

Andrés Chueca, ganador del concurso de guiones de las Bodas de Isabel: “En un guion teatral todas las frases que se dicen son claves para la acción final”
Andrés Chueca ha ganado el concurso de guiones convocado por la Fundación Bodas de Isabel para introducir una nueva escena en la recreación medieval de febrero. El requisito solo era crear una escena con personajes vinculados a la leyenda. Y eso es lo que ha hecho Chueca en su trabajo La carta, donde relata cómo un mensajero moribundo llega a la villa de Teruel con el objeto de entregar una misiva a Isabel de Segura. No es la primera vez que Chueca gana un concurso convocado por la Fundación. En 2008 su cartel para anunciar Las Bodas fue elegido como el mejor.
-Ganador en 2008 con su cartel y ahora repite con el cartel, ¿se ha presentado más veces a este concurso?
-Al del cartel no me he presentado más veces después de ganar por pudor, pero sí que me apetecía probar en el del guiones aunque no lo he hecho hasta este año. Soy guionista de cine, acabo de dirigir un corto y me enteré de este concurso en un portal de escritores. Como eran pocas páginas, aunque el tiempo era justo me animé, porque conocía la historia, ya que me documenté para el concurso anterior. Tenía los personajes claros y decidí presentarme.
-Entonces ¿tenía en la memoria todo el material que había recopilado para hacer el cartel hace años?
-Soy de Zaragoza y como aragonés, no soy ajeno a la historia de los Amantes, además de haberme documentado para cuando presenté el cartel. La sigo cada año en televisión y me apetecía participar en este concurso. Además, me gusta mucho la época medieval.
-Usted es guionista de cortos pero para este guion ha tenido que tener especial cuidado con el lenguaje. ¿Cómo ha sido ese proceso?
-Para documentarme estuve leyendo mucha lírica de la época. Encontré una cita que quise introducir en el guion que dice: “Bien quiere el viejo, ay madre mía, bien quiere el viejo a la niña”. Aquí ya estoy apuntando un poco la diferencia de edad de Pedro de Azagra y de Isabel, que aparecen en la escena que he escrito. Me he introducido en estos mundos porque me encanta la Literatura. Un guion para un cortometraje es básicamente técnico, no es literario para nada. Se describe lo que pasa y se introducen unos diálogos. Solo es para indicar lo que pasa. Pero un guion teatral de una época diferente como la medieval se tiene que adornar y recrearse. Es algo que ocurre en un solo espacio y los personajes tienen que tener entidad propia, proyectar la voz y que las frases que digan sean claves, que no sean paja, porque todas van a ir llevando la acción hasta un clímax final.
-En su guion además ha querido guardar una sorpresa para el final. ¿Cómo se llega hasta ella?
-Para hacer el guion me pregunté si Diego habría tratado de contactar con Isabel durante los cinco años que estuvo alejado de ella. El guion cuenta que hasta la villa de Teruel llega un mensajero moribundo con la intención de entregar una carta a Isabel. En la escena, el público no conocerá hasta el final quién es el personaje al que le da esa misiva. El peor al que se la podía dar y que luego tendrá una gran transcendencia en los hechos que acontecen en el resto de días. Quería jugar con el espectador virgen que viene por primera vez a estas Bodas y también con el hecho de que cambian cada año los actores que interpretan a cada personaje lo que nos permitirá mantener la sorpresa hasta el final.
-¿Existe una contraposición entre la lealtad del mensajero moribundo, que le prometió a Diego que le traería la carta a Isabel, y la traición de ese personaje principal?
-Es un contraste entre el yin y el yang, el bien y el mal, el negro y el blanco. Me gustaba ese contraste entre la falsedad de ese personaje tan shakesperiano de Pedro de Azagra y el del mensajero que muere en la villa de Teruel tras entregar la carta.
-Usted ha entregado el guion a la Fundación Bodas de Isabel, que se ha comprometido a llevarla a escena. Como guionista, ¿le cuesta dejar los guiones para que los dirijan otros?
-Cuando se escribe un guion siempre lo imaginas, pero luego es una sorpresa verlo porque cuando no lo diriges ni participas en los ensayos, se va virgen completamente a ver la representación, porque además cada actor es un mundo e influye mucho en la interpretación. Muy pocas veces los guionistas noveles escriben sus propias historias, lo que pasa es que en España es habitual que los guionistas dirijan sus textos, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos. Los guionistas aprendemos desde el principio a que el guion es para que lo dirija otra persona. Una vez que alguien se compromete a llevarlo a cabo tienes que darle libertad para que le dé su visión.