artífice, el profesor de didáctica de la Universidad de Barcelona Joan Santacana, fue quien elaboró entonces las primeras propuestas y quien las ha desarrollado ahora que por fin este centro va a ser una realidad.

Junto a Santacana están participando expertos de reconocido prestigio internacional, puesto que en la comisión asesora del centro, que preside el doctor en Historia Social y del Pensamiento Político, Javier Paniagua, figuran expertos de gran prestigio como Stanley Payne y Paul Preston.

El proyecto de cómo será el centro pudo conocerse hace unos días de la mano de Santacana y Paniagua, así como del arquitecto Toni Casamor, que se ha encargado de diseñar el edificio que acogerá el museo en el espacio cedido por el Departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda en la avenida Zaragoza, entre el hospital San José y un supermercado.

De esta manera se han visto implicados tres departamentos de la DGA. Por un lado está la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, que es de la que dependerá el museo dentro de su red museística, y que hasta la fecha no tenía ninguno en Teruel. 

Depende de este departamento no solo por su vertiente cultural sino también por la educativa, ya que el centro aspira a ser un espacio de aprendizaje e información sobre la guerra civil ajeno a cualquier dogma. Lo que se busca es dotar a la ciudad de un centro expositivo de interés no solo para la capital, la provincia y la Comunidad Autónoma, sino para toda España y el mundo dada la trascendencia histórica y social que tuvo esta contienda entre 1936 y 1939. 

Como dijo la consejera de Educación, Mayte Pérez, cuando se presentó hace dos semanas, será un centro “emblemático” que “trascenderá” los límites territoriales y que será una “referencia nacional e internacional”. Supondrá una inversión estimada de 8,7 millones de euros y la intención es licitarlo este año para que las obras sean una realidad el próximo.

Es un proyecto ligado a su vez a la consejería de Presidencia, que durante esta legislatura ha impulsado la Ley de Memoria Democrática y cuyo titular, Vicente Guillén, dijo en la presentación que sería un “museo de la paz” para promover la convivencia y tolerancia y que nunca más pasara lo de 1936.

Y a su vez está vinculado también al Departamento de Vertebración del Territorio, no solo porque el solar donde se va a construir es suyo, sino porque las competencias de turismo pertenecen a esa consejería y este nuevo museo va a suponer un nuevo revulsivo turístico para Teruel.

El museo, cuyo decreto de creación se aprobará la próxima semana, será un lugar para conocer y para aprender sin dogmatismos, donde el visitante recibirá la información de lo que pasó entre 1936 y 1939 y será él mismo quien se haga una composición de lugar a partir de su propia reflexión.

Cuando se presentó el proyecto ante las instituciones turolenses y los agentes sociales, el profesor Santacana utilizó la metáforma del retrovisor que llevan los coches, por el que los conductores miran atrás. El museo será lo mismo, un retrovisor para conducir hacia el futuro, donde se reconstruirá lo que pasó huyendo los “mitos” que unos y otros han construido en torno a la contienda.

Será un lugar en el que los objetos “hablarán” a los visitantes, según Santacana, para que los mismos se adentren en esa época terrible en la que no solo España, sino todo el mundo, retrocedió en brutalidad hasta límites que a los propios contemporáneos les parecían inconcebibles. Por ese motivo el museo será el “guardián de las memorias”, en plural, porque la memoria es personal y son muchas las que hay. Ese es el objetivo, “agitar las memorias”.

El edificio que ha diseñado Toni Casamor no es solo un continente para albergar la memoria, sino un espacio para que quien lo visite se sumerja en una experiencia. Y se sumergirá literalmente, porque entrará a través de una rampa de acceso hacia abajo, como si entrara en una trinchera.

La tierra ligada a la identidad

Casamor ha tenido en cuenta la tierra como un elemento de identidad de un territorio, y en Teruel lo es, puesto que sus monumentos históricos se han nutrido de ese material en su construcción para elevarse hacia los cielos como sucede con las torres mudéjares.

La idea, según el arquitecto, es que la guerra civil fue un conflicto sumido en el sufrimiento, el sudor, la sangre y las lágrimas por su apego a la tierra, donde la población civil fue la principal víctima. En el caso de Teruel, además, sufrió por partida doble bajo los dos ejércitos. Por eso Casamor ha querido conformar el museo como si fuera una excavación para que el visitante encuentre un espacio dentro de la tierra donde el tiempo no se detiene, algo de especial interés para que el mensaje llegue a la gente.

El museo, con una superficie inicial de entre 3.500 y 4.000 metros cuadrados, se conformará a través de un edificio longitudinal muy alargado y un edificio más pequeño a su lado, que divide el espacio comprendido entre la zona de aparcamiento y el jardín interior donde se ubicará un memorial. El espacio exterior estará dedicado al recuerdo y el interior a informar sobre la guerra.

El acceso se hará por una rampa situada entre los dos edificios, por lo que la entrada se hará por la planta baja, la subterránea, la que se adentra en la tierra, lo que liga a las personas al territorio y a su identidad. Allí habrá un vestíbulo que conducirá a la exposición permanente y a la sala de muestras temporales así como a un auditorio. El museo funcionará con tres plantas y el último nivel será de retorno, donde estará el centro de documentación y la parte de la actividad comercial.

El museo será algo vivo por lo que al Ejecutivo aragonés le gustaría que contase también con un instituto de investigación, según apuntó el consejero de Presidencia, Vicente Guillén, además de ser un espacio abierto a todo tipo de actividades permanentes.

El autor del proyecto arquitectónico concibe en una primera fase la construcción del edificio principal y el secundario junto al jardín donde estará el memorial, pero de cara a ampliaciones apunta hacia una posible segunda fase con la restauración de los edificios que hay al fondo del solar.

La perspectiva de los civiles

El Museo de la Guerra Civil y la Batalla de Teruel será un museo de la gente y para la gente, según los expertos que están trabajando en el mismo. Joan Santacana asegura que la guerra es el escenario pero el objetivo no serán solo las batallas ni las estrategias militares, ya que lo que interesa es ver el conflicto desde la perspectiva de la población civil.

Por ese motivo, el museo deberá garantizar que los objetos y las memorias que albergue se puedan legar a generaciones futuras. La intención es que las zonas ajardinadas puedan albergar materiales pesados de la guerra como acorazados y tanques que conserva el Ejército español, mientras que la zona cubierta ofrecerá diferentes módulos expositivos.

Esos bloques emplearán recursos museográficos modernos, en los que las nuevas tecnologías tendrán un gran peso, para mostrar la guerra civil en su contexto nacional e internacional, porque en esta contienda se enfrentaron dos ideas sobre España y el mundo, de ahí que fuera un prolegómeno de la II Guerra Mundial. Otra parte mostrará lo ocurrido en la Batalla de Teruel.

Además, el visitante encontrará un gran mapa de espacios dedicados a la memoria en Aragón y España, convirtiéndose así en centro de referencia.